Un ejemplo pobre
Un padre, quien había visitado a una iglesia local con su pequeño hijo, comenzó a quejarse de todo lo que se había realizado en el servicio.
«¡Ese predicador fue muy aburrido!
»¡Yo podía haber preparado un mejor sermón!
»¡El canto era patético; parecía un funeral!
»¡Realmente se debe mejorar casi todo!».
El niño, quien había notado que su padre había puesto su ofrenda en el plato de recolección, dijo:
«Bueno, papá, ¿qué más puedes esperar por 25 centavos?».
—Autor Desconocido; adaptado