¿Qué acerca del Ladrón en la Cruz?

Resumen

No hay duda de que Jesús salvó al ladrón en la cruz, pero ese hombre vivió y murió bajo un testamento diferente al nuestro.

Pregunta

“He escuchado que Jesús ofreció salvación al ladrón en la cruz solamente debido a su fe, sin la necesidad del bautismo. ¿Quiere decir esto que hoy no necesitamos ser bautizados para ser salvos?”.

Respuesta

No hay duda de que Jesús salvó al hombre que conocemos como el ladrón en la cruz. Jesús le dijo: “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:43). La pregunta es si él provee un ejemplo que debamos seguir hoy para ser salvos.

Lo que frecuentemente se pasa por alto en esta controversia es que el ladrón vivió en un tiempo cuando las condiciones divinas para la salvación eran completamente diferentes a las que tenemos hoy. Este pecador penitente vivió durante el ministerio terrenal de Jesús, antes que el nuevo pacto, el testamento de Jesús, llegara a regir. Para que un testamento llegue a regir, el testador—la persona que hace el testamento—debe morir. La Biblia dice: “Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador. Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive” (Hebreos 9:16-17). Cristo salvó al ladrón antes que Él muriera, y antes que Su testamento comenzara a regir.

Durante el comienzo de Su ministerio, Jesús perdonó los pecados de mucha gente bajo las condiciones que ordenaba. Antes que sanara a un paralítico de su enfermedad física, Jesús le dijo: “Ten ánimo, hijo; tus pecados te son perdonados” (Mateo 9:2). Después que una mujer pecadora mostrara su amor hacia Él al lavar Sus pies con sus lágrimas y secarlas con su cabello, Jesús le dijo: “Tus pecados te son perdonados” (Lucas 7:48). Estos casos son similares al del ladrón ya que Jesús les salvó sin el bautismo. Pero la clave es: ellos también fueron salvos antes de Su muerte—antes que el nuevo pacto entrara en vigor.

Considere esto. Suponga que usted escribiera al Servicio de Ingresos Internos diciendo que ya no va a registrar sus impuestos porque Abraham Lincoln nunca registró sus impuestos, y a él se le consideró como un ciudadano ejemplar. ¿Aceptarían ellos eso? No, porque Lincoln vivió mucho antes que nuestras leyes que requieren pago de impuestos llegaran a estar en efecto. Él no estuvo sujeto a esta ley.

Es claro que el bautismo es parte del nuevo pacto o testamento de Cristo. Después de Su muerte y antes de Su ascensión, Jesús comisionó a Sus discípulos a predicar el Evangelio a toda criatura, diciendo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo” (Marcos 16:16). Cada relato de conversión en el libro de Hechos, un libro que describe eventos bajo el nuevo pacto después de la muerte de Cristo, menciona el bautismo. Cuando Pedro dijo a la multitud en Jerusalén, “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados” (Hechos 2:38), estuvo siguiendo el mandamiento de Cristo. Si hoy deseamos obedecer a Cristo, también debemos arrepentirnos y bautizarnos para el perdón de los pecados.