Él puede usarlo de todos modos

Resumen

Sin importar sus obras pasadas, si escucha el llamado de Dios y se somete a Su voluntad, Él puede usarlo de todos modos.

Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio, habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad. Pero la gracia de nuestro Señor fue más abundante con la fe y el amor que es en Cristo Jesús (1 Timoteo 1:12-14).

No puedo olvidar a un amigo que creía que nunca podía ser perdonado y que de ninguna manera podía ser un siervo digno del Señor debido a sus obras malas pasadas. Yo también experimenté el mismo sentimiento al comienzo de mi camino cristiano, y esta forma de pensar llegó a ser un impedimento para mi servicio. Cuando pensaba demasiado en mis fallas pasadas, esto interrumpía mi servicio al Señor y producía culpabilidad profunda, lo cual a su vez obstaculizaba más mi servicio. Esto me guía a pensar en cuántas personas más deben creer que no tienen un lugar en el cuerpo de Cristo debido a sus imperfecciones evidentes.

Tal vez usted puede identificarse con este ciclo doloroso y quiere escapar de él. Aunque me tomó mucho tiempo escapar de este ciclo, por la gracia de Dios ahora me desempeño con confianza en Su servicio, no confiando en mi propio mérito, sino en el valor que Cristo inculcó en mí cuando me redimió. Aunque no me daba cuenta de esto antes, cuando cuestionaba mi valor en Su servicio, realmente estaba cuestionando Su autoridad y voluntad de considerarme digno de tal servicio. No es que ahora tenga un concepto elevado de mí mismo y que por esto goce de esta confianza. Yo simplemente he dejado de cuestionar la eficacia del sacrificio de Cristo para transformar a un humano profundamente imperfecto en un siervo apto en Su reino.

Esta es una de las muchas razones por las cuales la gracia es tan maravillosa. No solamente soy perdonado, sino también renovado en el espíritu de mi mente (Efesios 4:23). Soy un nuevo hombre, «creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad» (vs. 24). Mi aptitud en Su servicio no se basa en mis obras (aunque hay cosas que debí y debo hacer), sino en Su obra de creación en mí cuando llegué a Él por medio de la fe. Este principio es consistente con lo que las Escrituras revelan en cuanto a varios personajes bíblicos prominentes a quienes Dios usó a pesar de sus imperfecciones de carácter.

Abraham mintió dos veces en cuanto a su relación con Sara (Génesis 12:10-20; 20:1-17) y trató de ayudar a Dios a cumplir la promesa de un heredero (Génesis 16), pero él es el «padre de la fe» (Romanos 4-5). Jacob fue deshonesto con su hermano y su padre (Génesis 27). Su nombre significa «el que suplanta», pero tal nombre fue cambiado a Israel, el nombre de la nación escogida por Dios (Génesis 32:27-28). David cometió adulterio y trató de ocultarlo por medio del homicidio indirecto (2 Samuel 11-12), pero al final se convirtió en un hombre conforme al corazón de Dios (Hechos 13:22).

En el Nuevo Testamento, el apóstol Pedro negó al Señor tres veces en medio de la presión (Mateo 26:69-75), pero él fue restaurado al servicio del Señor (Juan 21:15-17). Todos los otros apóstoles también Lo abandonaron. Luego Pedro se apartó de los cristianos gentiles cuando ciertos cristianos judíos llegaron a Antioquía, causando que Pablo lo reprendiera (Gálatas 2:11-21), pero Pedro terminó con valentía el apostolado del Señor (2 Pedro 1:12-14; cf. Juan 21:18-19). Saulo, quien luego fue llamado Pablo, persiguió a los cristianos, pero él llegó a ser el apóstol de los gentiles y uno de los hombres y escritores más prominentes de la Biblia (Hechos 9; 22; 26).

Por tanto, ¿podemos realmente decir que no merecemos estar al servicio del Señor? Desde luego, nadie lo merece por su propio mérito. Afortunadamente, no es nuestro mérito lo que nos hace aptos para Su servicio, sino es el mérito que Él nos atribuye cuando nos sometemos a Su voluntad y camino. Usted y yo simplemente debemos confiar en que Él Se encargará del resto. Sin importar sus orígenes o sus obras pasadas, si escucha el llamado de Dios y se somete a Su voluntad, Él puede usarlo de todos modos.