En busca de amor

Resumen | Algunas personas están buscando amor, y «Dios es amor» (1 Juan 4:8). Entonces, ¡Dios es lo que la gente está buscando! |
La gente por todo el mundo está buscando amor.
Hay más de setenta mil libros y más de sesenta mil álbumes musicales en Amazon que tienen la palabra «amor» en el título o que hablan del tema del amor. La búsqueda en Google revela miles de millones de sitios web que incluyen «amor» como una de sus palabras claves.
La Biblia es un libro en cuanto a una historia de amor. Habla del amor de Dios por la humanidad y Su búsqueda de nuestro afecto a través de un Mediador: Su Hijo. Se encuentra la palabra «amor» (en varias formas) cuatrocientas diecinueve veces en la Biblia. El tema del libro de 1 Juan es el amor. Nos dice que «Dios es amor» (4:8), y luego nos muestra la manera en que Dios ha demostrado Su amor (3:16; 4:9-10).
El amor no es simplemente algo que sentimos. El amor requiere acción; se demuestra a través del comportamiento. El amor de Dios es más que simplemente palabras. Él demostró compasión para que nosotros aprendamos a ser compasivos. Como Pablo dijo, «[f]iel es el que os llama, el cual también lo hará» (1 Tesalonicenses 5:24). Juan escribió: «Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad» (1 Juan 3:18; cf. Santiago 2:15-16).
Dios demostró Su amor por nosotros al darnos regalos
Uno de los cinco lenguajes del amor es dar regalos.[1] Disfrutamos sorprender a nuestra esposa con algo que hemos comprado en un viaje. Nos agrada dar regalos a nuestros hijos durante las fiestas. Celebramos las graduaciones, las bodas y nacimientos dando regalos.
Dios también usa este lenguaje de amor para expresar Sus sentimientos al hombre. Él «dio dones a los hombres» (Efesios 4:8). No Se olvida de nadie; incluso permite que los malos reciban regalos diarios del Creador que niegan. «Bueno es Jehová para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras» (Salmos 145:9). Nos da el sol y la lluvia, la cosecha y los paisajes hermosos. Pablo y Bernabé explicaron que Dios «no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos, llenando de sustento y de alegría nuestros corazones» (Hechos 14:17; cf. Mateo 5:45).
Dios muestra Su amor por nosotros a través de la vida de Su Hijo
Jesús nos ayudó a conocer al Dios de amor. Se encuentra más de ochenta veces la palabra «amor» en los ochenta y nueve capítulos de las biografías de Jesús. Cuando se incluye la palabra «compasión», el total es algo de cien veces. Jesús dijo a Felipe: «El que me ha visto a mí, ha visto al Padre» (Juan 14:9). El amor de Jesús se demostró en la alimentación de gente hambrienta (Juan 6), la sanidad de gente enferma (Mateo 4:24), la guía de gente perdida (Mateo 9:35-36), la corrección de gente equivocada (Mateo 23), la aceptación de gente rechazada (Lucas 19:1-10), y la muerte a favor de gente pecadora (Mateo 20:28).
Una vez alguien escribió en cuanto a un viajero que cayó en un pozo profundo y que no pudo salir. Varias personas pasaron por allí y lo vieron que se esforzaba en salir.
La persona sensitiva dijo: «Lo siento que esté allí abajo».
La persona reflexiva dijo: «Es lógico que alguien cayera en ese pozo».
La persona estética dijo: «Le puedo dar algunas ideas de cómo decorar su pozo».
La persona juiciosa dijo: «Solo las personas malas caen en pozos».
La persona curiosa dijo: «Cuénteme cómo cayó en el pozo».
La persona perfeccionista dijo: «Creo que merece ese pozo».
La persona tasadora dijo: «¿Está pagando impuestos por su pozo?».
La persona autocompasiva dijo: «Usted hubiera visto mi pozo».
La persona orientadora dijo: «Relájese. No piense en su pozo».
La persona optimista dijo: «¡Anímese! Su pozo pudiera ser peor».
La persona pesimista dijo: «¡Prepárese! Las cosas empeorarán».
Jesús lo vio, extendió Sus manos y lo sacó del pozo.[i2]
El cristiano puede cantar: «Estuve hundiéndome en el pecado, lejos de la ribera pacífica, cuando ¡el Señor me rescató!
Dios demostró Su amor por nosotros a través de la muerte de Su Hijo
Dios tiene un récord infalible; se puede confiar en Él. Él ha probado fuera de toda duda que nos ama. La Biblia dice: «Dios muestra[3] su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» (Romanos 5:8).
John Griffith vivía en Oklahoma en 1929 cuando perdió todo lo que tenía en la caída financiera del mercado bursátil. Él se mudó a Mississippi, donde encontró un trabajo ocupándose de un puente levadizo por donde pasaban las vías del tren. Un día en 1937, su hijo de ocho años, Greg, pasó el día con él en el trabajo. El niño jugó en la oficina esa mañana e hizo cientos de preguntas.
Luego un barco pasó, y John abrió el puente levadizo. Repentinamente se dio cuenta de que su hijo no estaba en la oficina. Rápidamente lo buscó alrededor, y luego vio con horror que su hijo estaba trepando por los engranajes del puente. Él se dio prisa a rescatar a su hijo, pero entonces escuchó el sonido de un tren de pasajeros que se aproximaba rápidamente, el Expreso de Memphis, lleno de cuatrocientas personas. Él llamó a su hijo, pero el ruido del barco que se marchaba y del tren que se aproximaba impidió que el muchacho lo escuchara. John Griffith se dio cuenta de su dilema terrible. Si tomaba el tiempo de rescatar a su hijo, el tren colisionaría y mataría a todos. Si cerraba el puente, sacrificaría a su hijo.
Él tomó la decisión que recordaría toda la vida, y jaló la palanca para cerrar el puente. Mientras el tren pasaba, él pudo ver los rostros de los pasajeros. Algunos estaban leyendo, algunos estaban saludando, y todos ignoraban el sacrificio que se acababa de hacer por ellos.
Una vez Dios enfrentó un dilema similar. Él no podía salvar a los pecadores y escatimar a Su Hijo. ¿Cómo podía ser «justo» y «justificador» al mismo tiempo? (cf. Romanos 3:26). Dios tuvo que permitir que las garras del pecado arrebataran a Su Hijo. Él «no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros» (Romanos 8:32). Muchos continúan la vida en ignorancia e indiferencia, incluso algunos que saben en cuanto al sacrificio.
Sin embargo, hay una diferencia tremenda entre los dos padres. A diferencia del caso del padre que fue sorprendido con la llegada del Expreso de Memphis, el envío de Jesús no fue un acto de pánico; no fue una decisión espontánea, sino fue planeada. Pablo escribió: «cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley» (Gálatas 4:4). La muerte de Jesús no fue el resultado de judíos odiosos o romanos endurecidos. Fue el resultado de un Dios de amor que vio que no había otra forma de salvar al hombre. «En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros» (1 Juan 3:16).
Algunas personas están buscando amor, y «Dios es amor» (1 Juan 4:8). Entonces, ¡Dios es lo que la gente está buscando!
[1] Gary Chapman, Los cinco lenguajes del amor [The five love languages] (Chicago: Northfield Publishing, 2014).
[2] Autor desconocido.
[3] simistao, sunistano, simistemi, «fijar junto, es decir (por implicación) presentar (favorablemente), o (figurativamente) exhibir; intransitivamente, pararse cerca o (figurativamente) constituir».
Publicado el 14 de abril de 2025 en www.ebglobal.org. Traducido por Moisés Pinedo. Título original en inglés, «Looking for love?», en House to House, 29.9 (2024): 1-2.