¿Cómo Enfrenta a Sus Gigantes?

Cuando el enemigo rodeó a un capitán de la marina y a sus hombres, el capital dijo: “Compañeros, el enemigo nos ha rodeado; ¡no permitan que ninguno de ellos escape!”.

Cada uno de nosotros tiene sus “gigantes” en la vida, es decir, retos, pruebas y problemas. ¡Pero la diferencia entre aquel que se da por vencido y el que vence es la actitud! La actitud importa; es “altitud”. Pero si quiere tener éxito (altitud) en la vida, debe tener la actitud correcta. ¿Cómo enfrenta a sus gigantes?

Goliat era un filisteo gigante de Gat (1 Samuel 17). Se estima que tenía nueve pies de alto, mientras que David era incluso demasiado joven para ser parte del ejército de Israel. La armadura de Goliat era masiva. En cada aspecto, él intimidó a los israelitas, incluso al Rey Saúl, quien supuestamente era un guerrero muy valiente.

Cuando Goliat pronunció su reto—que el ganador sería el amo del otro, “Saúl y todo Israel…se turbaron y tuvieron gran miedo” (1 Samuel 17:11). No hubo confianza en Dios; no hubo fe; no hubo optimismo. ¿Es esa la manera en que usted enfrenta a sus gigantes?

En realidad, esa es la manera en que los incrédulos enfrentan a sus gigantes. Por 40 días, Goliat retó al ejército del Dios vivo, y tal ejercito actuó como si su Dios estuviera muerto. “[E]l ejército salía en orden de batalla, y daba el grito de combate” (vs. 20). Ellos estaban haciendo mucho ruido, ¡pero no estaban logrando nada! “Y todos los varones de Israel que veían aquel hombre huían de su presencia, y tenían gran temor” (vs. 24).

David se presentó en la escena, siendo pequeño en estatura pero grande en fe. Cuando los soldados de Israel vieron a Goliat, pensaron: “¡Él es muy grande; no podremos matarle!”. David miró a Goliat y aparentemente pensó: “¡Él es muy grande; no hay manera de no dar en el blanco!”.

David tuvo coraje—una palabra que viene de la palabra latina para “corazón”. Él dijo al Rey Saúl: “No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo” (vs. 32). David tenía un corazón valiente.

Una razón por la cual David tuvo coraje fue porque recordó lo que Dios había hecho por él en el pasado. “Jehová, que me ha librado de las garras del león y de las garras del oso, él también me librará de la mano de este filisteo” (vs. 37). David tuvo ánimo en pensar que Dios lo haría nuevamente.

David también tuvo fe. Él no había visto a Dios matar a un gigante por medio de sus manos, pero creía que Dios lo haría. Él dijo a Goliat: “Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel” (vs. 46).

Coraje; ánimo; fe. Dios recompensó la fe de David con una bendición. Hizo que Goliat cayera a causa de una piedra de la honda de David (vs. 49). Dios dio energía a David. Fue entonces que todo el ejército de los filisteos huyó con temor (vs. 51).

¿Cómo debe enfrentar a sus gigantes? Con coraje, ánimo, fe y energía (CAFE). La próxima vez que tome una taza de café, recuerde que puede conquistar sus gigantes a través de la fuerza del Dios Todopoderoso.