¿Inventaron los apóstoles el Nuevo Testamento?
Resumen | Sin importar lo que los críticos y escépticos propongan, la evidencia indica que el Nuevo Testamento es la obra de Dios. |
Los que se oponen al cristianismo suelen decir que los discípulos extrañaron tanto a Jesús que inventaron la resurrección y el registro de Sus palabras y hechos, creando por ende el Nuevo Testamento. Supuestamente, los actos amables comunes de la vida regular se convirtieron en milagros impresionantes. Se incluyeron sermones con referencia a Su venida del cielo y Su identidad como el Hijo de Dios. Una vida buena llegó a ser una vida inmaculada.
Muchos que dicen estas cosas no han leído la Biblia; ellos repiten lo que han escuchado o leído de otros incrédulos. Raramente estudian con cuidado los detalles de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. El miembro promedio de la iglesia sabe mucho más en cuanto a la Biblia, pero esto no significa que esté listo a contestar las preguntas de un hijo o nieto que pone en duda a la Biblia (1 Pedro 3:15).
El enfoque prudente implica el examen del contenido del Evangelio. El Nuevo Testamento tiene un aura de autenticidad. Si el relato del Evangelio fuera inventado, tendría una lectura diferente. ¿Qué factores internos muestran que los discípulos no pudieron haber inventado el Evangelio?
La presencia de contenido poco halagador
Los historiadores emplean esta regla: Si un documento contiene características que avergonzarían al que lo escribió, con mucha probabilidad es histórico (a esta regla también se la conoce como el criterio de la vergüenza).[1]
Los discípulos no cambiaron la historia, incluso cuando les hubiera hecho lucir mejor. En conjunto, escribieron que fueron
tardos para entender (Marcos 8:17-18; 9:19),
ambiciosos (Marcos 9.33-37; Lucas 9:46; 22:24),
insensibles (Marcos 10:13-16; 14:32-42),
incrédulos (Marcos 16:14),
poco inteligentes y tímidos (Lucas 18:31-34; Marcos 9:32),
faltos de educación y menospreciados (Hechos 4:13),
cobardes (Mateo 26:33-35; Marcos 14:50-52), y
llenos de duda (Mateo 28:17; Lucas 24:25).
Individualmente, los hijos de Zebedeo hicieron que su madre requiriera posiciones exaltadas para ellos, lo cual revela falta de madurez, entendimiento pobre en cuanto al reino, e ignorancia de los mandamientos específicos de Jesús (Mateo 20:20-23; Marcos 10:45; Lucas 22:24-27). Pedro insultó a Jesús al ponerlo al nivel de Moisés y Elías (Mateo 17:4-5), Lo negó tres veces (Mateo 26:69-75), y Jesús lo llamó «Satanás» en la biografía que probablemente él ayudó a escribir (Marcos 8:33). Tomás dudó (Juan 20:24-28).
Culturalmente, descubrimos un detalle extraño. Las mujeres (no los discípulos) fueron los primeros testigos de la tumba vacía en un tiempo en que las mujeres eran ciudadanas de segunda clase e incapaces de testificar en una corte.[2]
La presencia de detalles contraproducentes
Una segunda regla de los historiadores es esta: Si un documento contiene detalles contraproducentes para el propósito por el cual fue escrito, entonces con mucha probabilidad es histórico.
Si los discípulos estaban tratando de convencer al mundo de que Jesús era el Hijo de Dios (Juan 20:30-31), ¿por qué incluyeron muchas acusaciones en contra de Él que mostraban que la gente negaba el caso? Jesús mismo incluso negó ser bueno si no fuera Dios (Mateo 19:17). Los escritores mostraron que Jesús fue acusado por Su familia y Sus enemigos de:
estar fuera de sí (Marcos 3:21; cf. Juan 7:20; 8:48; 10:20).
ser mentiroso (Juan 7:12, 47; cf. Mateo 27:63).
ser borracho (Mateo 11:19) y
estar poseído (Marcos 3:22; Mateo 9:34; 10:25; 12:24; Lucas 11:15).
Si estaban tratando de obtener más seguidores para Jesús, ¿por qué admitieron que muchos de Sus seguidores Lo abandonaron (Juan 6:66) y que Su propia familia se opuso a Él (Marcos 3:21; Juan 7:5).
Si estaban tratando de impresionar a la gente con Su grandeza, ¿por qué incluyeron hechos poco favorecedores como los siguientes?
Su ocupación como un carpintero pobre en Nazaret (Marcos 6:3).
Algunas demostraciones de enojo (Marcos 3:5; Juan 2:13-17),
Su bautismo en manos de Juan (Mateo 3:13-17). Al usar el criterio de la disimilitud para juzgar la credibilidad histórica del bautismo de Jesús en manos de Juan, el crítico Bart Ehrman admitió que «es difícil imaginar que los cristianos inventaran la historia del bautismo de Juan ya que esto pudiera interpretarse como si él hubiera estado subordinado a Juan».[3]
Su arresto y condena (Mateo 26:47-56; 27:15-31).
Su ejecución vergonzosa por medio de la crucifixión (Mateo 27:32-56).
Hubiera sido fácil que los discípulos obviaran estos detalles; pero al incluirlos, mostraron su lealtad ante la verdad.
Además, los discípulos no registraron la nueva religión al apelar a la gente que es usualmente orgullosa, mundana, sensual o profana. Las enseñanzas de Jesús fueron radicales, como también vergonzosas para tal cultura. Sus enfoques son poco convencionales en cuanto
al ayuno (Mateo 6:16),
el divorcio (Mateo 19:1-12),
los títulos religiosos (Mateo 23:8, 10),
el legalismo (Mateo 23:23),
los pecadores (Lucas 7:34) y
las mujeres (Juan 4:1-9).
El criterio de la disimilitud sugiere que un registro o acción en cuanto a Jesús puede ser considerado auténtico con más confianza si difiere o contradice las perspectivas del judaísmo al tiempo de Jesús o de la iglesia primitiva.
La presencia de contenido irrelevante
Se registra que, después que Jesús fue arrestado, hubo un joven que Lo seguía cubierto con una sábana (Marcos 14:43-52). Cuando algunos trataron de prenderlo, él dejó su sábana y huyó desnudo. No se menciona el nombre del joven. ¿Por qué se incluye esto? No tiene conexión con el evento excepto como un detalle que un testigo recordaría, especialmente si el joven se convirtió en el autor del mismo libro (como los eruditos creen).
Después que una multitud preguntara a Jesús lo que se debía hacer con una mujer adúltera, Él comenzó a escribir en la tierra como si estuviera tratando de ganar tiempo (Juan 8:1-10). Juan no dice qué escribió. Tampoco es claro la manera en que el escrito se relaciona al evento. La única razón para incluir esto es el hecho de que esto sucedió.
Una parte del material en los relatos del Evangelio fue irrelevante para los problemas de la iglesia al tiempo en que se cree que estos libros fueron escritos (50-90 d. C.). Considere estos incidentes:
La predicción de Jesús de la destrucción de Jerusalén cuando esto ya había sucedido (Mateo 24:1-34).
La controversia de Jesús con los fariseos en cuanto a la práctica del Corbán cuando ya no había templo o sacerdotes para realizar la práctica (Marcos 7:10-13; cf. Mateo 15:4-6).
La enseñanza de Jesús en cuanto al altar cuando este ya no existía (Mateo 23:18-20).
¿Por qué incluyeron los discípulos estos registros? La explicación más razonable es que estas cosas sucedieron.
La ausencia de contenido relevante
Los cristianos antiguos tenían muchos conflictos. Ellos no estaban de acuerdo en los siguientes temas:
La circuncisión como un requisito religioso (Hechos 15:1-2).
La observación de la Ley de Moisés (Gálatas 5:3-4).
Las prácticas matrimoniales (1 Corintios 7).
Los dones milagrosos y el habla en lengua (1 Corintios 12-14).
Las leyes sobre la práctica dietética (Romanos 14).
La unión de judíos y gentiles en la iglesia (Efesios 2:11-12).
Cuando surgía una duda, la práctica inicial era ver lo que Jesús había dicho en cuanto al tema (1 Corintios 7:6, 12, 25; 2 Corintios 11:17). Sin embargo, Jesús no habló mucho en cuanto a ninguno de estos temas en Sus sermones registrados. Si los discípulos hubieran inventado el Evangelio, habrían añadido un versículo para resolver estas disputas.
Otra omisión significativa tiene que ver con la ausencia de enunciados de Pablo. Pablo fue un hombre muy educado, un escritor hábil, un líder prominente y un predicador conocido, pero no se incluyó ninguna parte de sus escritos o enunciados en los evangelios. T. W. Manson escribió lo siguiente:
Las cartas paulinas contienen una abundancia de declaraciones que pudieran haber sido atribuidas fácilmente a Jesús y presentadas al mundo como los oráculos del Señor. Pero ¿cuántas declaraciones hay? Ninguna. Parece algo extraño que, si la historia de Jesús fuera la creación de la comunidad cristiana, no se hubiera usado el material admirable presentado por el miembro más hábil, activo e influyente de la comunidad.[4]
La presencia de unidad con diferencias
Cuando los cómplices perpetran un engaño, aprenden una versión de la historia para que no se contradigan ante los oficiales u otros (dependiendo del engaño); dan respuestas uniformes. Los expertos sienten sospecha si los testimonios independientes son demasiado similares. Si varios testigos describen una situación al repetir básicamente los mismos detalles, el testimonio generalmente es rechazado. Por otra parte, si los testigos presentan los mismos hechos principales en detalles variados, el caso es convencedor (este es llamado el criterio de la atestación múltiple).[5]
Lo primero que sorprende al que lee los ochenta y nueve capítulos escritos por Mateo, Marcos, Lucas y Juan, es la variedad del registro de la misma vida. Estos hombres escribieron en cuanto a los mismos sermones, acciones y eventos, pero cada uno presenta diferentes detalles. Aunque se conoce a Mateo, Marcos y Lucas como los evangelios «sinópticos», que significa «del mismo enfoque», estos difieren significativamente. Los críticos de la Biblia incluso presentan supuestas contradicciones (y los creyentes de la Biblia las responden).
Sin embargo, la historia completa es armoniosa. El contenido muestra el mismo enfoque de Dios, las mismas declaraciones del Salvador, y las mismas opiniones en cuanto a la ética y la moralidad. Los seguidores y los enemigos han comparado meticulosamente las biografías de Jesús por casi dos mil años, pero los relatos del evangelio han pasado las pruebas y los análisis. ¿Cómo pudo cada autor escribir de manera individual, y por su propósito personal, pero al final brindar una narración mutua completamente armoniosa?
¿Inventaron los discípulos el Evangelio? La evidencia indica que esta es la obra de Dios (2 Timoteo 3:16; 2 Pedro 1:20-21).
[1] El criterio de la vergüenza es uno de los puntos listados en el «Criterio de autenticidad» que los académicos emplean. Los otros son el criterio de la disimilitud, el criterio del lenguaje y el ambiente, el criterio de la coherencia y el criterio de la atestación múltiple. —John P. Meier, Un judío marginal: Un nuevo análisis del Jesús histórico [A marginal Jew: Rethinking the historical Jesus], vol. 1 (Nueva York: Doubleday, 1991), 168-171.
[2] Josefo escribió: «Que no se admita el testimonio de las mujeres, debido a la levedad y atrevimiento de su género; tampoco se admita el testimonio de los siervos debido a la falta de honra de su alma, pues es probable que ellos no dirán la verdad, sea por la esperanza de ganancia o el temor al castigo». —Flavio Josefo, Antigüedades judías, 4.8.15.
[3] Bart D. Ehrman, El Nuevo Testamento: Una introducción histórica de los escritos cristianos antiguos [The New Testament: A historical introduction to the early Christian writings], 7.ª ed. (Nueva York: Oxford University Press, 2019), 194-195.
[4] Ben Witherington III, La cristología de Jesús [The Christology of Jesus] (Minneapolis: Fortress, 1990), 4.
[5] El criterio de la atestación múltiple (o independiente) es una herramienta que los eruditos en Biblia usan para determinar si ciertas acciones o dichos de Jesús en el Nuevo Testamento son del Jesús «histórico».
Publicado el 21 de octubre de 2024 en www.ebglobal.org. Traducido por Moisés Pinedo. Título original en inglés, «Did the apostles make up the New Testament?», en House to House, 29.5 (2024): 1-3.