Cuando caiga, levante algo

Resumen

Aunque los cristianos podemos caer en algún momento, debemos levantarnos y elevarnos a alturas espirituales mayores.

Me gustaría haber sido el que escribió este proverbio, pero no lo soy. El mensaje que contiene es profundo. La realidad es que todos tropezaremos o caeremos en nuestro camino con el Señor. Aunque no debemos excusar nuestras fallas, podemos transformarlas en lecciones positivas para nuestro futuro. Debemos aprender de nuestros fracasos si es que queremos ser más fuertes y servir fielmente. Pedro es un ejemplo en este aspecto.

Cuando leemos en cuanto a su vida en los evangelios, vemos a un hombre que era muy dedicado, pero también vemos a un hombre que careció de sabiduría en algunas circunstancias, y esto previno que aprovechara adecuadamente su dedicación. Frecuentemente él hizo declaraciones atrevidas o realizó acciones imprudentes, y estas cosas le causaron problemas. El Señor tuvo que corregirlo cuando él determinó inflexiblemente que no permitiría que Jesús fuera maltratado o muerto (Mateo 16:21-23). Aunque tuvo buenas intenciones, si Pedro se hubiera salido con la suya, la misión necesaria de Jesús no hubiera sido cumplida. Otro ejemplo en el que Pedro hizo declaraciones que no pudo cumplir fue cuando prometió que, a diferencia de los otros apóstoles, él nunca negaría a Jesús en Su momento de sufrimiento (Mateo 26:30-35). Una vez más, el Señor corrigió el error de Pedro en cuanto a la jactancia de su propia fortaleza.

Cuando llegó el tiempo del proceso de Jesús, Pedro actuó de la manera en que Jesús había predicho que lo haría. Pedro pensó que tenía la fortaleza de permanecer fiel al Señor incluso si a todos los demás les faltara las fuerzas. En Juan 21:15-19, Jesús hizo que Pedro cursara una etapa de entrenamiento duro pero productivo. Cuando le preguntó tres veces diferentes si Lo amaba, Pedro se sintió humillado y tal vez decaído. Sin embargo, este fue el catalizador que propulsó a Pedro a alturas espirituales que nunca hubiera conocido de no ser por las palabras duras del Señor. No es una sorpresa que él después animara a los cristianos esparcidos a humillarse bajo la mano poderosa de Dios, para que Él los exalte en el tiempo debido (1 Pedro 5:6).