¿Es la membresía en la iglesia esencial para la salvación?

Resumen

Algunos creen que, ya que muchas personas buenas no pertenecen a ninguna iglesia, entonces la iglesia no es necesaria.

Ya no se considera con respeto la membresía en la iglesia.

Ahora menos personas son miembros de la iglesia que en las generaciones previas. Sin embargo, Dios no ha perdido el interés en la iglesia. Allí es donde Él ha decidido bendecir a Su pueblo con toda bendición espiritual (Efesios 1:3).

La Biblia enseña que la membresía en la iglesia es esencial, pero no enseña que la membresía en una denominación es esencial o aceptable. Antes de que descarte este artículo como dogmático y piense que su autor debería ser marginado, excluido, excomulgado o ridiculizado, considere algunos puntos.

La salvación—el regalo de Dios según los términos de Dios

La gente cree que, ya que hay muchas personas buenas que no pertenecen a ninguna iglesia, entonces la iglesia no es necesaria. La pregunta es: «¿Es la moralidad equivalente a la salvación?». Ser bueno no salva a nadie—sea en la iglesia o fuera de la iglesia. Cornelio tenía moralidad alta, pero necesitó a Cristo para ser salvo (Hechos 10).

Las opiniones humanas no tendrán relevancia cuando Dios dé la sentencia (Mateo 25:31-33; Juan 12:48; cf. 2 Reyes 5:11). La razón humana generalmente contradice la sabiduría divina. Dios dijo: «Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos [...]. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos» (Isaías 55:8-9).

Solamente Dios puede salvar (Isaías 59:1-2; Jeremías 10:23; Juan 14:6). Él dio Su Palabra para que sepamos en cuanto a la iglesia, y dio a Su iglesia para que sepamos en cuanto a Su Palabra (Efesios 3:10). La Biblia es el mapa al cielo (Juan 14:1-4; 2 Timoteo 3:16-17).

La membresía de la iglesia—la prerrogativa de Dios

La gente habla en cuanto a unirse a la iglesia, pero esta no es la manera en que la membresía funciona. Un estudiante no puede decir: «Creo que me uniré a la Sociedad Honorífica Nacional». Un jugador de béisbol no puede decir: «Me uniré al equipo de Estrellas este año». Primero se debe ser calificado e invitado.

El pecador no puede unirse a la iglesia por sí mismo. Dios añade a sus miembros. «[E]l Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos» (Hechos 2:47). Solamente Él determina la membresía (Hechos 4:12; Colosenses 1:18). Ninguna congregación en la Biblia (ni siquiera los apóstoles) votó para que alguien llegara a ser miembro de la iglesia.

Alguien pudiera decir que la frase «Únase a la iglesia» simplemente significa escoger a una iglesia en su área. Es cierto que los cristianos deben encontrar una congregación del pueblo del Señor con la cual adorar y trabajar. Además, llegar a ser miembro de una denominación local no es lo mismo que llegar a ser miembro de la iglesia de Cristo.

No se usará las listas de membresía de las iglesias humanas para determinar la entrada al cielo, sino que Jesús consultará el Libro de la vida del Cordero (Apocalipsis 20:12). Muchos que son parte de una iglesia se sorprenderán al darse cuenta de que no estaban en Su libro (Mateo 7:23).

La membresía de Cristo—la membresía de la iglesia

Si alguien puede ser salvo fuera de la iglesia, entonces también puede ser salvo fuera de Cristo; pero lo cierto es que se debe estar en Cristo para ser salvo (Juan 14:6; Hechos 4:12). «Estar en Cristo» es estar en Su cuerpo (Efesios 1:22-23), y «estar en Su cuerpo» es estar en la iglesia (1 Corintios 12:13; 2 Timoteo 2:10). Se debe estar en la iglesia para estar en Cristo (Efesios 5:23-27), y es imposible estar en Cristo sin estar en la iglesia.

Ya que estar en Cristo es lo mismo que estar en la iglesia, nadie puede ser salvo fuera de la iglesia de Cristo. Sin embargo, la iglesia no es el Salvador; Cristo lo es (Efesios 5:23).

El sermón de Pedro en el día de la inauguración de la iglesia (Hechos 2) muestra que la salvación y la membresía de la iglesia son eventos simultáneos.

  • Pedro convenció a muchos de que ellos habían matado al Hijo de Dios, a Quien Dios había levantado de los muertos (2:22-36).

  • Ellos desearon perdón y salvación, y preguntaron: «¿qué haremos?» (2:37).

  • Pedro respondió: «Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo» (Hechos 2:38).

  • Aquellos que recibieron su palabra fueron bautizados, y «se añadieron aquel día como tres mil personas» (2:41). Subsiguientemente, «el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos» (2:47).

Por ende, la iglesia es donde Dios pone a toda persona que salva. El mundo está bajo condenación (Juan 12:31; 1 Juan 5:19), así que Él transporta a la persona que salva al reino de Su Hijo (Colosenses 1:13), un lugar donde no hay condenación (Romanos 8:1). Tanto la remisión y la membresía ocurren al tiempo del bautismo del creyente penitente. Dios añade el nombre de Su nuevo hijo al Libro de la vida al momento de su nuevo nacimiento (Juan 3:3, 5; Filipenses 4:3).

Considere esto de manera lógica. Si Dios añade a todos los que salva a la iglesia de Su Hijo, entonces los cristianos son miembros de la iglesia, y no hay gente salva fuera de la iglesia ya que solamente Dios salva (Juan 3:16; 2 Timoteo 2:10).

Por definición, la iglesia es el grupo de los salvos (Efesios 5:23, 25). La iglesia no nos salva; la iglesia es los salvos. La membresía de la iglesia no es el medio de la salvación, sino es el resultado de la salvación. La iglesia no es nuestro Salvador; Cristo lo es, pero Cristo salva solamente a la iglesia.

Todos los salvos de Dios están en un lugar

Todas las bendiciones espirituales están en «los lugares celestiales» (Efesios 1:3; cf. 1:20; 2:6; 3:10). ¿Dónde es eso? Los lugares celestiales están «en Cristo», lo cual es equivalente a estar en Su cuerpo, la iglesia (1:22-23; 5:23-27; 1 Corintios 12:12-27). ¿Qué bendiciones espirituales están en la iglesia?

  • La libertad de condenación (Romanos 8:1).

  • La santificación (1 Corintios 1:2).

  • El nuevo nacimiento (2 Corintios 5:17).

  • La redención (Efesios 1:7; Colosenses 1:13-14).

  • El perdón (Efesios 1:7; Colosenses 1:13-14).

  • La herencia (Efesios 1:11).

  • El cuidado providencial (Efesios 1:19; Hebreos 13:5-6), incluyendo las bendiciones materiales.

  • La reconciliación (Efesios 2:16; 2 Corintios 5:19).

  • El acceso a Dios (Efesios 2:18) y Su templo (2:21; 1 Corintios 3:16). La iglesia es el lugar de morada de Dios (Efesios 2:22); Él mora en los cristianos (4:6; 3:17).

  • Todas las promesas de Dios (Efesios 3:6; 2 Corintios 1:20).

  • La morada de Cristo (Efesios 3:17; Gálatas 4:19).

  • La morada del Espíritu (Efesios 5:18-21; cf. Colosenses 1:27; 3:16-17).

  • El registro del nombre en el cielo (Filipenses 3:20).

  • La salvación (Efesios 5:23; 2 Timoteo 2:10).

  • Los tesoros espirituales (Colosenses 2:2-3).

  • La plenitud (Colosenses 2:10).

  • La vida espiritual (1 Juan 5:11-12).

No se puede obtener las bendiciones espirituales en el mundo. Los que están fuera de Cristo están muertos en pecados (Efesios 2:1, 5), no tienen esperanza y están sin Dios (2:12). Los que están en la iglesia (2:12-22) tienen vida en Cristo (2:5) y son reconciliados con Dios (2:16). La gente no puede ser salva sin estas bendiciones, así que ellos deben estar donde las bendiciones están.

La naturaleza de la iglesia de Dios

La iglesia es la consumación del propósito eterno de Dios (Efesios 3:11); es la plenitud de Cristo (Efesios 1:23). Cuando se considera cuidadosamente el Nuevo Testamento, se puede ver la naturaleza de la iglesia.

En cuanto al aspecto gubernamental, la iglesia es un reino. Cristo nació para ser Rey (Juan 18:37) y fue coronado como Rey (Hechos 2:33, 36; 1 Timoteo 1:17; 6:15), así que Su iglesia es llamada el reino de los cielos (Mateo 3:2; 7:21). El reino es espiritual—no de este mundo (Juan 18:36). Si alguien puede ser salvo fuera de la iglesia, entonces también puede ser salvo fuera del reino (cf. 1 Corintios 15:24).

En cuanto al aspecto estructural, la iglesia es un cuerpo (Romanos 12:4-5; 1 Corintios 12:12-27). Cristo es el Salvador del cuerpo (Efesios 5:22-27)—y solamente de aquellos que están en el cuerpo. Él dio Su sangre por el cuerpo, así que la iglesia tiene el valor de la vida de Cristo (Hechos 20:28). (Un artículo es equivalente al valor de su precio de adquisición). ¿Fue la sangre de Cristo derramada por una entidad sin importancia?

La membresía en el cuerpo es vital porque el acceso a la sangre de Cristo está en el cuerpo. El pecador que es limpiado es puesto en el cuerpo de Cristo comprado con sangre (Hechos 20:28), donde la sangre continúa limpiándolo mientras el anda en la luz (1 Juan 1:6-10). La salvación es posible solamente por medio de sangre (Mateo 26:28; Efesios 1:7; 5:25-27; Hebreos 9:22). La vida está en la sangre (cf. Deuteronomio 12:23).

En el aspecto social, la iglesia es «los llamados fuera». Hay dos reinos espirituales: el mundo de Satanás y la iglesia de Cristo (Mateo 16:18-19). La iglesia (ekklesia, ek, fuera; kaleo, llamar) hace referencia a aquellos que son llamados del mundo para ser parte del reino de Dios (Colosenses 1:13). Si la gente puede ser salva fuera de la iglesia, entonces puede ser salva en el mundo, pero el mundo está perdido (1 Juan 5:19).

En el aspecto familiar, la iglesia es la familia de Dios y la esposa de Cristo. Dios es el Padre (Mateo 6:9), los santos son Sus hijos (Romanos 8:14-16; Gálatas 4:6-7) y la iglesia es Su familia (Efesios 2:19; 1 Timoteo 3:15; Hebreos 3:6). Cristo está preparando a la iglesia para su día de bodas cuando ella será presentada como Su novia gloriosa—libre de pecado, santa y sin mancha (Efesios 5:27; 1 Tesalonicenses 4:13-18).

Fuera de las tinieblas para entrar en la luz

El Antiguo Testamento registra en cuanto a instituciones, eventos y personajes para nuestra enseñanza (Romanos 15:4). Estos sirven como «sombra de los bienes venideros» (Hebreos 10:1). En el Antiguo Testamento, Dios frecuentemente puso la salvación en una ubicación determinada. La familia de Noé solamente podía ser salva en el arca (Génesis 6). Rahab tenía que permanecer en su casa donde estaba el cordón de grana (Josué 2). El que cometía homicidio solamente podía estar seguro en una ciudad de refugio.

La ciudad de refugio es un tipo de la iglesia de Cristo (Deuteronomio 19:5; Juan 14:6; 15:4-5). Se puede encontrar tres paralelos entre ellas (lea Números 35 y Josué 20) en los siguientes puntos:

La iglesia es un santuario para los santificados (Hechos 20:32; Romanos 15:16; 1 Corintios 6:11; Hebreos 10:14). Los que están en Cristo también están en un refugio seguro fuera de la condenación (Romanos 8:1; Hebreos 6:18). Ellos están protegidos por la sangre del Cordero (cf. Éxodo 12:13; Efesios 1:7). Las garras de Satanás no los pueden arrebatar de las manos de Dios (Juan 10:29).

Los pecadores pueden escapar de la muerte espiritual solamente al huir a la iglesia. En el Israel antiguo, el que cometía homicidio no podía acudir a las autoridades de su pueblo para recibir ayuda, ni tampoco podía acudir a la sinagoga local. Su única esperanza yacía en llegar a una de las seis ciudades de refugio antes de que el vengador lo alcanzara. Nuestra única esperanza yace en Cristo y en Su iglesia (Filipenses 3:9; Colosenses 1:14).

El homicida debía permanecer en tal ciudad para estar a salvo (Números 35:25-28). Imagine al vengador, airado debido a la persona que ha perdido, esperando fuera de la ciudad, tal vez afilando su cuchillo debajo de un árbol. Él no puede hacer daño al hombre en la ciudad, pero espera que el homicida se aburra en la ciudad y trate de visitar su hogar. Entonces el vengador podía matarlo sin culpa (Números 35:27).

La persona debe continuar en la iglesia en obediencia a la Palabra hasta que llegue el final de la vida (Apocalipsis 2:10). Se advierte a los cristianos en cuanto a regresar al mundo (Hebreos 10:39; cf. 6:4-6). «¿[C]ómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?» (Hebreos 2:3; cf. Juan 15:1-8).

Las puertas están abiertas

La invitación de Cristo para los pecadores está abierta cada hora de cada semana de cada año—hasta que Él regrese (Mateo 11:28-30). Entonces se cerrará la puerta para siempre (Mateo 25:10; Lucas 16:26).

Todos llegan a ser miembros de la iglesia de Cristo de la misma manera—al escuchar el Evangelio (Hechos 2:22; Romanos 1:16; 10:1), creer que Jesús es el Cristo (Hechos 2:37; Juan 8:24), arrepentirse de los pecados (Hechos 2:38; 17:30), confesar a Jesús como Señor (Hechos 2:37; Romanos 10:9-10) y ser bautizados para la remisión de los pecados (Hechos 2:38; Marcos 16:16; 1 Pedro 3:21). En tal punto, son llamados cristianos (Hechos 11:26).

El valor verdadero de la membresía en la iglesia es incalculable. El que da todo lo que tiene por ella ha ganado más de lo que puede imaginar (Mateo 13:44-46). La membresía ofrece bendiciones inmensas en esta vida (Juan 10:10; Romanos 8:18; 2 Corintios 4:17; Filipenses 3:5-7)—¿y qué precio se podría poner al cielo?

Todo está listo. Las puertas siempre están abiertas, pero la oportunidad puede llegar a su fin en cualquier momento. Si está fuera del lugar de salvación, busque refugio en la iglesia de Dios hoy.