Mateo 12: Un Llamado a la Razón
En Mateo 12, se trajo a Jesús “un endemoniado, ciego y mudo; y [Jesús] le sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba. Y toda la gente estaba atónita, y decía: ¿Será éste aquel Hijo de David? Mas los fariseos, al oírlo, decían: Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios” (vss. 22-24).
Jesús realizó un milagro público e incuestionable, pero los fariseos, cuyo carácter estaba contaminado de hipocresía y orgullo (Mateo 23), argumentaron contra la naturaleza del milagro. ¿Cómo respondió Jesús? Su respuesta involucra un llamado a la razón. Considerémosla de manera lógica.
- El argumento de los fariseos. Hay un punto principal en el argumento de los fariseos que Jesús usó como base para Su refutación: los fariseos no rechazaron la legitimidad del milagro. Era obvio que Jesús había realizado un milagro real; no hubo abracadabras, juego de manos, ejecución secreta, sospecha de complicidad o “sanidad” a medias (como en el caso de los supuestos milagros modernos). Aunque los fariseos eran enemigos acérrimos de Jesús, no se atrevieron a negar el milagro; ellos sabían que la gente que lo había atestiguado no admitiría tal negación. Por ende, negaron la fuente del milagro—reconociendo que Jesús realmente hacía milagros, pero que lo hacía por el poder de Satanás.
- La refutación del Maestro. Jesús estaba a punto de enseñar a los fariseos una buena lección de razonamiento lógico. Él no solamente había escuchado sus palabras, sino había escudriñado sus intenciones. ¿Cuál era el problema de tal argumentación farisaica? Jesús presentó Su refutación en los versículos 25-27. El argumento era falaz ya que: (1) Si Satanás quisiera que su reino sobreviviera (lo cual quiere y lo cual los fariseos estaban forzados a admitir), ¿expulsaría a los suyos? ¿Usaría su propio poder contra los suyos? Tal argumento ridículo sería como sugerir que un ejército que deseara ganar una batalla impusiera la “estrategia” de disparar a los suyos. (2) Si Satanás estuviera trabajando contra sí mismo—como se había argumentado, entonces los fariseos estuvieran en otro dilema: no podrían determinar con éxito quién trabaja para quién. En otras palabras, no se podría decir que alguna obra buena era la obra de Dios, ya que pudiera ser la obra de Satanás quien estuviera “trabajando contra sí mismo”. Irónicamente, los fariseos demandaban reconocimiento divino para las falsificaciones milagrosas de sus discípulos, pero al mismo tiempo negaban la fuente de un milagro indiscutiblemente verdadero.
- La conclusión del Maestro. Jesús no estaba interesado en ganar un argumento sin tocar el corazón y la conciencia de Sus acusadores y Su audiencia (vss. 28-30). ¿Qué conclusiones y acciones demandaban la legitimidad del milagro? (1) Ya que la argumentación farisaica no tenía sentido, entonces este milagro significaba que el reino de Dios había llegado a destruir el reino de Satanás (vs. 28). (2) Ya que Jesús estaba saqueando los bienes (los demonios) de Satanás, entonces esto significaba que el hombre fuerte (Satanás) había sido atado (su derrota era segura) [vs. 29]. (3) Ya que Jesús había atado al hombre fuerte, entonces esto significaba que Él era más fuerte (Lucas 11:21-22; cf. Colosenses 1:15-17). (4) Y ya que todo esto era cierto, era mejor que ellos estuvieran del lado de Jesús (vs. 30).
Jesús sanó como nadie jamás había sanado, pensó como nadie jamás había pensado, y demandó como nadie jamás había demandado. ¿Está del lado de Jesús?
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