Ideas Falsas en cuanto a Dios

Cuando Pablo estuvo en Atenas, declaró a ciertos filósofos (que se habían reunido para oír ideas nuevas) que ellos no conocían al Dios verdadero (Hechos 17:23). En nuestra sociedad actual, muchos piensan que el hombre moderno ha avanzado intelectualmente más allá de los griegos primitivos. Lo cierto es que un segmento considerable de nuestra población todavía tiene un concepto rudimentario de Dios, como lo tuvieron los ciudadanos de Grecia.

El Ateísmo

El ateísmo argumenta firmemente que Dios no existe. Sin embargo, ningún ateo puede probar que Dios no exista, a menos que afirme que él mismo es omnisciente u omnipresente. Si reconoce que no sabe todo, abrirá las puertas de la posibilidad de que aquello que no sabe pueda ser la evidencia de la existencia de Dios. Y si el ateo no está en todo lugar, ¡lógicamente se puede concluir que donde no está puede ser el lugar donde se encuentre la evidencia de la Deidad! Por ende, no es razonable declarar: “Sé que Dios no existe”. El ateísmo es simplemente un sistema de fe irracional y crudo. Según el principio de la causa y el efecto, el diseño del Universo, la realidad de la moralidad y las Escrituras, hay más evidencia adecuada para que la persona racional concluya que Dios existe.

El Panteísmo

El panteísmo es la noción que sugiere que la esencia de la Deidad impregna todo. Todo el Universo es Dios. Este concepto ha reaparecido recientemente con la popularidad del movimiento de la “nueva era”. Un partidario de esta filosofía lo expresó de esta manera: “Esencialmente, no hay tal cosa como Dios; Dios no existe. Y en otro sentido, no hay nada más que Dios; solamente Dios existe… Todo es Dios. Y ya que todo es Dios, no hay Dios” (Creme, 1980, p. 110). Este enunciado no tiene sentido, y fundamentalmente, no hay veracidad en el dogma completo del panteísmo. Dios es eterno (Salmos 90:2). Él es el Creador del Universo, y por ende, es independiente de él y superior a él. Es un mal terrible confundir al Creador con la creación (vea Romanos 1:22-25), pero este es el mismo error de los partidarios de la “nueva era”. Esta es una ideología que busca destronar a Dios y constituir al hombre como su propio dios.

El Politeísmo

El politeísmo es la creencia en muchos dioses. En Atenas, el espíritu de Pablo se enardeció cuando observó que la ciudad estaba llena de ídolos (Hechos 17:16). Pero el politeísmo no es simplemente una religión de la historia antigua; en cambio, prospera en el mundo moderno. Mientras la tecnología, el transporte y la comunicación aceleran, el cristiano tiene más oportunidades de someterse a este sistema falso de fe. Por ejemplo, el hinduismo, con sus numerosos dioses, está desarrollando una presencia más patente en los Estados Unidos. Pero “aunque haya algunos que se llamen dioses…, sólo hay un Dios” (1 Corintios 8:5-6). Incluso los demonios saben que solamente hay un Dios (Santiago 2:19).

El Deísmo

El deísmo admite la existencia de un Ser supremo, pero niega el concepto bíblico de que a Dios Le interese e intervenga en las vidas de los hombres. Joseph Joubert, un deísta francés, proclamó: “Dios se ha apartado consigo mismo y se ha escondido en el seno de Su propio ser”. Se puede ver que este hombre dominaba el arte del disparate. El deísta repudia la Biblia como la revelación de Dios, y asevera que el hombre debe caminar a la luz de la razón y la experiencia. Alguien ha dicho que el deísta es la persona que no ha tenido tiempo de convertirse en un ateo. Un buen ejemplo de un deísta fue Voltaire, el famoso filósofo francés. Voltaire reconoció: “Siempre estaré convencido de que un reloj es prueba de un relojero, y que el universo es prueba de un Dios” (Brown, 1979, p. 85). A pesar de este reconocimiento, Voltaire fue un oponente hostil de la religión cristiana.

El Agnosticismo

T.H. Huxley sugirió el término “agnóstico”, lo cual indica el concepto de que la “existencia” es “incomprensible”. El agnóstico no niega la existencia de Dios, sino simplemente afirma que no hay evidencia suficiente para garantizar esta conclusión. Simplemente dice que no se puede saber si hay un Ser supremo. Algunas veces el agnóstico expresa cinismo en cuanto al conocimiento en general. Jean-Paul Sartre, existencialista francés, reveló su propio punto de vista cuando hizo que un personaje en una de sus novelas dijera: “Estoy comenzando a creer que no se puede probar nada” (Sartre, 1965, p. 26). Algunos escritores “cristianos” que argumentan que no se puede probar la existencia de Dios, agravan adicionalmente la batalla contra el agnosticismo. Al abordar la existencia de Dios, un escritor (que debería estar mejor informado), declaró: “[R]ealmente no hay tal cosa como la verdad o prueba absoluta según un punto de vista puramente lógico” (Clayton, 1990, p. 5). Este enunciado no refleja la verdad.

El Islamismo

La idea musulmana de Dios es completamente inconsistente con la enseñanza de la Biblia. Los musulmanes argumentan que Dios es una personalidad solitaria “que no tiene hijo o compañero, y que nadie más tiene el derecho de ser adorado sino solamente Él. Él es el Dios verdadero, y cualquier otra deidad es falsa” (Ibrahim, 1997, p. 45). Por ende, los seguidores de Mahoma niegan la naturaleza divina unida de Cristo (Juan 1:1-3,14; 10:30; 20:28) y el Espíritu Santo (Hechos 5:3-4) con el Padre.

Otros movimientos, e.g., los “Testigos de Jehová”, también niegan la deidad de Cristo y del Espíritu—e incluso repudian la personalidad del Espíritu Santo.

El Mormonismo

La religión de José Smith también tiene su concepto extraño en cuanto a Dios. Primero, el mormonismo niega al Dios eterno. José Smith dijo: “Nosotros hemos imaginado y supuesto que Dios existió desde toda la eternidad. Yo refutaré tal idea y quitaré el velo, para que ustedes pueden ver” (Lundwell, 1945, p. 17). Los mormones aseveran que Dios el Padre “tiene un cuerpo de carne y huesos, tangible como el del hombre” (Doctrina y Convenios, s.d., 130:22). No obstante, las Escrituras claramente enseñan que Dios existía desde la eternidad (Salmos 90:2). Además, Él no es hombre (Oseas 11:9) que posea carne y huesos (Mateo 16:17); en cambio, es un Ser espiritual (Juan 4:24; cf. Lucas 24:39). El enfoque mormón en cuanto a Dios es falso.

El Pentecostalismo Unido

La herejía de la “Santidad Unida” sugiere que “el Padre”, “el Hijo” y “el Espíritu Santo” representan a la misma persona divina. Ellos no distinguen las Personalidades dentro de la Deidad sagrada. Su doctrina es errónea ya que la Biblia clarifica que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo tienen una identidad individual. El Padre no es el Hijo, como evidencia el hecho que el Padre conocía el tiempo de la llegada del fin cuando el Hijo no lo conocía (Mateo 24:36). El Hijo no es el Espíritu ya que alguien podía blasfemar al Hijo y obtener perdón, pero tal cosa no se aplicaba al Espíritu (Mateo 12:32). Lo cierto es que se participa de la naturaleza anticristiana cuando no se desea reconocer la diferencia entre el Padre y el Hijo (vea 1 Juan 2:22).

El Modernismo Religioso

El modernismo religioso presenta un concepto muy distorsionado de Dios. Los modernistas han sido influenciados significativamente por la teoría de la evolución. Por tanto, los que tienen inclinación liberal han aplicado el principio de la evolución a la Biblia. Harry Emerson Fosdick expresó el concepto de la siguiente manera: “Sabemos que cada idea en la Biblia comenzó desde un origen primitivo e infantil, y…creció en alcance y altura hasta la culminación del Evangelio de Cristo” (Fosdick, 1924, p. 11).

En cuanto a Jehová, esta teoría dice que en el Antiguo Testamento la descripción de Dios es la de una deidad feroz y vengativa. Este concepto fue el producto de la personificación del hombre primitivo en cuanto a las fuerzas hostiles de la naturaleza que él no podía entender. Se alega que para el tiempo del Nuevo Testamento, se había desarrollado la idea de un Dios benévolo. Por ende, se dice que, en comparación al Dios del Antiguo Testamento, el “Dios de Jesús” es un Dios de amor, no de ira.

Este concepto de Dios está en conflicto total con la verdad. Desde luego, hay ejemplos en el Antiguo Testamento del juicio severo de Dios mientras preparaba a la humanidad para un nivel mayor de responsabilidad espiritual. ¿Pero no han leído estos críticos en cuanto a la belleza de la benevolencia de Jehová en el Salmo 23? ¡Esto se encuentra en el Antiguo Testamento! Adicionalmente, aunque el amor del Cielo se revela dramáticamente en el Nuevo Testamento (particularmente en el regalo de Jesucristo), todavía hay evidencia suficiente de que Dios juzga y juzgará a los desobedientes (cf. Hechos 5:1-11; 12:23; Romanos 11:22). El enfoque modernista en cuanto a Dios es erróneo.

El Calvinismo

Juan Calvino (1509-1564) fue uno de los hombres más influyentes del movimiento de la Reforma Protestante. Tal vez la premisa fundamental de la doctrina de Calvino fue su creencia en la soberanía de Dios. Según su entendimiento equivocado de este concepto, y debido a la influencia de las ideas de teólogos antiguos, Calvino supuso que Jehová había determinado que algunos se salvarían y que otros se perderían. En su Institución de la Religión Cristiana, este erudito de Ginebra expresó la idea de esta manera: “Nadie que desea recibir instrucción religiosa se atreve a negar la predestinación, por la cual Dios escoge a algunos para la esperanza de vida, y condena a otros a la muerte eterna” (vea Bettenson, 1947, p. 302). Para Calvino, el destino del hombre solamente estaba en las manos de Dios. Esta doctrina no tiene fundamento bíblico por las siguientes razones:

  1. La esfera del Evangelio es universal. Dios dio a Su Hijo por el mundo (Juan 3:16), así que las Buenas Nuevas de Cristo es para todos (Lucas 2:10; Juan 12:32).
  2. La Biblia claramente enseña que los perdidos se pueden salvar (Lucas 19:10); los “enfermos” pueden ser sanados (Lucas 5:31-32); los muertos espirituales pueden vivir (Efesios 2:1et.seq.).
  3. Trágicamente, es posible que los salvos se pierdan. El creyente puede dejar de creer (Hebreos 3:12); los que están en la gracia pueden caer de ella (Gálatas 5:4). Por tanto, el calvinismo desacredita la naturaleza justa del Creador.

CONCLUSIÓN

Es muy importante que los que enseñan en cuanto a Dios lo hagan de una manera que sea consistente con la revelación de Su Palabra. No se debe describir erróneamente a Dios.

Referencias

Bettenson, Henry (1947), Documentos de la Iglesia Cristiana [Documents of the Christian Church] (Nueva York: Oxford).

Brown, Colin (1979), Filosofía y la Fe Cristiana [Philosophy and the Christian Faith] (Downers Grove, IL: InterVarsity).

Clayton, John (1990), La Fuente [The Source] (South Bend, IN: John Clayton).

Creme, Benjamin (1980), La Reaparición del Cristo y los Maestros de Sabiduría [The Reappearance of the Christ and the Masters of Wisdom] (Hollywood, CA: Tara).

Doctrina y Convenios (sine data), La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, http://www.lds.org/scriptures/dc-testament?lang=spa.

Fosdick, Harry (1924), El Uso Moderno de la Biblia [The Modern Use of the Bible] (Nueva York: Macmillan).

Ibrahim, I.A. (1997), Una Guía Breve Ilustrada para Entender el Islam [A Brief Illustrated Guide to Understanding Islam] (Houston, TX: Darussalam).

Lundwell, N.B. (1945), La Visión [The Vision] (Lundwell).

Sartre, Jean-Paul (1965), Náusea [Nausea] (Harmondsworth, Inglaterra: Penguin).