La Intimidad Sexual en el Matrimonio
[Advertencia: Este artículo lidia con un tema de naturaleza sensible. Aunque el autor ha tratado de abordarlo de una manera formal y general, su contenido todavía está enfocado en la audiencia adulta casada y puede no ser apropiado para los lectores muy jóvenes. Se aconseja a los padres que examinen el material para determinar si sus hijos tienen la edad y madurez adecuada para leerlo].
Se debe admitir que frecuentemente es “difícil” hablar de las relaciones íntimas. Por ende, algunos instructores cristianos deciden colocar este tema en un archivo secreto de temas “censurados” y olvidarlo por completo. Esta actitud genera confusión en cuanto al sexo, y priva a los indagadores sinceros de la información bíblica que necesitan para mejorar en este aspecto importante de sus vidas matrimoniales. Por otra parte, otros instructores abordan las relaciones íntimas de una manera casual e irreverente. Esta segunda actitud causa que los instruidos consideren las relaciones sexuales de la misma manera, y finalmente causa que una gran parte de nuestra juventud cristiana también lo haga. Ambos extremos son perjudiciales y deben ser evitados.
LA NECESIDAD…
Pero si el tema de la intimidad sexual no es siempre bienvenido, ¿por qué se debe hablar de esto en absoluto? Se puede resumir la necesidad de hablar de este tema en los siguientes puntos:
- Hemos sido creados como seres sexuales. Cuando Dios creó a los primeros humanos en el principio, “varón y hembra los creó” (Génesis 1:27). El sexo no es un invento humano inmundo, sino una creación divina pura. Dios desea que el hombre y la mujer alcancen satisfacción en todo aspecto de sus vidas, incluyendo la satisfacción sexual. Pero dentro de Su plan omnisciente, solamente se puede lograr tal satisfacción dentro de los límites del matrimonio (Genesis 1:28; Hebreos 13:4).
- El mundo está tomando el control de la instrucción sexual humana. Cuando los justos fracasan en enseñar el enfoque divino en cuanto a un asunto particular (cf. Deuteronomio 6:6-9), el mundo aprovecha tal fracaso para presentar su propio enfoque torcido. El mundo ahora enseña su perspectiva en cuanto al “sexo seguro”, promueve la aceptación de las relaciones premaritales, la tolerancia de las uniones homosexuales y sugiere que el matrimonio bíblico no es la única manera de encontrar felicidad y satisfacción sexual.
- La Biblia aborda el tema. Aunque no es su tema principal, las Sagradas Escrituras todavía contienen muchas referencias a la intimidad sexual (e.g., Cantares), y presentan instrucción valiosa para desarrollar y conservar la felicidad sexual en el vínculo matrimonial.
- La institución matrimonial está atravesando momentos críticos. Aproximadamente la mitad de todos los matrimonios en los Estados Unidos termina en un divorcio (vea “Índice de Divorcio”, s.d.). Dios aborrece el divorcio (Malaquías 2:16), y una de las razones principales del divorcio en nuestra sociedad, incluyendo en la iglesia, es los problemas sexuales (Perry, s.d.). Los cristianos no debemos ignorar este problema.
Ya que existe (1) un diseño divino, (2) una amenaza intelectual y moral, (3) una instrucción apropiada y (4) un peligro potencial, entonces existe razón suficiente y adecuada para abordar este tema. [NOTA: Aunque este es el caso, la asamblea pública puede no ser el mejor momento y lugar para abordar este tema debido a la variedad en edad, género y susceptibilidad de la audiencia. Se debe considerar una clase especializada y limitada con este propósito].
DE ÉL...
Una de las necesidades básicas de la humanidad—tanto del hombre como de la mujer—es la satisfacción sexual. Pero existe diferencia marcada en la manera en que ellos llegan a tal satisfacción. En su libro, Las Necesidades de Él, las Necesidades de Ella, el Dr. Willard Harley identificó el acto sexual físico como la necesidad principal del hombre (1994, p. 12). La esposa no solamente debe tener conocimiento de tal necesidad, sino también debe ser sensible ante tal necesidad.
Cuando el hombre ni siquiera sabía lo que necesitaba, Dios realizó el primer procedimiento quirúrgico y “anestesió” al hombre, “tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre” (Génesis 2:21-22). Dios hizo todo eso para proveer una “ayuda idónea” para el hombre (vs. 18). Desde luego, parte de la “ayuda” que la mujer brindaría se relaciona a la necesidad sexual que el hombre no podía satisfacer por otro medio. Cuando la mujer ignora la necesidad sexual de su esposo, ignora uno de los propósitos fundamentales de su creación.
El mundo usa el sexo para vender, conseguir lo que quiere, sacar ventaja, obtener popularidad o pasar un momento de diversión. La mujer cristiana que reprime el sexo para “castigar” a su esposo, también ha aceptado parte del engaño del mundo. La necesidad sexual es tan intrínseca que no solamente es un medio de satisfacción en el matrimonio, sino se convierte en un deber mutuo (1 Corintios 7:3). Esto guió al apóstol Pablo a declarar que “[l]a mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido” (vs. 4), como también a aconsejar: “No os neguéis el uno al otro” (vs. 5).
La esposa también debe entender cuán diferentes son los hombres en su composición hormonal, y de qué manera esto afecta especialmente a su esposo. Al hablar de lo que los esposos desean que sus esposas sepan en cuanto a los hombres, el Dr. James Dobson señaló:
Muchas mujeres se admiran de la manera tan regular en la cual sus esposos desean la relación sexual… Cuando se bloquea la respuesta sexual, los hombres experimentan una presión psicológica acumulativa que demanda liberación. Dos vesículas seminales (sacos pequeños que contienen semen) gradualmente se llenan; cuando se llega al nivel máximo, las influencias hormonales sensibilizan al varón a todo estímulo sexual… Puede ser difícil que la esposa comprenda este aspecto acumulativo del apetito sexual de su esposo, ya que las necesidades de ella son menos urgentes y apremiantes. Por ende, ella debería reconocer que este deseo es dictado por fuerzas bioquímicas definidas en el cuerpo de él, y si ella le ama, buscará satisfacer esas necesidades tan significativamente y regularmente como sea posible (1975, p. 118, itálicas en orig.).
DE ELLA...
Pero la intimidad sexual no se trata solamente de la necesidad del varón, sino también de la mujer. El varón es la cabeza de la mujer (Efesios 5:23), el líder en su matrimonio; por tanto, también debe “liderar” en el aspecto de brindar satisfacción sexual a su cónyuge. Debe amar a su esposa al sacrificarse por ella, en todo aspecto (Efesios 5:25), y debe cumplir el deber conyugal (1 Corintios 7:3).
Sin embargo, el deber conyugal del esposo para con su esposa implica más que unos pocos minutos de actividad sexual en el lecho matrimonial. Aunque la composición hormonal de los varones les capacita para estar listos en cualquier momento para el acto sexual, la composición hormonal de las mujeres es más compleja que el “café instantáneo”.
El Dr. Harley también ha identificado la necesidad número uno de la mujer en la relación conyugal como el afecto (1994, p. 13). Esto quiere decir que la mujer necesita confirmaciones constantes de romanticismo y ternura de parte de su esposo para poder llegar a la satisfacción sexual durante el acto conyugal en la noche.
Aparte de la carencia de atención y afecto conyugal, otros factores pueden afectar el apetito sexual de la esposa—entre ellos la fatiga y la presión, los problemas con los hijos y los factores menstruales y psicológicos. El apóstol Pedro aconsejó a los esposos a vivir “sabiamente” con sus esposas (1 Pedro 3:7). Parte de esa sabiduría tiene que ver con identificar y entender las necesidades de sus esposas, incluyendo aquellas en el aspecto sexual.
¿Qué sucede cuando el esposo no es sensible a la necesidad de su esposa de afecto, comprensión y romanticismo? El Dr. Dobson ha señalado que
a menos que una mujer sienta cierta cercanía a su esposo en un tiempo particular—a menos que crea que él la respeta como persona—ella puede ser incapaz de disfrutar un encuentro sexual con él… La frialdad y egoísmo continuo de él pone candado a los deseos de ella; así que puede ser imposible que ella responda a él en la noche… Por ende, ella puede rechazar someterse a su requerimiento, o puede ceder con renuencia y resentimiento (1975, pp. 116-117).
Cuando el esposo ignora voluntariamente la necesidad de afecto constante de la esposa y demanda satisfacción sexual en la noche, cae en el engaño del mundo donde la tiranía y la opresión gobiernan.
DE AMBOS
Cuando se habla de la intimidad, tanto el hombre y la mujer se necesitan mutuamente para llenar el vacío del afecto constante y el acto sexual. Y ya que los problemas sexuales son una causa principal de la infidelidad sexual y el divorcio entre parejas, entonces ignorar la intimidad no tiene un pronóstico prometedor. Allen Webster ha señalado correctamente que
[l]a necesidad de tener relaciones sexuales es una necesidad muy exclusiva, y cada persona depende de su cónyuge para satisfacerla. No hay otra opción ética. Si un hombre tiene hambre y su esposa rechaza prepararle una comida, él puede ir a un restaurante. Si el esposo de una mujer rechaza ganarse la vida, ella puede buscar un trabajo. Pero si alguno de ellos rechaza participar en la relación sexual, entonces el cónyuge se encuentra en un dilema serio (Webster, 2010).
El apóstol Pablo resumió la necesidad de ambos cuando escribió: “Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer respete a su marido” (Efesios 5:33, énfasis añadido). La esposa no tendrá problemas en satisfacer y llegar a la satisfacción sexual con su esposo si ella es el objeto del afecto constante, profundo y tierno de él. El esposo no tendrá problemas en expresar su afecto constante, profundo y tierno hacía su esposa si él es el objeto del respeto, admiración y sumisión de ella.
En un matrimonio ideal, esta es la necesidad y obligación constante de ambos cónyuges, y la dedicación y comprensión mutua hace que toda relación sea una fuente de satisfacción total. Pero no siempre todas las condiciones son favorables, así que la pareja cristiana debe entender que, en la intimidad sexual, esto también se trata del sacrificio y la excelencia personal. Esta no es una relación en la que cada cónyuge da el 50% de sí, sino una relación en la que cada cónyuge está dispuesto a dar al 100% de sí. El esposo cristiano estará dispuesto a amar completamente, aunque en el proceso “sea amado menos” (2 Corintios 12:15). La esposa estará dispuesta a respetar y someterse a su esposo, aunque en el proceso pueda no ser tratada con la delicadeza esperada (1 Pedro 3:7).
Como en cualquier otro aspecto del cristianismo, la intimidad sexual no se trata del poder, sino del servicio (cf. Lucas 22:24-27), no se trata de lo que se recibe, sino de lo que se da (cf. Hechos 20:35), no se trata de mí, sino de ti (cf. Filipenses 2:4), no se trata de esperar que el cónyuge cambie, sino de cambiar para influenciar al cónyuge (cf. Mateo 7:12), y no se trata de mi derecho, sino de mi deber (1 Corintios 7:3); se trata del amor que “no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor..[que] todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta…[y que] nunca deja de ser” (1 Corintios 13:5-8).
“No os neguéis el uno al otro” (1 Corintios 7:5); sino, “[g]oza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol” (Eclesiastés 9:9); para que, “[h]onroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla” (Hebreos 13:4).
Referencias
Dobson, James (1975), Lo que Las Esposas Desean que Sus Esposos Sepan en cuanto a las Mujeres [What Wives Wish Their Husbands Knew about Women] (Wheaton, IL: Tyndale).
Harley, Willard Jr. (1994), Las Necesidades de Él, las Necesidades de Ella [His Needs, Her Needs] (Grand Rapids, MI: Baker).
“Índice de Divorcio” (sine data), Divorce Rate, http://www.divorcerate.org/.
Perry, Mark (sine data), “¿Por qué los Matrimonios Terminan en Divorcio?” [“Why Marriages End Up With Divorce?”], Health Guidance, http://www.healthguidance.org/entry/11090/1/Why-Marriages-End-Up-With-Divorce.html.
Webster, Allen (sine data), “La Manera en que los Hombres Pueden Permanecer Fieles a Sus Esposas”, EB Global, http://www.ebglobal.org/inicio/la-manera-en-que-los-hombres-pueden-permanecer-fieles-a-sus-esposas.
Derechos © 2012 por www.ebglobal.org.