El Engaño de la Publicidad

Resumen

El engaño es el modus operandi de nuestro gran adversario, el diablo, y él engaña a los hombres para desobedecer a Dios.

En su libro Defensa Personal Lógica, R.H. Johnson y J.A. Blair concluyeron con un capítulo sobre “La Publicidad: La Manera en que Puede Jugar”. Después de emplear algo de 200 páginas a la discusión de falacias lógicas, la manera de evitarlas y detectarlas, aplicaron el principio a la publicidad en la televisión. Ellos declararon que “la afirmación es el punto de toda publicidad”.[1] Las compañías quieren presentar al consumidor una razón para la existencia de su producto y la necesidad que el consumidor tiene de adquirirlo. Los autores aconsejaron al lector a considerar la publicidad con atención, teniendo en cuenta el tono, las implicaciones y las sugerencias.

Ya que las compañías deben sostener los hechos de sus declaraciones, han aprendido a disfrazar la opinión como hecho. Por ende, debemos mirar los comerciales de la televisión con diccionario en mano. Las compañías también protegen sus declaraciones en cuanto a sus productos al hacer enunciados indirectos que implican cosas que no pueden decir directamente.

Por ejemplo, ¿es Colgate la mejor pasta dental en el mercado? Si lo fuera, y se pudiera verificar esto de manera objetiva, la compañía Palmolive haría tal declaración. Sin embargo, la compañía pudiera hacer un comercial que sugiera que “Nada funciona mejor que Colgate para combatir las caries”. Note la declaración otra vez: “Nada funciona mejor…”. Lo que esto realmente significa es que, técnicamente, cualquier otra pasta dental pudiera ser tan buena como Colgate. Todo lo que se está diciendo es que las otras marcas no son mejores; pero la conclusión a la cual se quiere que usted llegue es que su producto es mejor que los demás.

Las compañías hacen otras cosas para convencernos a comprar sus productos. Hacen declaraciones en cuanto a sus productos que también pueden ser ciertas en cuanto a los productos de la competencia; simplemente las expresan de manera diferente para que parezca que sus productos son mejores. Tenga cuidado de la palabra “diferente” o de las comparaciones que se hacen. También hacen declaraciones semánticas, como calificar a una llanta como “La Llanta para la Lluvia” como si fuera la única llanta que es segura para la lluvia. Finalmente, las compañías usan palabras que pueden añadir peculiaridad a sus productos que realmente no son diferentes a los demás. Por ejemplo, “Colgate ayuda a combatir las caries”. Pero ¿no tienen todas las pastas dentales este propósito? Realmente, no se puede confiar completamente en las declaraciones que las compañías hacen en cuanto a sus propios productos. Es mejor buscar información en otras fuentes.

Apliquemos este tema al aspecto espiritual. El engaño es el modus operandi de nuestro gran adversario, el diablo. Aunque el diablo contradijo directamente a Dios ante Eva en Génesis 3, lo hizo de una manera disimulada, para que Eva pensara que llegaría a ser “como Dios” si comía del fruto (vss. 4-5). Hoy, Satanás presenta definiciones diferentes para palabras bíblicas (como en el caso del “bautismo”) o acciones y conceptos bíblicos (como en el caso de la “adoración”) para engañar a los hombres y mujeres a creer que están obedeciendo a Dios cuando, realmente, están desobedeciéndolo. Satanás es el maestro del engaño.

Por esta razón usted y yo no deberíamos creer nada en cuanto a Dios y los temas espirituales que no esté escrito claramente en las Escrituras. Dios nunca nos engañará, sino que nos instruirá claramente sobre lo que quiere que sepamos, sintamos y hagamos. “Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo” (2 Corintios 11:3).

Referencia

[1] Johnson, Ralph y J.A. Blair (2006), Defensa Personal Lógica [Logical Self-Defense] (Nueva York: IDEA), p. 248.