Sembrando para el Futuro

Lectura bíblica recomendada: Salmos 127:3

Introducción

A. Cuando Israel ocupó Canaán, descubrió que había abundancia de bienes por los cuales no había trabajado.

B. Dios mandó a los israelitas a poner atención especial en la enseñanza de la próxima generación, para que no olvidaran lo que Dios había hecho por ellos (Deuteronomio 6:1-13).

Exposición

I. Las inversiones que hacemos en nuestros hijos están entre las más fructíferas.

A. Los niños son regalos preciosos de Dios (Salmos 127:3-5; Marcos 10:14).

B. Dios nos ha dado la responsabilidad de enseñar a nuestros hijos (Proverbios 22:6; Efesios 6:4).

C. Dios nos ha dado muchas oportunidades para enseñar a nuestros hijos (Éxodo 12:26; Josué 4:5-7).

D. Si no enseñamos a nuestros hijos, alguien más lo hará (cf. 1 Pedro 5:8).

E. Muchos en Israel dedicaron a sus hijos e hijas a los demonios (2 Crónicas 33:6; Salmos 106:34-38). ¿Qué haremos nosotros?

II. ¿Cómo podemos invertir en el futuro a través de estos pequeños niños?

A. Los padres y abuelos pueden comenzar enseñando a los niños en el hogar (2 Timoteo 1:5; 3:14-15; cf. Nehemías 3:28).

B. Los más grandecitos pueden ayudar al escuchar la instrucción sabia (Proverbios 1:5; 9:8-9; cf. 1 Reyes 12:1-17).

C. Usted no necesita ser un padre para tener un impacto profundo en la vida de un niño (Marcos 10:13-16; 1 Timoteo 1:2; Tito 1:4).

Conclusión

A. A veces nuestros hijos nos desilusionarán, pero recordemos que “a su tiempo segaremos, si no desmayamos” (Gálatas 6:9).

B. Debemos recordar que si fallamos en la enseñanza de nuestros hijos, y no inculcamos en ellos los valores bíblicos, ¡otros tendrán éxito en inculcarles un estilo de vida diferente!