¿Es la Biblia Inspirada por Dios? [Parte 1]

La frase “inspirada por Dios” viene de la palabra griega theopneustos. Esta es una palabra compuesta de theos, Dios, y pneo, respirar (Vine, 1999, 2:459). Literalmente significa “respirada o soplada por Dios”. En otras palabras, como Keith Mosher ha declarado, así “como Dios sopló aliento de vida en el hombre y él llegó a ser un alma viviente, Dios dio vida al mensaje que llamamos ‘la Biblia’” (citado en Moore, 2007, p. 11). Dios inspiró la Biblia, por ende, Él es su Autor.

Pero ¿qué más implica la palabra “inspiración”? Es decir, ¿de qué manera inspiró Dios el mensaje que encontramos en la Biblia? Se han sugerido diferentes teorías en cuanto a la inspiración de la Biblia. Analicemos algunas de ellas.

TEORÍAS ERRÓNEAS EN CUANTO A LA INSPIRACIÓN DE LA BIBLIA

La Teoría de la Inspiración Parcial

Los partidarios de esta teoría sugieren que existen partes en la Biblia que fueron inspiradas por Dios, pero que otras no lo fueron. Generalmente la idea es que Dios inspiró todos los enunciados que se relacionan a la fe y la doctrina, pero que no inspiró los enunciados que se relacionan a los hechos factuales (e.g., los enunciados científicos, históricos y geográficos). Es decir, la Biblia es “perfecta” solamente con respecto a los asuntos teológicos, pero puede ser falible cuando habla de temas seculares.

Tristemente, esta idea pobre de inspiración ha saturado las mentes de muchos religiosos. Al ver que la “ciencia” moderna muy a menudo se encuentra en oposición a los escritos bíblicos, muchos han concluido que la inspiración parcial debe ser una idea aceptable. [NOTA: La ciencia verdadera nunca ha estado en conflicto con la Biblia (vea Houts, 2007 y 2008)]. En septiembre de 2005, se anunció la publicación de un documento de la Iglesia Católica que sostenía el punto de vista de la inspiración parcial. En este documento, los obispos de Inglaterra, Gales y Escocia declararon que “[l]a Biblia es verdadera en pasajes que se relacionan a la salvación humana,…[pero] no deberíamos esperar exactitud bíblica total en temas seculares” (Gledhill, 2005).

No hace falta decir que esta teoría socava completamente el concepto adecuado de la inspiración. Si la Biblia puede errar cuando habla de temas secundarios tales como la geografía, la ciencia o la historia, ¿cómo podemos estar seguros que no puede errar cuando habla de temas de importancia eterna tales como la salvación de nuestras almas? Además, ¿quién sería el encargado de determinar qué porciones bíblicas pertenecen a la inspiración y qué porciones bíblicas no pertenecen a la inspiración? Algunos pudieran considerar Génesis 1 como parte de la doctrina bíblica, mientras que otros pudieran considerar este mismo capítulo como un asunto secular. Entonces, ¿quién tomaría la decisión final? Lo cierto es que esta teoría es falsa e inconsistente.

La Teoría de la Inspiración Natural (o Universal)

Esta teoría destrona a la Biblia de su lugar especial como un libro inspirado, y la consigna a un espacio común entre los libros humanos. Esta teoría sostiene que “los escritores de la Biblia fueron inspirados de la misma manera que los escritores modernos son inspirados” (Dickson, 1997, p. 316). En otras palabras, así como Cervantes tuvo un talento único para escribir novelas, poemas y dramas, los escritores de la Biblia fueron personas únicas con talentos únicos, pero esos talentos no fueron influidos sobrenaturalmente.

Desde luego, esta teoría adolece de muchas deficiencias y se opone directamente a las reclamaciones bíblicas. En su libro Fortifique su Fe, Wayne Jackson señaló:

Se debe rechazar esta teoría por las siguientes razones: (a) Transforma a los escritores del N.T. en mentirosos, ya que ellos declararon que el Espíritu Santo fue la fuente de sus escritos. (b) Los documentos bíblicos son inmensamente superiores a la producción humana más hábil. (c) Deja a la maravillosa unidad de la Biblia como un misterio inexplicable. (d) Si las Escrituras fueran el resultado del genio humano, los genios modernos las harían obsoletas. En cambio, la Biblia continúa siendo el libro más vendido en el mundo (1974, p. 52).

No existe duda que la Biblia trasciende al intelecto humano, es incomparable a cualquier obra humana, y ciertamente, desafía cualquier explicación naturalista.

La Teoría de la Inspiración Mecánica (o del Dictado)

Los que abogan por esta teoría han tomado la posición opuesta de los que abogan por la teoría naturalista de la inspiración. Mientras que la teoría naturalista sostiene que los escritores de la Biblia gozaron de un talento humano único, esta teoría sostiene que Dios inspiró a los escritores en el sentido que les dictó cada palabra que debían escribir. Es decir, Dios usó a los escritores de la Biblia solamente como taquígrafos. Dios habló, y ellos escribieron. Esta teoría transforma a los escritores de la Biblia en robots desprovistos de voluntad y estilo propio.

Pero si la Teoría de la Inspiración Mecánica fuera verdadera, el estilo literario y el vocabulario de los escritores sería el mismo por toda la Biblia. Sin embargo, si usted ha leído la Biblia, habrá notado que este no es el caso. El estilo de los escritores del Antiguo Testamento es diferente al estilo de los escritores del Nuevo Testamento. El estilo del apóstol Pablo es diferente al estilo del apóstol Pedro.

Existen muchas indicaciones bíblicas que descartan el dictado. Por ejemplo, Marcos y Lucas registraron las palabras de Jesús: “Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios” (Marcos 10:25; cf. Lucas 18:25). Cuando Marcos anotó “aguja”, usó la palabra griega rafis, que hace referencia a una aguja de costura. Por otro lado, Lucas usó la palabra griega belone, que se usa frecuentemente para hacer referencia a la aguja de un cirujano. El hecho que Lucas usara la palabra griega para una aguja de cirujano tiene más sentido cuando aprendemos por Colosenses 4:14 que Lucas fue un médico. Él estuvo familiarizado con esta clase de aguja más que con las agujas de costura. Marcos y Lucas usaron dos palabras diferentes para expresar la misma enseñanza divina. Esta diferencia en palabras es evidencia de antecedentes y estilos diferentes.

Es cierto que la inspiración se extiende a cada palabra en la Biblia, pero la Biblia no fue escrita al dictado, y Dios permitió que los escritores usaran sus talentos, personalidades y estilos para plasmar Su mensaje.

La Teoría de la Inspiración del Pensamiento (o del Concepto)

Esta teoría sugiere que Dios inspiró o reveló los pensamientos a los escritores de la Biblia, pero no las palabras. Es decir, los escritores escogieron las palabras sin ninguna guía del Espíritu Santo. Entonces, según esta teoría, realmente no importa las palabras que se escribieron, o si las palabras realmente describen un evento de una manera exacta; lo único que importa es la idea general. A primera vista puede parecer que esta teoría refleja una idea correcta de inspiración; no obstante, este concepto no puede explicar adecuadamente los siguientes puntos.

Primero, es imposible transmitir una idea sin transmitir palabras. Usted está siendo testigo de este punto ahora mismo. Lo que estoy haciendo en este momento es trasmitirle algunas ideas y conceptos, pero es imposible que lo haga sin hacer uso del vocabulario o la palabra. El partidario de esta teoría debe reconocer que no puede incluso comenzar a proponer esta idea sin hacer uso de las palabras. Se debe rechazar esta teoría simplemente porque es auto-contradictoria.

Segundo, el pensamiento, la idea o el significado de un texto muchas veces depende del entendimiento correcto de una palabra. En Mateo 22:32, el argumento completo de Jesús en cuanto a la resurrección de los muertos se basó en el tiempo presente de una palabra (“Yo soy”). Y en Mateo 5:18, Jesús asignó importancia trascendental incluso a los trazos más mínimos de una palabra (“la jota y la tilde”). Si la Teoría del Pensamiento fuera correcta, no pudiéramos incluso comenzar a hablar sobre la inspiración. Es imposible entender el pensamiento en 2 Timoteo 3:16 si no entendemos correctamente el significado de la palabra “inspiración”. Como otro ejemplo, Roger Dickson ha indicado que “la fuerza de Génesis 22:18 y Gálatas 3:16 también depende en el hecho que la palabra ‘simiente’ sea singular, no plural” (1997, p. 318).

Si esta teoría es correcta, ¿por qué el mundo religioso se empeña en estudiar minuciosamente las palabras que la Biblia usa? En el fondo, se nos dice que las palabras no importan; sólo importan los pensamientos. Entonces, ¿por qué gastar miles de dólares en la producción de diccionarios, comentarios y enciclopedias que explican el significado de las palabras que la Biblia contiene? Si las palabras no importan, ¿por qué incluir el estudio de la hermenéutica en un curso de teología? Esta teoría tampoco explica adecuadamente el concepto de la inspiración.

EL ENFOQUE CORRECTO

La Inspiración Verbal y Plenaria

Cuando se habla de inspiración verbal, se quiere decir que se escribió cada palabra en la Biblia por la aprobación de Dios y la guía del Espíritu Santo. Cuando se habla de inspiración plenaria, se quiere decir que Dios inspiró cada parte de la Biblia, desde el comienzo hasta el final, y sin ninguna omisión. Al usar la inspiración verbal y plenaria, Dios se aseguró que los escritores solamente escribieran lo que estaba en armonía completa con Su voluntad. Él también se aseguró que ellos no cometieran ningún error factual, histórico, geográfico o científico. La inspiración verbal y plenaria descarta la Teoría de la Inspiración Parcial, la Teoría de la Inspiración Natural y la Teoría de la Inspiración del Pensamiento. Pero la inspiración verbal y plenaria también descarta la Teoría de la Inspiración Mecánica. Aunque la inspiración verbal y plenaria enseña que cada palabra y cada parte de la Biblia son inspiradas por Dios, también deja espacio para el estilo y las personalidades de los escritores.

La Biblia claramente sostiene el concepto de la inspiración verbal y plenaria. Como ejemplo de la inspiración verbal, el salmista dijo: “El Espíritu de Jehová ha hablado por mí, y su palabra ha estado en mi lengua” (2 Samuel 23:2). Jeremías añadió: “Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca” (1:9; 36:1-2). Pablo declaró:

Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual (1 Corintios 2:12-13).

Finalmente, Jesús dijo en Mateo 5:17-18:

No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido.

Al declarar, “ni una jota ni una tilde”, Jesús enfatizó que hasta los detalles mínimos de la ley debían cumplirse. Estos detalles fueron parte de la Escritura antigua inspirada por Dios; estaban allí por la aprobación y voluntad Dios. Si cada jota y cada tilde de la ley antigua gozan de la aprobación divina, entonces, cada palabra de la ley del Nuevo Testamento también goza de la misma aprobación y voluntad divina.

En cuanto a la inspiración plenaria, el salmista escribió: “La suma de tu palabra es verdad” (Salmos 119:160). Jesús prometió a Sus discípulos que el Espíritu Santo les enseñaría, recordaría, guiaría y revelaría “toda la verdad” (Juan 14:26; 16:13). Pablo registró: “Toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Timoteo 3:16). Y Pedro añadió:

Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo (2 Pedro 1:20-21).

La Biblia no reclama inspiración parcial, sino inspiración total para todas sus partes. El enfoque correcto en cuanto a la inspiración de las Escrituras es el siguiente: Dios inspiró la Biblia de una manera verbal y plenaria. Cada palabra bíblica y cada parte bíblica tiene aprobación y autoridad divina.

Se debe enfatizar un último punto en este tema. La inspiración solamente se limita a los autógrafos de los escritores bíblicos. Es decir, solamente los que escribieron los documentos originales fueron inspirados por Dios. Los escribas, copistas y traductores de los manuscritos originales no gozaron de inspiración divina. Ahora, esto no significa que no tengamos la revelación divina en una forma exacta en la actualidad, o que no podamos confiar en los manuscritos que se han encontrado durante los siglos. Los copistas antiguos realizaron un trabajo muy meticuloso. Su meta fue la perfección completa. Hoy tenemos un gran número de manuscritos bíblicos para detectar incluso las variaciones más insignificantes, y para hacer las comparaciones respectivas.

El cristiano puede descansar seguro sabiendo que en sus manos tiene un Libro de origen divino. Él no necesita adivinar qué partes de la Biblia son inspiradas o no. Y él puede saber que Dios inspiró Su Palabra de una manera verbal y plenaria.

Referencias

Dickson, Roger (1997), El Alba de la Creencia [The Dawn of Belief] (Winona, MS: J.C. Choate Publications).

Gledhill, Ruth (2005), “La Iglesia Católica Ya No Jura por la Verdad de la Biblia” [“Catholic Church No Longer Swears by Truth of the Bible”], The Times, octubre, http://www.timesonline.co.uk/tol/news/world/europe/article574768.ece.

Houts, Michael (2007), “La Evolución es Religión—No Ciencia”, Parte I, Apologetics Press, http://www.apologeticspress.org/espanol/articulos/3554.

Houts, Michael (2008), “La Evolución es Religión—No Ciencia”, Parte II Apologetics Press, http://www.apologeticspress.org/espanol/articulos/3687

Jackson, Wayne (1974), Fortifique Su Fe [Fortify Your Faith] (Stockton, CA: Courier Publications).

Moore, John (2007), Buscando la Verdad (Maxwell, TX: World Video Bible School).

Vine, W.E. (1999), Diccionario Expositivo de Palabras del Nuevo Testamento Exhaustivo (Colombia: Editorial Caribe), reimpresión de 2001.