¿Qué Leyes de la Tierra Deben Obedecer los Cristianos?

Pregunta:

“Tengo una pregunta que me ha causado mucha duda. ¿Todas las leyes de los hombres (por ejemplo, en cuanto a los límites de velocidad) tienen ramificaciones eternas? He escuchado que alguien puede ir al infierno por exceder el límite de velocidad, sin importar por cuanto lo exceda”.

Respuesta:

Varios pasajes del Nuevo Testamento armonizan y se complementan mutuamente al enseñar que los cristianos tienen la responsabilidad de cumplir las leyes del lugar en que viven. Por ejemplo, considere los siguientes pasajes:

Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no? Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas? Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario. Entonces les dijo: ¿De quién es esta imagen, y la inscripción? Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios (Mateo 22:17-21).
Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra (Romanos 13:1-7).
Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan… (Tito 3:1). 
Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como por él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien. Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos (1 Pedro 2:13-15).

Obviamente, en un aspecto general, los cristianos desobedecen a Dios cuando desobedecen las leyes de la tierra en que viven. Sin embargo, ¿hay leyes que los cristianos pueden o deben ignorar? ¿Según qué fundamento pueden los cristianos descartar algunas leyes de la tierra? ¿Cómo pueden los cristianos decidir qué leyes deben obedecer y qué leyes no deben obedecer?

Algunos cristianos concluyen que no se necesita obedecer estrictamente varias leyes de la tierra, tal vez argumentando que las leyes reales son aquellas que tienen imposición. Desde luego, ¡eso significa que nadie puede saber con seguridad qué ley se tiene que obedecer sino hasta que se le sancione por desobedecer alguna ley! Esta no es una manera aceptable de lidiar con las leyes de la tierra (o con las leyes de Dios). Otros pueden considerar algunas leyes de la tierra como insignificantes en comparación a otras leyes (e.g., las leyes de tránsito), pero entonces, ¿quién tiene el derecho de decidir qué leyes son importantes y deben cumplirse, y qué leyes no lo son? ¿Es este un asunto de subjetividad personal? Honestamente, ¿quién pudiera creer eso?

En realidad, obedecer una ley (o no) no es un asunto de subjetividad, sino un asunto de objetividad. En otras palabras, las únicas leyes de la tierra que los cristianos no están obligados a obedecer (independientemente de que le guste a alguien o no) son las leyes que definitivamente se oponen a la ley superior de Dios. “Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29). Esta fue la respuesta del apóstol al Sanedrín, cuando se le mandó que dejara de predicar y enseñar acerca de Jesucristo. Pagar impuestos, obedecer las leyes de tránsito y muchas otras leyes no están en conflicto con el Nuevo Testamento, y por ende, no tenemos fundamento para ignorarlas.

No obstante, hay diferencia significativa entre la perfección impecable y la obediencia. Incluso con las leyes de Dios, esto no se trata de perfección impecable, sino de obediencia. Si pudiéramos conducirnos en completa perfección, Jesucristo no hubiera tenido que venir a la Tierra para ofrecerse como sacrifico en la cruz del Calvario. En cambio, a pesar de nuestras imperfecciones, Jesucristo es el Autor de salvación para aquellos que le obedecen (Hebreos 5:9). Nuestra obediencia hace posible que Dios extienda Su gracia (Efesios 2:8) y misericordia (Tito 3:5) sobre nosotros.

Lo que esto significa es que se espera que obedezcamos todas las leyes del lugar donde vivimos, excepto aquellas que requieren que violemos la ley suprema de Dios. Sin embargo, en nuestro esfuerzo de obedecer las leyes de la tierra, podemos fallar en cumplir perfectamente todas las leyes de la tierra. Podemos llegar a merecer una advertencia o una multa (o incluso algún castigo), pero ya que tenemos la meta de obedecer las leyes de la tierra, la gracia y misericordia de Dios nos limpia de cualquier pecado correspondiente. Pero bajo ninguna provisión bíblica se puede excusar la desobediencia voluntaria de las leyes de la tierra o las leyes de Dios (Hebreos 10:26).