Trate de dormir con un mosquito

Resumen

Aunque algunos puedan minimizar su servicio, el Señor ha señalado que la iglesia depende grandemente de su trabajo.

Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad (Miqueas 5:2).

Todos solemos pensar demasiado en las cosas que consideramos «grandes» o «importantes» en la vida, y al mismo tiempo ignoramos las «cosas pequeñas». Es fácil pensar que aquellos que están involucrados en las actividades más notables son más importantes que aquellos que trabajan detrás del escenario. Esto pasa en toda área imaginable. Un político da un discurso poderoso, y los medios de comunicación hablan de la manera elocuente, articulada e impactante en que el político se desempeñó. Mientras tanto, nadie conoce el nombre del escritor que escribió el discurso. Muchos cantantes han llegado a ser famosos y han adquirido una gran fortuna debido a las canciones que han interpretado, pero nadie conoce el nombre de los compositores de las canciones. El delantero en el equipo de fútbol es generalmente más popular y mejor pagado, pero pocos conocen los nombres de los defensas que evitan los goles y que lanzan la pelota hacia adelante para que los delanteros puedan marcar los goles. La gente habla de la importancia de las ciudades grandes, pero frecuentemente ignora o incluso se burla de las localidades agrícolas sin las cuales tales «ciudades grandes» no pueden subsistir.

Tristemente, esta obsesión con las cosas grandes e influyentes también afecta a la iglesia del Señor. Algunos están enamorados de sus predicadores y autores favoritos, e ignoran al hermano o hermana que silenciosa, generosa y consistentemente trabaja detrás del escenario. Esas son las personas que día tras día realizan actos de servicio que mantienen a la iglesia en funcionamiento. Ellos son quienes visitan a los enfermos y los consuelan, cortan la hierba para aquellos hermanos que ya no pueden hacerlo, envían tarjetas de ánimo, llevan alimentos a los necesitados, comparten el Evangelio con sus vecinos, hacen mantenimiento al local de la iglesia, preparan la cena del Señor y hacen muchas otras cosas. Hay un lugar en la iglesia para aquellos que trabajan «al frente», pero no debemos pensar que el hecho de que una persona esté al frente significa que tenga mayor importancia. Después de todo, ¿qué tiene alguno de nosotros que no haya recibido del Señor (1 Corintios 4:7)?

El punto es que, sin importar cuán notable nuestro servicio pueda ser, cada miembro tiene un rol esencial en la vida del cuerpo (Romanos 12:3-8; 1 Corintios 12:12-25). Como en el caso de Belén en el tiempo del Israel antiguo, aquellos que son vistos como insignificantes entre nosotros frecuentemente prueban ser la fuente de bendiciones magníficas e innumerables. Como en el caso de las «[c]uatro cosas [que] son de las más pequeñas de la tierra, y las mismas son más sabias que los sabios» (Proverbios 30:24-28), nosotros podemos beneficiarnos grandemente de aquellos que no captan nuestra atención notablemente.

El título de este artículo viene de las palabras del catorceavo Dalai Lama en cuanto a aquellos que piensan tener poca importancia. Él dijo: «Si piensa que es demasiado pequeño para marcar una diferencia, trate de dormir con un mosquito». Aunque sin duda desecho una gran parte de su filosofía, este enunciado refleja cierta sabiduría que todos necesitamos para apreciar la importancia inmensa de las «cosas pequeñas» que otros hacen en el servicio del Señor. Aunque tristemente algunos, incluso los compañeros cristianos, pueden minimizar su servicio ante el Señor, Él ha señalado claramente que el cuerpo depende de su contribución para funcionar en su potencial más alto. Así que, sin importar su rol en el cuerpo, le agradecemos por todo lo que hace por Dios.