El empleado ocioso
Los empleados de una compañía solían descuidar sus quehaceres ya que el jefe nunca visitaba la oficina. Un día estaban divirtiéndose cuando de pronto alguien gritó: «¡Es el jefe! ¡Está viniendo a la oficina!». En ese momento, toda la gente en el lugar comenzó a correr alocadamente y tomar sus posiciones en sus escritorios. Todos se pusieron a pretender que estaban muy ocupados en sus quehaceres—excepto un hombre joven que estaba parado cerca de la entrada, recostado en una de las paredes.
El jefe entró al lugar y notó al joven que no estaba «trabajando arduamente como los demás». Entonces lo miró y le preguntó: «¿Cuánto se te paga a ti?». El joven respondió: «Trescientos dólares a la semana». El jefe sacó su billetera y le dijo: «Aquí tienes otros trescientos. Ahora, ¡vete de aquí! ¡Estás despedido!». El joven tomó el dinero, sonrió y salió del lugar.
Luego el jefe miró a su secretaria y le preguntó: «¿Quién era ese empleado ocioso?». La secretaria respondió: «Oh, él era el joven que estaba entregando la pizza a la oficina».
—Autor Desconocido