¿Puedo regresar a casa?
Un joven nervioso que estaba sentado en un tren miraba preocupado por la ventana. Un predicador que estaba sentado cerca le dijo: «Veo que estás preocupado. ¿Pudiera ayudarte?». El joven le contó que había dejado su hogar sin el consentimiento de sus padres, y que ahora quería regresar a casa. También le dijo que había escrito a sus padres dos semanas atrás, pero que no había recibido respuesta. Dijo que después de eso escribió a su madre para decirle que a él le gustaría que, si ellos estaban de acuerdo en que regresara a casa, ataran un pañuelo blanco en el manzano que estaba frente a su casa para que él lo viera cuando el tren pasara por allí. El joven se preguntaba con temor si es que el pañuelo estaría allí.
El predicador le dijo: «Cierra tus ojos, y yo miraré si es que el pañuelo está allí. Cuando el tren se acercó, el predicador miró el manzano. El joven le preguntó: «¿Puede ver un pañuelo en el árbol?». El predicador respondió: «No solamente veo un pañuelo en el árbol, ¡sino un pañuelo en cada rama del árbol!».
—Autor Desconocido