¿Quién Es el Hombre Carnal de Romanos 7:14?

Enfrentémoslo; algunos libros de la Biblia son algo difíciles de entender. Por ejemplo, los escritos de los profetas del antiguo Testamento requieren un conocimiento adecuado de algunas circunstancias históricas y sociales contemporáneas. En el Nuevo Testamento, debido a sus simbolismos y mensajes codificados, el libro de Apocalipsis ha deslumbrado a muchos eruditos y comentaristas durante siglos.

Ciertamente, este es el caso con el libro paulino de Romanos, el cual “usualmente ha sido considerado el más difícil de interpretar que cualquier otra parte del Nuevo Testamento” (Barnes, 1847, 2:xi). No solamente los teólogos modernos han llegado a esta conclusión, sino el inspirado apóstol Pedro indicó en una ocasión que entre las epístolas de Pablo “hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición” (2 Pedro 3:16, énfasis añadido). Particularmente, la segunda parte del capítulo 7 (vss. 7-25) de Romanos ha sido causa de controversia significativa. ¿De quién estaba hablando Pablo? ¿Estaba hablando de sí mismo o de algún otro?

¿DE QUIÉN NO ESTABA HABLANDO PABLO?

Según el nivel de dificultad de algún tema particular, algunas veces la respuesta llega a ser más obvia cuando se formula la pregunta de manera negativa. Así que antes de analizar de quién estaba hablando Pablo en Romanos 7:7-25, consideremos de quién no estaba hablando.

De Sí Mismo, Después de Su Conversión

Surgen algunos conflictos interpretativos debido al uso de Pablo del pronombre personal al hablar del hombre carnal (vs. 14), juntamente con los verbos en tiempo presente. A causa de esto, algunos comentaristas han sugerido que “él habla de sí mismo en la primera persona, ‘yo soy carnal’… ‘yo mismo’, como en Ro. 7:25, y en el tiempo presente en el cual estaba entonces” (Gill, s.d.; cf. Lutero, 1954, pp. 112-116).

Sin embargo, esta interpretación pasa por alto las auto-descripciones paulinas adicionales que se encuentran a través del Nuevo Testamento. Tales descripciones claramente indican que él no estaba haciendo referencia a sí mismo como“carnal” en Romanos 7:14—al menos no estaba auto-describiendo su estado post-conversión (cf. Hechos 24:16; 1 Corintios 4:3-4,6,16; 6:12; 9:26-27; 10:33; 11:1; 2 Corintios 1:12; 6:4-6; 7:2; 10:3; Gálatas 2:19-20; Filipenses 3:15,17; 4:13; 1 Tesalonicenses 2:10; 2 Tesalonicenses 3:7; 2 Timoteo 3:10; 4:7).

De la Persona que Está en Cristo

Algunos comentaristas han sostenido que Romanos 7:7-25 “describe el estado de un hombre bajo el evangelio [un cristiano—MP], como se sugiere de las operaciones de la mente de Pablo después de su conversión” (Barnes, 1847, 2:162; cf. Henry, 1961, pp. 1769-1770). Pero al analizar el contexto en Romanos, como en otros libros del Nuevo Testamento, se puede hacer un contraste simple y marcado entre la persona de la cual Pablo estaba hablando y el hombre que está en Cristo (Romanos 8:1).

El Hombre Carnal de Romanos 7:7-25

1. Es carnal (vs. 14)

2. Es vendido al pecado (vs. 14)

3. El pecado mora en él (vs. 17)

4. El mal está en él (vs. 21)

5. Es cautivo de la ley del pecado (vs. 23)

6. Es miserable (vs. 24)

7. Con la carne sirve a la ley del pecado (vs. 25)

El Hombre que Está “en Cristo”

1. Es espiritual (Ro. 8:1-2,5,9-11,14; cf. Gá. 6:1)

2. Es comprado por Cristo (Hch. 20:28; 1 Co. 6:20)

3. El Espíritu Santo mora en él (Ro. 8:9,11; 1 Co. 3:16)

4. El bien está en él (Flm. 6)

5. Es cautivo de la ley del Espíritu (Ro. 8:2)

6. Es dichoso (Mt. 5:3-12; cf. 1 Co. 15:19)

7. Sirve a la ley de la justicia (Ro. 6:16,18,22)

¿DE QUIÉN ESTABA HABLANDO PABLO?

Si Pablo no estaba hablando de sí mismo ni de aquellos que están en Cristo, entonces, ¿de quién estaba hablando? Los eruditos y comentaristas han propuesto varias teorías; aquí presentaré dos interpretaciones plausibles.

Algunos han sugerido que Pablo estaba describiendo “su condición mientras estaba bajo la ley [mosaica—MP]. Esta era espiritual; pero él era carnal, y por ende, existía un conflicto” (Johnson, 1891, 406). Esta interpretación armoniza con el contexto general y soluciona el problema del uso del pronombre personal en el texto bajo discusión.

Hay otra interpretación que personalmente considero más plausible; esta sugiere que Pablo estaba personificando al hombre en un estado no-regenerado, quien vive bajo la Ley Mosaica y está fuera de Cristo. “Este es el cuadro de la lucha que ocurre entre la carne y el espíritu para gobernar la vida del hombre que está haciendo el intento de servir a Dios bajo la ley mosaica sin la purificación del corazón. La carne [desea] contra el espíritu y el espíritu contra la carne. Son contrarios entre sí” (Boles, 1967, p. 110, corchetes añadidos).

Aparte de armonizar con el contexto general de las Escrituras (e.g., 2 Corintios 10:3; Gálatas 5:16-26), esta última interpretación soluciona el problema del uso del pronombre personal y el tiempo presente en el texto bajo discusión, i.e., este es el estado presente de cada individuo fuera de Cristo—sea en el primer siglo o en el siglo XXI.

ALGUNOS PELIGROS DE LAS INTERPRETACIONES INCORRECTAS EN CUANTO A ROMANOS 7:7-25

¿Pero realmente importa tener una interpretación adecuada de un texto determinado? Y ¿qué hay si la interpretación, aunque inadecuada, es “inofensiva”? Ciertamente, algunas interpretaciones son más trascendentales en el hecho que sus conclusiones pueden afectar grandemente nuestro enfoque de las verdades bíblicas, especialmente aquellas que se aplican de una manera práctica al cristianismo presente. Por ejemplo, algunos pueden creer que en el periodo de transición entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, aquellos que fueron bautizados por Juan el Bautista tuvieron que ser bautizados nuevamente bajo la comisión cristiana; otros pueden creer que no. (La evidencia bíblica sugiere que la última conclusión es correcta—Pinedo, 2011). Sin embargo, nadie hoy se encuentra en este periodo de transición, por ende, en este respecto, la interpretación incorrecta no puede afectar negativamente el plan de salvación para aquellos que hoy viven bajo la dispensación cristiana.

A pesar de esto, las interpretaciones incorrectas “inofensivas” no ayudan al cristianismo en absoluto. Estas opacan la naturaleza objetiva de la verdad y añaden confusión religiosa intelectual. Por tanto, el estudiante de la Biblia debe esforzarse por encontrar, no una conclusión inadecuada “inofensiva”, sino la interpretación correcta o posibles interpretaciones plausibles que armonicen con el tenor general de las Escrituras. Es mi convicción que algunas interpretaciones incorrectas sobre Romanos 7:7-25 son más que simplemente interpretaciones “inofensivas”. Considere algunos de sus peligros.

El Peligro de la Disonancia Contextual

“Dios no es Dios de confusión” (1 Corintios 14:33). Por ende, Dios no dice algo en un lugar y se contradice en otro. La Biblia no significa algo para una persona, y algo diferente para otra. Dios quiere que entendamos Su Palabra de una manera armoniosa y consistente (2 Timoteo 2:15). Ya se ha visto que Pablo no pudo haber estado hablando de su propio estado post-conversión en Romanos 7:7-25 ya que él se auto-describe en otros versículos bíblicos como alguien que no se dejaba dominar por la carne (1 Corintios 6:12). Él era un imitador de Cristo (1 Corintios 11:1), mientras que el hombre que Pablo describe servía a la carne (vss. 14-25).

Como también se ha indicado, la idea que Pablo estaba hablando de los cristianos también atenta contra el contexto general. Hay una pausa literaria en Romanos 8:1 (“ahora, pues”), la cual indica que Pablo estaba comenzando a abordar una condición diferente, la condición de aquellos que “están en Cristo”—en contraste al hombre en el capítulo 7 que está sin Cristo. La condición cristiana que Romanos 8 describe es un contraste adicional de la condición que el capítulo anterior aborda.

Desde luego, no se quiere implicar que Pablo tuvo una vida impecable después de su conversión, o que nunca batallaba para dominar el pecado (cf. 1 Corintios 9:26-27). Tampoco se quiere implicar que los cristianos en general sean absolutamente perfectos y nunca cometan pecado. El apóstol Juan declaró, “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros (1 Juan 1:8). La diferencia es que el cristiano no sirve o practica el pecado (1 Juan 3:8-9).

Simplemente, hay una distinción marcada entre el hombre de Romanos 7:7-25 y Pablo y los cristianos de Romanos 8:4, quienes “no andamos [Pablo incluido] conforme a la carne”. “Es muy claro que estas descripciones no pueden hacer referencia a la misma persona al mismo tiempo” (Conybeare y Howson, 1951, pp. 514-515, itálicas en original).

Finalmente, se debe tener en cuenta el propósito general del libro de Romanos. Los comentaristas están de acuerdo en que un tema principal es la justificación por medio de la fe, no de las obras de la Ley Mosaica (Romanos 5:1). Por ende, Pablo estaba tratando de enfatizar la suficiencia del sistema cristiano para regenerar al hombre (8:3-4). O declarándolo en forma negativa, “Creo que se está de acuerdo, universalmente, que el apóstol está demostrando aquí la insuficiencia de la ley en oposición al Evangelio. Por medio de la primera es el conocimiento del pecado; por medio del segundo es la cura. Por tanto ‘yo’ [en el vs. 14—MP] aquí no puede significar él mismo, ni tampoco algún creyente cristiano: si se pudiera probar lo contrario, el argumento del apóstol demostraría la insuficiencia del Evangelio como también de la ley” (Clarke, s.d.)

El Peligro del Gnosticismo Liberal

Uno de los puntos principales de la filosofía gnóstica es “la separación esencial de la materia y el espíritu, siendo la materia intrínsecamente mala y la fuente de todos los demás males”. Por una parte, esta idea origina la implementación “del ascetismo como el medio de obtener comunión espiritual con Dios, y por otra parte, [la implementación] de una indiferencia que guía directamente al libertinaje” (Renwick, 1982, 2:486-487, corchetes añadidos).

La interpretación que sugiere que Pablo estaba hablando de sí mismo en su estado post-conversión se presta a la tendencia gnóstica liberal. Según este tipo de interpretación, pareciera que el apóstol Pablo estuviera sugiriendo una separación aceptable entre la materia (la carne) y el espíritu en el mismo individuo, donde las acciones pecaminosas de la carne no afectan en absoluto el servicio a la ley de Dios (vss. 17,20,22-23,25). No hace falta decir que esta filosofía es extremadamente peligrosa. El cristiano no puede servir a dos señores y al mismo tiempo agradar a ambos (Mateo 6:24).

El Peligro del Calvinismo Moderno

Juan Calvino fue uno de los personajes más influyentes del Movimiento de la Reforma. Su teología ha influenciado a las principales religiones protestantes. Uno de los dogmas principales del calvinismo moderno es la “depravación total del hombre”, i.e., la idea que los seres humanos son tan pecaminosos que son completamente incapaces de realizar buenas obras. Aunque es cierto que algunos calvinistas sostienen que el entendimiento de Calvino sobre la “depravación total” fue diferente al pensamiento calvinista moderno (e.g., Partee, 2008, p. 126; Johnson, 2009, pp. 52-53), la teología calvinista moderna es el desarrollo subsiguiente de la doctrina original de Calvino (vea Los Artículos…, 1841, pp. 292-305). Al aplicar esta doctrina a la conversión del hombre, el Sínodo de Dort declara que

Dios, para salvar a sus elegidos de la masa corrupta, produce fe en ellos, por un poder equivalente al poder por el cual creó el mundo y levantó a los muertos: de tal modo que, aquellos a los que él da gracia no pueden rechazarla, y el resto, siendo reprobados, no pueden aceptarla (Los Artículos, p. 305).

La interpretación que indica que Pablo estaba haciendo referencia a sí mismo o a los cristianos en Romanos 7:7-25 se alinea a la doctrina del calvinismo al sugerir que la naturaleza del hombre es tan depravada, que incluso después de la conversión, el creyente es incapaz de escapar de tal naturaleza (vss. 15,19,21,23-24). O por otra parte, el creyente debe renunciar a todo esfuerzo personal y esperar que Dios transforme su vida arbitrariamente. Después de todo, si Dios le ha elegido, él no puede resistir la regeneración divina, pero si Dios le ha rechazado, no puede aspirar a la regeneración en absoluto. Esta doctrina hace burla (1) del amor de Dios, “el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4; cf. 2 Pedro 3:9); (2) de la imparcialidad de Dios, Quien “no hace acepción de personas” (Hechos 10:34; Gálatas 2:6); y (3) de la amonestación cristiana, que requiere que el creyente ande “en santa y piadosa manera de vivir” (2 Pedro 3:11; cf. Tito 2:12).

El Peligro de la Relajación Moral

Existe otro peligro de la interpretación que sugiere que Pablo estaba haciendo a su estado post-conversión en Romanos 7:7-25. Este punto de vista erróneo transforma a Pablo, uno de los más grandes apóstoles del Señor (1 Corintios 15:10), en un cristiano mediocre que sucumbe continuamente bajo el peso del pecado.

Según la implicación lógica de esta interpretación, si en su vida cristiana el apóstol Pablo era carnal y vendido al pecado (vs. 14), hacía el mal que no quería (vss. 15-16), era cautivo del pecado (vs. 23) y servía a la ley del pecado (vs. 25), entonces, ¿qué se pudiera esperar de un cristiano regular en el primer siglo o el siglo XXI? ¿Se debería esperar (¡y demandar!) que nosotros, de quienes se pudiera decir que en varios sentidos somos “inferiores a aquellos grandes apóstoles” (2 Corintios 11:5), lográramos algo más que simplemente servir a nuestras pasiones carnales?

Ciertamente, si Pablo estaba haciendo referencia a su estado post-conversión en el texto en consideración, entonces los ancianos, predicadores y maestros de Biblia no deberían ser tan “intolerantes” en sus demandas de pureza y santidad cristiana. Y ciertamente, se debería relegar todas las demandas apostólicas de pureza en el Nuevo Testamento a un mundo de hipocresía medieval.

CONCLUSIÓN

Como estudiantes de la Biblia, debemos evitar dos extremos al abordar su contenido. Primero, debemos evitar suponer que la Biblia es imposible de entender, y por ende, renunciar a cualquier intento de entenderla. Dios es capaz de comunicar Su voluntad de manera entendible a la humanidad racional. Segundo, debemos evitar subestimar a la Biblia, creyendo que es demasiado simple y que siempre las interpretaciones correctas se encontrarán en la superficie del texto. Los cristianos deben ser estudiantes diligentes de la Biblia (Hechos 11:17). No deben detener su curiosidad intelectual hasta que hayan encontrado la interpretación o interpretaciones que armonicen completamente con la verdad. En el caso del tema tratado, sea que Pablo haya estado hablando de sí mismo antes de su conversión o de cualquier otra persona bajo la Ley de Moisés, podemos estar seguros que tal persona era alguien que se encontraba fuera de Cristo (Romanos 8:1).

Referencias

Los Artículos del Sínodo de Dort [The Articles of the Synod of Dort] (1841), trad. Thomas Scott (Philadelphia, PA: Junta Presbiteriana).

Barnes, Albert (1847), Notas sobre el Nuevo Testamento: Romanos [Notes on the New Testament: Romans] (Grand Rapids, MI: Baker), reimpresión de 2005.

Clarke, Adam (sine data), Comentario Bíblico de Adam Clarke [Adam Clarke’s Commentary on the Bible], sobre Romanos 7:14 (Base Electrónica de Datos: E-sword).

Conybeare, W.J. y J.S. Howson (1951), La Vida y Epístolas de San Pablo [The Life and Epistles of St. Paul] (Grand Rapids, MI: Eerdmans).

Gill, John (sine data), Exposición sobre la Biblia Completa de John Gill [John Gill’s Exposition of the Entire Bible], sobre Romanos 7:14 (Base Electrónica de Datos: E-sword).

Henry, Matthew (1961), Comentario de Matthew Henry [Matthew Henry’s Commentary] (Grand Rapids, MI: Zondervan).

Johnson, B.W. (1891), El Nuevo Testamento del Pueblo [The People’s New Testament], Christian Classics Ethereal Library, versión en PDF.

Johnson, William (2009), Juan Calvino, Reformador para el Siglo XXI [John Calvin, Reformer for the 21st Century] (Louisville, KY: Westminster John Knox).

Lutero, Martín (1954), Comentario sobre Romanos [Commentary on Romans], trad. J. Theodore Mueller (Gran Rapids, MI: Zondervan).

Partee, Charles (2008), La Teología de Juan Calvino [The Theology of John Calvin] (Louisville, KY: Westminster John Knox).

Pinedo, Moisés (2011), “¿Tuvieron que Ser Re-bautizados los Discípulos de Juan?”, [En-línea], URL: http://ebglobal.org/inicio/tuvieron-que-ser-re-bautizados-los-discipulos-de-juan.html.

Renwick, A.M. (1982) “Gnosticismo” [“Gnosticism”], La Enciclopedia Bíblica Estándar Internacional [The International Standard Bible Encyclopedia], eds. Geoffrey Bromiley, et.al. (Grand Rapids, MI: Eerdmans).