La Muñeca Rota
Una pequeña niña tardaba en llegar a casa después de la escuela. Su madre caminaba de un lado a otro, hasta que la niña finalmente llegó 15 minutos tarde. La madre abrió la puerta y dijo: “¡Cuántas veces te he dicho que vengas directamente a la casa después de la escuela! ¡Estaba muy preocupada! ¡No me hagas esto otra vez!”. La pequeña niña miró a su madre, con lágrimas, y dijo: “Mamá, déjame que te explique”. “¿Qué es lo que tienes que explicar?”, su madre dijo con tono fuerte. La niña respondió: “Hoy hubo una clase especial de Recuerdos Familiares, y Jenny trajo una muñeca china que su abuelita le dio…”. Su madre interrumpió: “No me importa cuán bonita haya sido la muñeca de Jenny; tú no debes quedarte a jugar. ¡Debes venir directamente a casa!”. “No, mamá, no entiendes”, respondió la niña. “¿Entender qué?”, preguntó su madre. “Cuando estuvimos caminando de regreso a casa, algunos niños comenzaron a molestarnos. Jenny soltó la muñeca, y esta se rompió en pedazos. Yo me quedé a ayudar a Jenny”. Su madre se calmó y dijo: “Oh, cariño, es muy dulce que te hayas quedado a ayudar a Jenny a arreglar su muñeca, pero tú todavía debes venir directamente a casa”. “¡No, mamá!”, la niña dijo otra vez. “¡La muñeca estaba muy rota y no pudimos arreglarla! Yo me quedé para ayudar a Jenny a llorar”.
—Traducción adaptada; de “La Muñeca Rota” [“The Broken Doll”], por Dan Clark.