«No todo lo que brilla es oro»

Resumen

Religiosamente, no todo lo que brilla es oro; pero la buena noticia es que la Biblia nos ayuda a distinguir el oro de Dios.

Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras (2 Corintios 11:13-15).

Muchos de nosotros estamos familiarizados con la frase usada en el título de este artículo. Varias iteraciones de esta idea se remontan al siglo XII d. C., pero la forma actual se deriva de la obra de William Shakespeare del siglo XVII, «El mercader de Venecia». El enunciado enfatiza la necesidad de precaución al evaluar las cosas. Aunque algunas cosas parecen ser valiosas, o algunos consejos parecen ser verdaderos, realmente no siempre son lo que parecen ser. Muchos aprendieron esta realidad dura cuando buscaron oro, pero todo lo que encontraron es lo que se llegó a conocer como «oro de tontos». De hecho, también hay mucho «oro de tontos» en el aspecto religioso.

El «oro de tontos» es una de las herramientas favoritas de Satanás para destruir a la gente. Él tiene que engatusarlos con algún engaño porque la mayoría de la gente religiosa tiene el deseo genuino de hacer lo que es correcto, y esto simplemente impide que él los convenza directamente a rebelarse contra Dios. Por esto él recurre a la sutileza que funcionó de manera muy eficaz en el huerto del Edén (cf. Génesis 3:1). Él cambió la perspectiva de Eva en cuanto al fruto prohibido, y en seguida transformó al fruto en «oro de tontos».

En 2 Corintios 11:13-15, Pablo escribió en cuanto a la habilidad de Satanás de disfrazarse, como también de aquellos que se prestan para tal «actuación». Pablo estaba retando a un grupo de maestros que declaraban ser apóstoles de Cristo, así como Pablo, o incluso superiores a él mismo y a los otros apóstoles. Los métodos que ellos usaban eran el engaño, ya que se presentaban como apóstoles de Cristo. Obviamente, ellos no podían constituirse legítimamente como apóstoles ya que solamente el Señor podía nombrar a alguien como apóstol, pero Pablo describió la apariencia con la cual ellos habían encubierto su verdadera naturaleza. Él comparó sus habilidades falaces a las de su amo Satanás, quien también se transforma como ángel de luz.

Nosotros podemos ver esta exhibición constante de engaño en el campo de la religión; muchos maestros religiosos alteran varios puntos de la doctrina bíblica. Muchos de los que ahora ofrecen este «oro de tontos» ni siquiera saben que esto es lo que están ofreciendo. El resultado es que cada vez más gente continúa su vida sin saber que se les ha engañado con este oro falso. Si Satanás nos engaña con su luz falsa, entonces no veremos la luz verdadera en la cual debemos andar para que nuestros pecados sean constantemente perdonados (1 Juan 1:7). Necesitamos la verdadera sangre de Jesucristo para recibir perdón.

La buena noticia es que, así como se puede distinguir el oro de tontos del oro real al aprender a identificar las características de los dos metales, también podemos distinguir las falsificaciones de Satanás del verdadero oro espiritual de Dios. Esto se logra al aprender la manera en que luce el oro de Dios en Su Palabra. La clave es darnos cuenta de que no todo lo que brilla religiosamente es oro, y entonces hacer un esfuerzo por afinar nuestros sentidos con el fin de reconocer la verdad de Dios en todo momento (Hebreos 5:11-6:2).