Sangre para Su Hermana
En su libro, Escrito en Sangre, Robert Coleman cuenta la historia de un pequeño niño cuya hermana necesitaba una transfusión de sangre. Ella tenía la misma enfermedad de la cual el niño se había recuperado dos años atrás, y su única oportunidad de sobrevivir era una transfusión sanguínea de su hermano, quien tenía el mismo tipo de sangre.
El doctor preguntó al niño: “¿Darías tu sangre a María?”. Juan dudó, y sus labios comenzaron a temblar por un momento; pero luego sonrió y dijo: “Seguro. Lo haría por mi hermana”.
Los dos niños fueron llevados a la sala del hospital. María estaba pálida y delgada; Juan estaba robusto y sano. Ninguno hablaba, pero cuando cruzaron las miradas, Juan sonrió. La sonrisa de Juan se desvaneció cuando la enfermera insertó la aguja en su brazo y su sangre comenzó a fluir por el tubo al cuerpo de su hermana. El cuarto permaneció en silencio hasta que la mala experiencia terminó.
Luego Juan preguntó al doctor: “Doctor, ¿cuándo moriré?”. El doctor quedó pasmado al entender por qué el niño había dudado y temido, como también al darse cuenta de que en tal tiempo corto el niño había tomado la decisión de hacer el sacrificio más grande por su hermana.
—En Ben Patterson (2005), El Me Ha Hecho Feliz [He Has Made Me Glad] (Downers Grove, IL: InterVarsaty). p, 61, adaptado.