La identidad y naturaleza de Dios

Resumen

Dios ha dado testimonio de Sí mismo, así que la gente no tiene excusa para rechazar Su existencia o pervertir Su identidad.

Dios existe; el orden creado guía a esta conclusión irrefutable. Pero ¿qué sabemos en cuanto a Dios? ¿Quién es, y cómo es? Aunque la tarea de conocer y entender a Dios es tan infinita como Su misma naturaleza (cf. Job 11:7-9), se puede proponer dos fuentes que nos ayudan a llegar a un entendimiento adecuado en cuanto a Dios.

  1. La revelación natural presenta lo que Dios ha revelado en cuanto a Sí mismo por medio natural; i. e., por medio de Su creación.

  2. La revelación especial presenta lo que Dios ha revelado en cuanto a Sí mismo por medio especial; i. e., por medio de Su Palabra.[1]

Consideremos estas dos fuentes de revelación divina.

LA REVELACIÓN NATURAL

La naturaleza anuncia la existencia de Dios (cf. Salmos 19:1), pero el orden creado también revela algo de la identidad y naturaleza divina. El apóstol Pablo escribió:

Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas (Romanos 1:20).

La revelación natural es universal; es accesible a todo hombre, en todo lugar y en todo tiempo. En ningún momento de la historia humana, Dios «se dejó a sí mismo sin testimonio» en la naturaleza (Hechos 14:17). Por tanto, los hombres «no tienen excusa» (Romanos 1:20) para rechazar la existencia de Dios o pervertir la naturaleza de Dios.

¿Qué podemos entender en cuanto a Dios por medio de las cosas hechas?

Dios es todopoderoso

En Romanos 1:20, Pablo sugirió que el hombre puede entender el poder de Dios. Toda la Escritura Sagrada confirma esta conclusión de principio o fin (Génesis 17:1; Apocalipsis 1:8). El poder de Dios es el primer aspecto divino que rápidamente sale a la luz al considerar la creación; solamente es lógico concluir que Aquel que dotó de poder impresionante al viento, el relámpago, el mar y el sol es un Ser que en Sí mismo posee poder superior ilimitado, incomparable e incomprensible. Ciertamente, «¿[h]ay para Dios alguna cosa difícil?» (Génesis 18:14).

Dios es eterno

Dios no solamente tiene poder, sino Su poder es eterno (Romanos 1:20) ya que se basa en Su naturaleza eterna (Salmos 90:2). Todo lo que el hombre puede ver con sus ojos tiene naturaleza finita y no puede explicar la existencia del orden creado. Por ende, el hombre debe proponer una Causa para el universo que no tenga comienzo. El requerimiento de poder supremo y eternidad divina descarta las mitologías paganas y orientales que proponen dioses con poder limitado y origen en el pasado.

Dios es espiritual

¿Cómo pudiera un ser físico, material, finito y limitado al tiempo y al espacio, haber creado lo físico, lo material, y el mismo tiempo y el espacio? Aunque a los ateos no les guste esta conclusión, la Causa de la materia debe estar fuera de, y sobre, la materia. Pablo enfatizó este hecho al señalar que el paganismo había cambiado «la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles» (Romanos 1:23; cf. Juan 4:24). El requerimiento de una causa espiritual descarta la idolatría pagana en que los dioses tienen forma humana y la creación es adorada como Dios (cf. Hechos 17:29).

Dios es moral

Pablo sugirió que la impiedad humana tiene su raíz en el rechazo del conocimiento que Dios ha provisto en la naturaleza (Romanos 1:18-19). Cuando el hombre rechaza tal conocimiento, termina pervirtiendo su propia naturaleza (vss. 24-31; cf. Salmos 14:1). Todo hombre ha sido dotado con un código moral inherente; puede entender naturalmente el juicio de Dios (Romanos 1:32). Incluso los ateos reconocen que «el bien y el mal, lo correcto y lo incorrecto […], llegan a ser características reales y apremiantes del cosmos completo considerado moralmente, pues la moralidad solamente surge en el hombre».[2] Ya que el hombre tiene moralidad inherente, entonces su Causa debe ser un Ser moral. Génesis confirma esto al informar que Dios infundió al hombre con parte de Su imagen y semejanza (1:26-27), lo cual debe incluir el aspecto moral.

Dios es amoroso

Aunque el universo no puede revelar la extensión del amor de Dios para el hombre (cf. Juan 3:16), provee cierto vistazo de tal amor. Pablo razonó que, al considerar la creación del mundo, el hombre debe ser guiado a ofrecer gloria y agradecimiento a Dios (Romanos 1:21). El hombre debe razonar que, su existencia en este mundo y las condiciones propicias para su preservación y felicidad, no son pura coincidencia, sino son el reflejo de la naturaleza benévola de su Creador (cf. 1 Juan 4:8).

LA REVELACIÓN ESPECIAL

Aunque la revelación natural en cuanto a Dios es maravillosa, no es suficiente, y Dios nunca quiso que lo fuera. Ya que hay cosas en cuanto a Dios que no podemos conocer por medio natural, Dios ha provisto revelación adicional en las páginas de la Biblia.

¿Qué podemos entender en cuanto a Dios por medio de las cosas escritas?

Dios es trino

El hombre simplemente no pudiera concluir el concepto de la Trinidad Sagrada en la ausencia de la revelación divina. De hecho, este concepto sigue siendo misterioso y confuso para aquellos que carecen de apetito espiritual. El renombrado escéptico Richard Dawkins preguntó sarcásticamente: «¿Tenemos un Dios en tres partes, o tres Dioses en uno?».[3] Obviamente, algunos críticos ni siquiera tienen suficiente comprensión bíblica para formular la pregunta adecuadamente. La respuesta para Dawkins es: «Ninguna de las dos cosas. No tenemos tres dioses, y nuestro Dios no está compartimentado».

Aunque la Biblia no usa la palabra «Trinidad», presenta el concepto desde el comienzo de su contenido por medio de términos plurales atribuidos a la Deidad, como «hagamos», «nuestra» y «nosotros» (Génesis 1:26; 3:22).[4] En palabras sencillas, la Trinidad es el concepto de que hay tres Personas que constituyen la Deidad; estas tres Personas son un solo Dios (Deuteronomio 6:4; Gálatas 3:20). Sin embargo, «[l]a palabra “Dios” no es el nombre de una personalidad; es el nombre de una naturaleza, una cualidad de existencia. Por tanto, cuando se dice que hay un solo Dios, el significado es: solamente hay una naturaleza divina. Hay un conjunto unido de rasgos o características que distinguen a una personalidad como Dios».[5]

La revelación especial identifica a tres Personas como el único Dios:

  • El Padre es Dios (Romanos 1:7; 15:6; Efesios 4:6). Este hecho es una creencia universal e indiscutible en el cristianismo.

  • El Hijo es Dios (Juan 1:1, 14; Romanos 9:5). En Su entrada a la esfera terrenal, se Lo llamó «Dios con nosotros» (Mateo 1:23). En Su ministerio mesiánico, declaró ser uno con el Padre (Juan 10:30). Los judíos entendieron claramente que Jesús proclamaba ser Dios y Lo condenaron por eso (Juan 10:33; Mateo 26:63-66). Finalmente, el mismo Padre Lo reconoció como Dios (Hebreos 1:8).

  • El Espíritu Santo es Dios (Hechos 5:3-4). El Espíritu no es una fuerza desprovista de personalidad; Él puede hablar (1 Timoteo 4:1), enseñar (Juan 14:26), sentir (Efesios 4:30), etc. También posee los atributos de la Deidad: Es eterno (Hebreos 9:14), omnipresente (Salmos 139:7), omnisciente (1 Corintios 2:10-11) y omnipotente (Romanos 15:19). Por ende, tiene Su lugar debido en la Trinidad Sagrada (cf. Mateo 28:19; 1 Corintios 12:4-6; 2 Corintios 13:14; 1 Pedro 1:2).

Dios es único

Los atributos de Dios que la Biblia presenta merecen estudio adicional y extenso que no se puede proveer en este artículo breve, pero considere solamente tres de las características de Dios que Lo distinguen de cualquier deidad de manufactura humana.

  • Dios es santo. El hombre ha estado creando dioses desde el comienzo de la historia humana, pero una característica desconocida en todas esas deidades es la santidad absoluta. De hecho, muchos de esos dioses promueven abiertamente la inmoralidad y el desenfreno. El hombre crea dioses para promover sus pasiones; ¿quién crearía un «Dios santo» para su desventaja sensual? Sin embargo, el Dios de la Biblia es completamente santo (Isaías 6:3; 1 Juan 1:5); el Padre es santo (Éxodo 15:11), el Hijo es santo (Lucas 1:35), y el Espíritu es santo (Efesios 4:30). «No hay santo como Jehová» (1 Samuel 2:2).

  • Dios es justo. La justicia de Dios está enlazada a Su santidad. Él no hace acepción de personas (Deuteronomio 10:17); Su reino es justo (Salmos 45:6). Aunque el hombre ha creado dioses «buenos», tales deidades carecen de justicia absoluta. Incluso el «Dios» de las «Escrituras» mormonas e islámicas[6] hace excepciones morales para sus supuestos profetas sagrados.[7] Por otra parte, la justicia del Dios de la Biblia es inmutable, universal y eterna.

  • Dios es humilde. El orgullo es el mal perenne del hombre, y los dioses de manufactura humana (como, por ejemplo, los dioses griegos o romanos) adolecen del mismo mal. Algunos dioses pueden tener un comienzo humilde, pero la humildad no les dura mucho. Simplemente, un Dios humilde que permanece humilde no es un héroe atractivo para una audiencia naturalmente presumida. Pero el Dios de la Biblia es humilde; escogió a gente humilde para revelar Su voluntad, y exige humildad de aquellos que se acercan a Él. La mayor expresión de la humildad divina es el sacrificio de Cristo (Filipenses 2:8). Él nació como un Bebé humilde, vivió como un Hombre humilde, y regresó al cielo como un Salvador humilde. «¿Quién como Jehová nuestro Dios, […] que se humilla […]?» (Salmos 113:5-6).

CONCLUSIÓN

Dios no solamente existe, sino también tiene identidad y naturaleza sin comparación. El hombre nunca hubiera podido imaginar a un dios como el Dios del cielo, y si incluso lo hubiera podido imaginar, nunca lo hubiera creado—ya que tal dios juzgaría al hombre por lo que está dispuesto a hacer, y demandaría del hombre lo que no está dispuesto a hacer. En las palabras del canto israelita de victoria, «¿[q]uién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios?» (Éxodo 15:11).

[1] Puntos basados en el libro de Bert Thompson, Fe sólida como una roca [Rock-solid faith] (Montgomery, AL: Apologetics Press, 2000), 191-194.

[2] George Simpson, El significado de la evolución [The meaning of evolution] (New Haven, CT: Yale, 1967), 346.

[3] Richard Dawkins, El espejismo de Dios [The God dilusion] (Londres: Bantam, 2006), 33.

[4] Los intérpretes judíos generalmente han explicado el uso del plural en estos textos como indicaciones de que Dios estuvo consultando con Sus ángeles o que se estuvo usando el plural de majestad (cf. Génesis Rabbah 8:8-9). No es el propósito de este artículo ser una refutación de tales ideas; basta decir que la Biblia presenta a Dios como el único Creador (cf. Isaías 44:24; Colosenses 1:15-16), Quien no tiene que consultar con ninguna criatura inferior (cf. Isaías 40:12-14), y Cuya naturaleza está compuesta de una pluralidad trina.

[5] Wayne Jackson, «La doctrina bíblica de la Deidad» [«The biblical doctrine of the Godhead»], Christian Courier, https://www.christiancourier.com/articles/1488-biblical-doctrine-of-the-godhead-the, énfasis en original.

[6] Aunque se sugiere que el «Dios» del Libro de Mormón y el «Dios» (Alá) del Corán son el mismo Dios de la Biblia, aquí se hace una distinción ya que las descripciones de «Dios» encontradas en tales libros sin inspiración difieren de la descripción bíblica armoniosa en cuanto a Dios.

[7] Vea Doctrina y convenios 132; Sura 33:37-38, 50-53.