La Honestidad Siempre Es la Mejor Elección

Una vez un adolescente estaba en su camino al colegio cuando encontró un par de bolsas de lona. Al abrir las bolsas, ¡descubrió una gran cantidad de dinero! ¡Había un total de $450,000 en efectivo! Él llevó el dinero al Servicio de Defensa de Princeton y recibió una recompensa de $1,000. Desafortunadamente, el joven sintió desilusión por la recompensa ya que esperaba recibir más. Él se lamentó: “Si pudiera regresar al pasado, ¡probablemente conservaría el dinero!”.

Sin embargo, lo cierto es que Dios sabe si somos honestos o no. Las Escrituras condenan claramente la mentira, la deshonestidad, el engaño, el hurto, etc. desde sus primeras páginas hasta las últimas. La verdad fluye de la naturaleza de Dios, y cuando somos deshonestos, violamos la naturaleza de Dios. Por esta razón la deshonestidad es totalmente errónea.

David tomó lo que pertenecía a otra persona; en este caso, se trataba de la esposa de otro hombre. Dios dijo a David a través del profeta Natán: “Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl, y te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más. ¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos?” (2 Samuel 12:7-9).

Despreciamos la Palabra de Dios cuando codiciamos y queremos lo que pertenece justamente a alguien más. Pero si somos honestos y sinceros, incluso en las cosas pequeñas, Dios nos bendecirá en mayores formas, como Jesús enseñó en la Parábola de los Talentos (Mateo 25:21,23).

No ceda a la tentación de tomar lo que pertenece a otra persona. ¡Sea fiel, y Dios proveerá para Sus necesidades!