Creencias
Acerca de la Inspiración de las Escrituras
La suma de tu palabra es verdad (Salmos 119:160).
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra (2 Timoteo 3:16-17).
Nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo (2 Pedro 1:21).
Acerca del Antiguo y del Nuevo Testamento
Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios… Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra (Romanos 7:4,6).
Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza (Romanos 15:4).
De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe. Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo (Gálatas 3:24-25).
Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz (Colosenses 2:14).
Al decir: Nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer (Hebreos 8:13).
Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna. Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador. Porque el testamento con la muerte se confirma; pues no es válido entre tanto que el testador vive (Hebreos 9:15-17).
Acerca del Universo y Todo lo que Hay en Él
En el principio creó Dios los cielos y la tierra (Génesis 1:1).
En seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay (Éxodo 20:11).
Toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios (Hebreos 3:4).
Acerca de Cristo
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios… Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad (Juan 1:1,14).
Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos… (Romanos 9:5).
Todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió (Juan 5:23).
E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria (1 Timoteo 3:16).
Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo; cetro de equidad es el cetro de tu reino (Hebreos 1:8).
Acerca del Plan de Salvación
Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres (Tito 2:11).
Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios (Romanos 10:17).
Sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan (Hebreos 11:6).
Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan (Hechos 17:30).
Si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo (Romanos 10:9).
El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (1 Pedro 3:21).
Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida (Apocalipsis 2:10).
Acerca de la Adoración Cristiana
Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren (Juan 4:24).
Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones (Hechos 2:42).
El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan… (Hechos 20:7).
Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones (Efesios 5:19).
Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado (1 Corintios 16:2).
Acerca de la Iglesia
El Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos (Hechos 2:47).
La iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre… (Hechos 20:28).
Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador (Efesios 5:23).
Un cuerpo (Efesios 4:4).
Os saludan todas las iglesias de Cristo (Romanos 16:16).
Acerca del Reino
De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios (Juan 3:5).
El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo (Colosenses 1:13).
Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia (Hebreos 12:28).
Acerca del Evangelio
Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura (Marcos 16:15).
No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree (Romanos 1:16).
Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema (Gálatas 1:9).
Ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio, que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo (Colosenses 1:5-6).
La esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo (Colosenses 1:23).
Acerca del Cielo y el Infierno
E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna (Mateo 25:46).
Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder (2 Tesalonicenses 1:6-9).