La respuesta a una oración ferviente
Cada mañana un agricultor próspero oraba fervientemente a la hora del desayuno familiar a favor de los pobres de la villa en que vivía, pero él nunca hacía nada para ayudar a los pobres.
Una mañana, después de terminar su oración usual por los pobres y destituidos, su pequeño hijo le dijo: «Lo siento, papá. ¡Me gustaría tener tu granero de maíz!».
El padre le preguntó: «¿Por qué, hijo mío?».
El niño respondió: «¡Porque entonces yo mismo podría responder tu oración!».
Autor Desconocido. Traducción por Moisés Pinedo – Derechos de traducción © 2021 por www.ebglobal.org.