La recuperación de nuestro primer amor

Resumen

La luz es la fuerza fundamental de toda la vida, y ya que la oscuridad es muy peligrosa, el mundo necesita ver la luz de Dios.

— Lectura bíblica recomendada: Malaquías 1:12-13

Introducción

I. ¿Alguna vez ha perdido su pasión o interés por algo?

II. Esto puede suceder en muchas áreas de la vida: el trabajo, los pasatiempos, las relaciones, la educación, etc.

III. En esta lección consideraremos el peligro de perder nuestra pasión por la adoración o el servicio a Dios.

Exposición

I. Nuestro primer amor (Romanos 6:1-4; Hebreos 10:32-34; cf. Esdras 3:1-4:3).

A. ¿Recuerda la emoción de la conversión inicial a Cristo?

1. Frecuentemente este es el tiempo en que somos más celosos del cristianismo (Juan 4:28-29).

2. Tal vez somos más conscientes de la gracia de Dios que hemos recibido, y por ende nuestro amor es como una llama ardiente (Lucas 7:47; 1 Juan 3:1-3; 4:19).

B. Pero nosotros debemos desarrollar nuestro primer amor (cf. Hechos 10:24-25; 2 Timoteo 1:6-8), pues hay muchas cosas que lo amenazan (Mateo 13:5-7, 20-22; Proverbios 30:7-9; Hebreos 10:32-34; Apocalipsis 2:8-11).

II. Nuestro primer amor se enfría (Malaquías 1:6-14; Apocalipsis 2:1-4).

A. Malaquías confrontó a Judá por «menospreciar» el nombre de Dios en la adoración.

1. Ellos ofrecían sacrificios inmundos mientras su adoración llegaba a ser cada vez más apática (1:6-9, 12-13).

2. La adoración sin el corazón es peor que la carencia de adoración en absoluto (1:10-11; Mateo 15:7-9).

B. La iglesia en Éfeso había comenzado bien, pero llegó a abandonar su primer amor (Apocalipsis 2:1-4).

III. Nuestro primer amor es recuperado (Hebreos 10:32-39; Apocalipsis 2:5-7).

A. El camino hacia adelante requiere la consideración de la fuente de nuestro celo inicial.

1. Los cristianos hebreos debían recordar el tiempo pasado y continuar adelante (Hebreos 10:32-39).

2. Los cristianos de Éfeso debían recordar de dónde habían caído, arrepentirse y hacer las obras que hacían al principio (Apocalipsis 2:5).

B. Dios llamó constantemente a Su pueblo a recordar Sus bendiciones y aferrarse a la confianza que tales bendiciones generan (Hebreos 3:6; 4:14; 6:18; 10:23; 1 Pedro 1:12-15).

Conclusión

I. El amor de Cristo nos constriñe (2 Corintios 5:14), así que debemos fijar nuestra mente y corazón en tal amor para renovar nuestro celo inicial por Él.

II. Aunque varias amenazas vendrán y se irán, el ancla de nuestra alma no puede ser removida (Hebreos 6:17-20); así que no debemos permitir que nuestro servicio a Él carezca de nuestro primer amor.