El peligro del entretenimiento sin restricciones

Resumen

¿Cómo podemos convencer a otros de nuestra sinceridad cuando disfrutamos de las mismas cosas que condenamos en ellos?

Los cristianos deben instarse mutuamente a evitar las elecciones de entretenimiento que debilitan sus convicciones ante el pecado, o que pueden guiarlos al pecado. Vivimos en un mundo escandaloso que, debido al engaño del dios de este siglo, promueve nuestro perjuicio espiritual (2 Corintios 4:4; 1 Pedro 5:8). Este mundo impío provee una selección variada de entretenimientos populares, muchos de los cuales reflejan la voluntad de su dios; estos entretenimientos son parte del lazo del diablo (1 Timoteo 3:7; 2 Timoteo 2:26).

Los cristianos responsables deben optar por formas de entretenimiento que armonicen con las demandas del Evangelio; no solamente debemos someternos a Dios, sino también resistir conscientemente a Satanás (Santiago 4:7). No podemos permitir que Satanás «gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones» (2 Corintios 2:11). Los cristianos debemos rechazar cualquier cosa «que se levanta contra el conocimiento de Dios», y debemos llevar «cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo» (2 Corintios 10:3-5).

Hay muchos medios que ofrecen entretenimiento, y raramente tales medios son inherentemente malos. Por ejemplo, la televisión no es buena o mala en sí misma. El internet es una conexión que no es mala en sí misma. Las cartas con imágenes de tréboles, corazones, etc. u otros diseños no tienen moralidad en sí mismas (i. e., las cartas no son malas en sí mismas, sino lo que hacemos con ellas puede serlo). Los perros, los caballos y los autos no son inherentemente malos, pero la apuesta en las carreras de caballos, perros o autos es algo diferente.

Por otra parte, casi todo medio de entretenimiento puede ser usado de una manera pecaminosa. La página impresa con texto no es inherentemente buena o mala, aunque el contenido del texto o de las imágenes puede ser bueno o malo. Los radios, discos compactos u otros equipos electrónicos no poseen bondad o maldad inherente, pero el contenido puede ser bueno o malo. Incluso los pasatiempos, como la pesca, que no son buenos o malos en sí mismos, pueden llegar a ser una actividad pecaminosa cuando son una razón para no alabar a Dios en el primer día de la semana (Hebreos 10:25-31).

Los cristianos tienen la responsabilidad ante sí mismos y Dios de evaluar cada elección potencial de entretenimiento en vista del Evangelio de Jesucristo. ¿Es algo que puedo hacer sin pecar contra Dios? ¿Es algo que puedo hacer sin exponerme a la tentación del pecado? ¿Es algo que puedo hacer sin socavar mi influencia como hijo de Dios? ¿Es algo que puedo hacer sin sentir vergüenza de que otros, incluso Jesús, me vean? ¿Es algo que puedo hacer sin descuidar mis responsabilidades y actividades cristianas (la adoración, la clase bíblica, etc.)?

Varias formas de entretenimiento sin restricciones ponen en peligro el alma del cristiano. Dios ha puesto límites y ha dejado principios para los cristianos en Su Palabra, específicamente en el Nuevo Testamento (2 Corintios 3:6; Hebreos 9:15). El cristiano debe entender que él no tiene la libertad de escoger completamente su conducta o dirigir sus propios pasos (Jeremías 10:23); tiene sentido consultar el manual divino del operador, la Biblia (Proverbios 20:24), así como tiene sentido consultar el manual de cualquier herramienta que usamos.

Algunos juegos de video promueven la inmoralidad o atentan contra el alma de diferentes maneras. Algunos promueven la violencia a las autoridades, la violación, la pornografía, las drogas, el hurto y el homicidio, incluso al punto de causar que algunos estados emitan leyes para prohibir la venta de estos juegos a menores. El medio de los juegos de video no es bueno o malo en sí mismo, pero el contenido determinará si un video particular es una amenaza para el alma. ¿Promueve tal juego de video el pecado (Romanos 1:32; 2 Tesalonicenses 2:12)?

Algunas películas y programas de televisión promueven la inmoralidad o atentan contra el alma de diferentes maneras. Lo que frecuentemente se transmite en el horario de mayor audiencia expone al hogar a las muestras más inmorales de nuestra sociedad (e. g., la inmoralidad sexual, la violencia, la ebriedad, el abuso sexual, la homosexualidad, etc.). ¿Cuán difícil es pensar en lo bueno cuando los guiones de lo que vemos nos guían a tolerar la depravación social (Filipenses 4:8)? ¿Comenzamos a considerar con menos seriedad aquellos pecados que son presentados positivamente en la televisión y las películas? ¿Es fácil convencer a nuestros familiares, amigos y vecinos de nuestra sinceridad ante Dios cuando disfrutamos de las mismas cosas que condenamos en ellos (Romanos 2:1)?

Una gran parte del contenido del internet promueve la inmoralidad o atenta contra el alma de diferentes maneras. Los padres deben proteger cuidadosamente a sus hijos del contenido explícito y dañino del internet (i. e., programar filtros estrictos con protección de contraseña). El internet es una gran herramienta para lo bueno, pero también es un canal por el cual todo contenido sucio puede fluir al hogar (2 Pedro 2:7). El contenido sucio como la pornografía es peligroso para los niños y adultos; es parte de toda la «especie de mal» de la cual el cristiano debe abstenerse (1 Tesalonicenses 5:22).

Una gran parte de la música popular promueve la inmoralidad o atenta contra el alma de diferentes maneras. Por ejemplo, algunos suponen erróneamente que toda la música rock es pecaminosa, pero que todas las baladas son buenas. En vez de atribuir pecado a las notas o el ritmo, la letra de cualquier música es el factor principal para determinar si promueve el mal o no. La letra, los temas y los mensajes de la música en casi todo género musical han sido contaminados de inmoralidad. Es pecaminoso cantar, escuchar y disfrutar las palabras y actividades pecaminosas que son alabadas en la música, así como es pecaminoso practicar tales actividades en la vida. «Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre» (1 Timoteo 6:11). «Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor» (2 Timoteo 2:22). Hay cosas que el hijo de Dios no puede tolerar o dar la bienvenida si desea invocar a Dios con un corazón puro. Recuerde que Jesús es nuestro ejemplo supremo (1 Pedro 2:21).

Una gran parte del material impreso promueve la inmoralidad o atenta contra el alma de diferentes maneras. Algunas veces una publicación describe favorablemente al mundo impío o los placeres del pecado (Hebreos 11:25; Santiago 5:5). Algunas veces las imágenes publicadas describen favorablemente las perversiones sexuales (e. g., la pornografía; 1 Corintios 6:9). El hijo de Dios no puede abstenerse «de los deseos carnales que batallan contra el alma» cuando disfruta de las publicaciones del diablo (1 Pedro 2:11).

Algunas formas de recreación promueven la inmoralidad o atentan contra el alma de diferentes maneras. Por ejemplo, el juego de apuestas no es una forma de recreación inofensiva ya que causa pérdida a la mayoría de los participantes y socava la ética bíblica de trabajo (Efesios 4:28). La diversión en la playa o en piscinas (o en cualquier otro lugar) donde se vista de manera escaza está en conflicto con la instrucción bíblica en cuanto a la modestia y la lascivia (1 Timoteo 2:9; Mateo 5:28). ¿Cómo puede el cristiano conservar una influencia fuerte cuando escoge la recreación que promueve la inmoralidad y atenta contra el alma?

Algunas actividades sociales promueven la inmoralidad o atentan contra el alma de diferentes maneras. El baile moderno por mucho tiempo ha contribuido a la lascivia y la conducta inapropiada entre hombres y mujeres, y frecuentemente ha guiado a la fornicación (1 Pedro 4:3; Tito 2:12). El consumo placentero de alcohol debilita el dominio propio y frecuentemente está acompañado de otros pecados (Gálatas 5:21). ¿Cómo puede el cristiano convencer a sus familiares, amigos y vecinos de su sinceridad cristiana cuando él mismo busca los vicios del mundo?

Nunca debemos dar «lugar al diablo» (Efesios 4:27). Pero ¿cómo podemos mantener lejos al diablo de nuestra adoración y servicio cristiano si le damos lugar en nuestra vida regular cuando se trata de nuestras elecciones de entretenimiento (Santiago 4:7)? ¿Puede ver el mundo la diferencia del vocabulario, la conducta y el entretenimiento del cristiano en comparación al vocabulario, la conducta y el entretenimiento del incrédulo? De no ser así, entonces ¡tal vez no creemos lo suficiente como para ser transformados! Los cristianos debemos llevar «cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo» (2 Corintios 10:3-5).

Los cristianos seguimos la dirección e instrucción de Jesucristo (Mateo 10:38; 1 Pedro 2:21). Comience el viaje cristiano al llegar a ser un hijo de Dios (Hechos 2:38). Si ha vuelto a la vida antigua y sus vicios, regrese al camino de Dios (1 Juan 1:9).