De pecador a santo: Impedimentos para la conversión—El orgullo

Resumen

Toda alma será humillada un día, así que es mejor humillarnos ante Dios ahora, antes de que enfrentemos el Juicio final.

— Lectura bíblica recomendada: Proverbios 16:18

Introducción

I. Una vez que quitemos el velo de la ignorancia, enfrentaremos la decisión de hacer o no lo que Cristo nos insta a hacer (Lucas 13:1-5).

II. Sin embargo, una gran mayoría de la gente rechaza el conocimiento recibido y permanece perdida en el pecado (Mateo 7:13-14).

III. Esta lección lidia con lo que es probablemente el impedimento más grande para la conversión.

Exposición

I. La declaración del peligro del orgullo.

A. La Biblia advierte frecuentemente en cuanto al poder destructivo del orgullo (Proverbios 6:16; 11:2; 16:18; 29:23; Romanos 11:20-21; 1 Juan 2:15-17).

B. El orgullo nos destruye al distorsionar nuestra evaluación personal y causar que nos exaltemos, menospreciemos a otros, participemos de los placeres prohibidos, neguemos la culpabilidad, culpemos a otros y cometamos otras acciones condenables.

II. Los ejemplos del peligro del orgullo.

A. La Biblia no solamente declara el peligro del orgullo, sino también presenta ejemplos vívidos (Romanos 15:4).

1. El orgullo convenció a Eva de que ella merecía el fruto prohibido (Génesis 3:6).

2. El orgullo causó que Faraón rechazara la demanda divina y produjo estragos en su reino (Éxodo 5-14).

3. El orgullo causó que Uzías fuera leproso por el resto de su vida (2 Crónicas 26:16-23).

4. El orgullo le costó el reino a Nabucodonosor hasta que él finalmente aprendiera humildad (Daniel 4).

5. El orgullo de un fariseo previno que recibiera la justificación de Dios (Lucas 18:9-14; cf. Mateo 7:1 et seq.).

6. El orgullo cegó a los laodicenses hasta el punto de no permitirles ver su bancarrota espiritual (Apocalipsis 3:15-19).

B. Esta lista pudiera continuar por muchas páginas, pero los ejemplos anteriores claramente ilustran el peligro del orgullo.

III. La prevención del peligro del orgullo.

A. Teniendo en cuenta estos peligros al asecho, debemos evitar el orgullo completamente.

B. La clave para la prevención del orgullo es fácil de entender, pero difícil de implementar.

C. La única manera de presentarnos delante de Dios es caer a Sus pies en sumisión humilde (Mateo 18:1-4; Filipenses 2:1-11; Santiago 4:6-10; 1 Pedro 5:5-7).

D. Para vivir en conformidad con Su voluntad, debemos autoanalizarnos regularmente (Romanos 12:1-3).

Conclusión

I. El orgullo es un gran impedimento para la conversión ya que distorsiona nuestro enfoque en cuanto a todo.

II. Esforcémonos en desarraigar esta actitud peligrosa, y nunca cedamos a ella.

III. Nuestras almas están en riesgo, ya que el Evangelio de Cristo no puede penetrar el corazón altivo.

IV. Toda alma será humillada un día, así que es mejor humillarnos ante Dios ahora, antes de que enfrentemos el Juicio final.