Los “Beneficios” del Infierno

Aparentemente, algunos fuera de la iglesia del Señor, como también algunos “cristianos”, desean los “beneficios” del infierno. Es más fácil viajar por el camino ancho que guía al infierno que por el camino angosto y difícil que conduce al cielo (Mateo 7:13-14). La mayoría o todos los amigos de algunas personas están dirigiéndose al infierno, y para estar eternamente con ellos, tales personas también “desean” ir allá. Además, no existe ley restrictiva o prohibiciones que se deban obedecer para ir al infierno. Y finalmente, el infierno parece ofrecer “beneficios” para algunas personas.

No habrá predicación en el infierno.

Para algunas personas, e incluso para algunos “cristianos”, la ausencia de predicación será una ventaja clara. Frecuentemente el mundo considera la predicación del Evangelio como locura (1 Corintios 1:18-21). Algunas veces los que no son cristianos, como también los que son, consideran las doctrinas bíblicas inflexibles como simplemente opiniones de hombres (1 Tesalonicenses 2:13). Muchos consideren tal predicación como un entremetimiento en sus vidas personales—enseñanzas tediosas, aburridas e innecesariamente prolongadas (Mateo 14:1-12; Hechos 6:8-7:60; 20:7). No obstante, los predicadores deben enseñar todo el consejo de Dios (Hechos 20:27; 2 Timoteo 4:1-2).

Aunque no habrá predicación en el cielo, habrá predicadores allí. Muchos profetas, predicadores y maestros falsos irán al infierno (Romanos 16:17-28; Santiago 3:1; 1 Juan 4:1; Apocalipsis 20:10). El hombre rico de Lucas 16:19 que llegó a la parte del hades que es un preludio al infierno, ilustra que los habitantes del infierno desearán escuchar la predicación que conlleva oportunidad subsiguiente de obediencia, pero no habrá predicación ni oportunidades adicionales de arrepentimiento.

No habrá oración en el infierno.

Parece que la oración ocupa una parte muy insignificante en la vida de muchos, y otros la descartan por completo—a pesar de la regularidad y urgencia con la que la Biblia enseña que el hombre debe orar (1 Tesalonicenses 5:17; Santiago 5:16). Los que no asisten a las reuniones también renuncian a las oraciones públicas que se realizan en ellas (1 Corintios 14:15). Jesús instruyó a Sus seguidores a orar privadamente (Mateo 6:6). Pero nadie tiene que orar públicamente o privadamente si su meta es el infierno.

Por otra parte, si una vez en el infierno un alma decidiera orar, esto sería demasiado tarde. El hombre rico de Lucas 16 hizo peticiones que no se pudieron satisfacerse porque ya estaba en la otra vida. Dios no responde las oraciones de aquellos que viven en pecado en la tierra, y obviamente no oirá las oraciones de aquellos que mueren en pecado (Proverbios 28:9; Juan 9:31).

No habrá “pago” en el infierno.

A algunos les desagrada tener que apoyar regularmente a la iglesia y a los que laboran por Cristo. Para ellos parece que la iglesia siempre está pidiendo dinero (1 Corintios 16:1-2). La predicación que instruye que los cristianos tienen responsabilidades financieras ante la iglesia y su trabajo irrita a algunos de los hijos de Dios (2 Corintios 9:6-7). Ciertamente, ¡a ellos les encantará la idea de que no habrá ofrendas en el infierno!

Pero también es verdad que nadie tendrá nada en el infierno que pueda dar. La Tierra y todo lo que hay en ella serán quemados (2 Pedro 3:10). Es obvio por la historia del granjero rico que nadie puede llevar ningún bien al más allá (Lucas 12:16-21). Los únicos tesoros en la eternidad son aquellos que serán hechos en el cielo con anticipación (Mateo 6:19-21).

No habrá programas o proyectos en el infierno.

El trabajo, los programas y los proyectos de la iglesia requieren tiempo, lo cual muchos cristianos egoístamente reservan solo para sí mismos. No habrá clases bíblicas, campañas evangelísticas, conferencias, programas de evangelización y otras actividades especiales en el infierno que molesten al discípulo renuente. Sin embargo, Dios no creó a ninguna persona que no tuviera talento, y todos tenemos la misma cantidad de horas en el día (Mateo 25:14-30).

No habrá programas en el infierno. Todo lo bueno que se debe realizar solamente se puede hacer en esta vida (Eclesiastés 9:10; Juan 9:4). Por ende, debemos usar el tiempo prudente y sabiamente (Efesios 5:15-16; Colosenses 4:5).

No habrá gente piadosa en el infierno.

Mucha gente en el mundo, y alguna veces algunos “hermanos”, no prefieren la compañía de personas piadosas (Romanos 12:10; 1 Pedro 2:17). Frecuentemente el mundo insulta a los cristianos, llamándoles santurrones, fariseos, legalistas o de alguna otra manera despectiva. Así que muchos prefieren la influencia corrupta de gente impía en vez de la bendición de la compañía cristiana fiel (1 Corintios 15:33; 2 Corintios 6:14-18).

Todos los habitantes futuros del infierno serán pecadores no perdonados. Lucas 16:19-31 indica que no se permitirá comunión entre los salvos y los perdidos. Las varias listas de pecados en el Nuevo Testamento revelan el tipo de almas que habitarán el infierno por la eternidad (Romanos 1:19-32; 1 Corintios 6:9-10; Gálatas 5:19-21; Apocalipsis 21:8).

No habrá prohibiciones en el infierno.

Muchas personas sienten angustia y dolor cuando se requiere que se sometan a la autoridad (Mateo 28:18). Se sienten abrumadas por los mandamientos y prohibiciones. Se recienten del Evangelio, que es la ley de Cristo (Santiago 1:25; 2:12).

Pero no habrá consolación en el infierno debido a la libertad de ley. Los habitantes del infierno eterno estarán en compañía de otros iguales a ellos, quienes rechazaron las leyes de Dios mientras estuvieron en vida. El hombre rico de Lucas 16:19-31 quería con desesperación que su familia obedeciera las leyes de Dios para evitar llegar al infierno.

CONCLUSIÓN

A fin de cuentas, el infierno tiene más desventajas que beneficios. El infierno es un lugar:

  • de fuego ardiente (Mateo 13:41-42,50; 25:41; Apocalipsis 20:10-15; cf. Lucas 16:24).
  • de sed insaciable (cf. Lucas 16:24).
  • habitado de gente y seres angélicos impíos (Mateo 25:41; 1 Corintios 6:9-10; Gálatas 5:19-21; Apocalipsis 21:8; 22:15).
  • separado de Dios (2 Tesalonicenses 1:7-9; cf. Lucas 16:23).
  • de tinieblas externas (Mateo 25:30).
  • de tormento constante (Apocalipsis 14:10-11; 20:10; cf. Lucas 16:23-25,28).
  • de castigo sin fin (Mateo 25:46; Hebreos 10:27-29).
  • de recuerdos tristes (cf. Lucas 16:25).
  • de lamento eterno (cf. Lucas 16:27-28).
  • alejado de la felicidad del cielo (Apocalipsis 14:10; cf. Lucas 16:23).
  • donde no se responde a las oraciones (cf. Lucas 16:24-31).
  • donde el hombre ruega por misericordia pero no la recibe (cf. Lucas 16:24).
  • de donde los hombres querrán salir pero no podrán escapar (Mateo 25:41,46; Apocalipsis 20:10; cf. Lucas 16:26).

No habrá tiempo de descanso, recreación, receso, graduaciones, retiros, vacaciones o libertad condicional; ¡el infierno es para siempre! El infierno no fue preparado para el hombre, sino para el diablo (Mateo 25:41). Dios no quiere enviar a nadie al infierno eterno (2 Pedro 3:9). Nadie tiene que pasar la eternidad en el infierno si sigue el camino estrecho a la ciudad de la vida (Mateo 7:13-14). Todos pueden escoger la vida y vivir con Dios para siempre (Deuteronomio 30:19; Josué 24:15; Romanos 6:16-18; Filipenses 2:12). Jesucristo vino al mundo con el fin de salvar a las almas del infierno del diablo (Lucas 19:10; Juan 3:16).

Nadie en sus cinco sentidos, estando informado de la atrocidad del infierno, quisiera pasar la eternidad allí. Sin embargo, los cristianos deben practicar fielmente todo el consejo de Dios para evitar el infierno y llegar al cielo al final del tiempo (Santiago 4:17; 1 Juan 1:7,9; Apocalipsis 2:10). Los que no son cristianos deben arrepentirse y someterse a la inmersión en agua para la remisión de pecados con el fin de evitar el infierno. Luego deben andar fielmente en el camino cristiano, cuyo fin es el cielo con Dios. Hemos considerado los “beneficios” del infierno, y animamos conscientemente a todos a evitarlo al llegar al cristianismo y permanecer fiel, practicando con entusiasmo en la adoración y servicio cristiano.