Adoración incómoda

Resumen

La adoración cristiana debe moldear nuestra vida espiritual y afectar nuestro corazón, proceder y camino en la vida.

El salmista instó: «Venid, aclamemos alegremente a Jehová; cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación» (Salmos 95:1). Los cristianos son la iglesia. La palabra «iglesia» viene del griego ekklesia, que significa «asamblea». Cumplimos más sublimemente nuestro rol como iglesia cuando nos reunimos como asamblea para adorar a Dios. Por esta razón la idea de ser «un cristiano que se queda en casa» es una contradicción de términos. Esa no es la manera en que Dios diseñó el cristianismo.

Cuando consideramos la adoración del Nuevo Testamento, vemos lo simple que era y la manera en que unía a los cristianos. Por otra parte, nuestra sociedad moderna glorifica la comodidad. Hacemos de esta un ídolo al anunciar: «Sea parte de la iglesia de su elección». Pero la adoración es contraria a este tipo de enfoque. La adoración no es para dividirnos, sino para unirnos. Pablo criticó a la iglesia en Corinto ya que sus miembros estaban dividiéndose debido a la Cena del Señor. Él también criticó indirectamente a nuestra sociedad moderna cuando escribió en el contexto de la adoración: «pero hágase todo decentemente y con orden» (1 Corintios 14:40).

La adoración molda nuestra vida espiritual y afecta nuestro corazón, proceder y camino en la vida. En la adoración, humillamos nuestros corazones a la voluntad de Dios, como también a Sus mandamientos y organización para la iglesia.

Aquí está una pregunta en la cual meditar. ¿Cómo infunden los cinco actos de adoración amor sacrificial en los corazones de nosotros, los adoradores? Otra pregunta es: ¿Cómo nos ayuda cada acto de adoración a conformarnos a la imagen de Cristo? David exclamó: «Yo me alegré con los que me decían: a la casa de Jehová iremos» (Salmos 122:1). Yo recuerdo el tiempo en que los que dirigían la oración se arrodillaban al orar. Esa era una postura física que ilustraba la postura que el corazón debe tener: humildad.

La adoración también es importante para nuestra misión como cristianos: el evangelismo. En 1 Corintios 14:20-25, Pablo señaló que los que no son cristianos y que entran a nuestra casa de adoración deben ser influenciados por la adoración. Así que, si un visitante asiste a nuestra adoración y no puede ver el gozo con el cual deberíamos alabar a Dios (1 Pedro 1:8), entonces debemos analizar nuestros corazones y relación con Cristo.

La adoración está casi completamente dirigida a Dios. Nuestra sociedad moderna ha cambiado el enfoque en el hombre, para agradarlo, para atraer sus emociones, para hacerle sentir «éxtasis espiritual». Desde luego, esto no tiene el poder de cambiar al hombre. Pero si involucramos nuestros corazones en la adoración y seguimos el patrón de Dios, como Él lo diseñó, entonces reflejaremos la humildad que fue un componente clave de la naturaleza de Cristo.