El Secreto para un Niño Silencioso en el Servicio de la Iglesia
Una madre estaba teniendo problemas en hacer callar a su hijo durante la predicación. Finalmente, ella le susurró algo. Desde ese momento en adelante el niño se sentó quietamente y no dijo nada. Una persona que había observado eso, preguntó a la madre después del servicio si ella podía compartir lo que había dicho a su hijo para que se comportara de tal manera. Ella dijo: “Le dije que él estaba interrumpiendo al predicador, y que, si el predicador perdía la concentración, entonces tendría que empezar otra vez”.
—En “El Secreto para un Niño Silencioso en el Servicio de la Iglesia” (2019), De Casa a Casa, 24[4]:4.