¿Qué Es Más Importante?
Resumen | ¿Qué es más importante para usted, su familia y la eternidad? Responda correctamente; su familia está observando. |
Un día antes del tercer cumpleaños de mi hija Ella, mi esposa estaba tratando de “prepararle” para la ocasión. “Ella, ¿qué es más importante, los regalos o la gente?”, preguntó mi esposa. Con una mirada seria, Ella rápidamente respondió: “¡Los regalos!”. Mi esposa decidió tratar nuevamente. Esta vez pensó hacerle reflexionar un poco más al usar a una persona que Ella ama mucho. “Ella, ¿qué es más importante, los regalos o tu abuelito?”. Ella pensó por un momento y luego respondió: “¡Los regalos!”. “¡¿Los regalos?!”, preguntó mi esposa con sorpresa. Ella entonces dijo: “Sí, ¡pero abuelito puede ayudar a abrirlos!”.
Cuando somos niños, puede ser difícil apreciar el valor real, pero es triste cuando llegamos a ser adultos que todavía ponemos nuestro enfoque en lo menos importante (cf. Lucas 10:41-42). Con relación a nuestras familias, ¿cómo podemos estar pasando por alto lo más importante al enfocarnos en las cosas menos importantes de la vida? Aquí hay cinco maneras:
Nos enfocamos en edificar una casa más que en edificar un hogar. Tener una casa es una gran bendición para la familia; pero la casa solamente es la estructura física que un día será destruida (2 Pedro 3:10). En cambio, enfóquese en su hogar—la gente que es parte de su familia, cuyas almas vivirán para siempre en uno de dos lugares (Mateo 25:46).
Nos enfocamos en dar dinero en vez de amor, tiempo y comunicación. Si las riquezas son inciertas (1 Timoteo 6:17) y “raíz de todos los males es el amor al dinero” (1 Timoteo 6:10), entonces deberíamos emplear más tiempo y esfuerzo en una búsqueda mejor que el dinero. Aunque proveer lo material para nuestra familia es bueno y necesario (1 Timoteo 5:8), no debería ser un reemplazo para el amor, el tiempo y la comunicación.
Nos enfocamos en la apariencia exterior más que en la interior. ¿Estamos en una competencia para ver quién tiene los hijos mejor vestidos? ¿Nos preocupamos constantemente de la última moda para nosotros y nuestros hijos? ¿Nos interesa más lo que luce atractivo que lo que luce modesto (1 Timoteo 2:9-10)? ¿Estamos ayudando a nuestros hijos a vestirse de ropas blancas de santidad para andar con el Señor (cf. Apocalipsis 3:4)?
Nos enfocamos en la sabiduría del hombre en vez de la sabiduría de Dios. ¿Cómo instruimos a nuestros hijos? ¿Hemos rechazado la vara de Salomón (Proverbios 13:24) y hemos dado la bienvenida a los métodos indulgentes de los psicólogos modernos que aborrecen la disciplina corporal adecuada? ¿Leemos más libros basados en la sabiduría de este mundo que la Biblia para edificar nuestro hogar (Salmos 127:1)?
Nos enfocamos en el intelecto y la habilidad en vez de la espiritualidad y el carácter. Parece que todos queremos que nuestros hijos destaquen en algo—sea en el nivel académico, los deportes o la música. Ellos tienen que ser “buenos en algo”, pero la espiritualidad usualmente es ignorada en este deseo. Incluso confirmamos esta prioridad desafortunada cuando voluntariamente dejamos de asistir a los servicios de la iglesia por un evento académico, un juego deportivo o un recital de música (cf. Mateo 6:33).
¿Qué es más importante para usted, para su familia y para la eternidad? Responda correctamente; su familia está observando.
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