La iglesia del Nuevo Testamento: La oración en la asamblea

Resumen

Siempre debemos tener en cuenta el precio que se pagó en la cruz para que podamos dirigirnos al trono de Dios en oración.

— Lectura bíblica recomendada: 1 Timoteo 2:1-8

Introducción

I. La oración es una parte integral de la vida cristiana, tanto pública y privada.

II. La oración es prescrita frecuentemente en el Nuevo Testamento (Lucas 18:1; Romanos 12:12; Filipenses 4:6; Colosenses 4:2).

III. También es un elemento clave de la asamblea (1 Corintios 14:14-17; 1 Timoteo 2:1-8).

Exposición

I. El poder de la oración.

A. Debido a los abusos del carismatismo, algunos han perdido la fe en el poder de la oración.

B. Cuando oramos sin fe, actuamos de manera inconstante (Santiago 1:5-8).

C. Dios promete responder nuestras oraciones en armonía con Su voluntad (Mateo 7:7, 11; 1 Juan 5:14-15).

II. Los principios de la oración pública.

A. Es necesario que los que dirigen la oración tengan actitud y carácter apropiado (1 Timoteo 2:8).

1. Los hombres deben dirigir a la congregación en oración (vs. 8).

2. Las manos santas hacen referencia a los hombres santos (cf. Proverbios 6:16-19).

3. Tales hombres deben tener actitudes pacíficas (vss. 2, 8).

B. La meta es la salvación de toda la gente, incluso de los enemigos (1 Timoteo 2:1-6).

1. Es fácil orar por las personas cercanas, pero debemos orar por todos.

2. Esto incluye a los extraños, enemigos y autoridades (sean agradables o no), etc.

3. La meta es la armonía que facilita el trabajo para nuestro Rey.

III. Palabras relacionadas a la oración.

A. «Oración» es la referencia general a la petición a través de Cristo.

B. «Súplica» significa «petición o requerimiento».

C. «Intercesión» hace referencia al ruego a favor de otra persona; Cristo intercede a favor nuestro (Hebreos 7:25).

D. «Acción de gracias» es la respuesta de gratitud debido a la misericordia recibida de Dios.

IV. El peso de la responsabilidad.

A. Estos principios enfatizan la seriedad de dirigir en oración pública.

B. El dirigente de la oración guía a la congregación en petición a Dios.

C. Pedir a Dios que «incline Su oído» (2 Reyes 19:16) no es algo trivial.

Conclusión

I. Siempre debemos tener en cuenta el precio que se pagó para que podamos dirigirnos al trono de Dios (Hebreos 4:14-16; 1 Timoteo 2:4-5).

II. Esta lección debe causar aprecio profundo por el privilegio de la oración.