¿Quién bailó delante de Herodes?
Una escuela de predicación había adquirido la mala fama de que su instrucción bíblica era deficiente. Varias iglesias se quejaban del conocimiento mediocre de sus predicadores graduados. Finalmente, se envió un inspector para determinar si las acusaciones eran justificadas.
El inspector habló con el director de la escuela, quien le aseguró que las acusaciones no tenían fundamento y que él podía entrar a cualquier aula de instrucción y comprobar eso por sí mismo. El inspector entró a un aula de segundo año y comenzó a hacer preguntas a los alumnos: «¿Quién bailó delante de Herodes?». Todos los alumnos se miraron entre sí, permaneciendo en silencio. Al no recibir respuesta por algún tiempo, el inspector señaló a un alumno y le dijo: «Tú, ¿puedes decirme quién bailó delante de Herodes?».
Con voz nerviosa, el estudiante respondió: «Le aseguro que yo no lo hice. Ni siquiera conozco a ningún Herodes».
El inspector movió su cabeza y luego señaló a otro alumno: «¿Y tú? ¿Puedes decirme quién bailó delante de Herodes?».
Rápidamente el estudiante se excusó: «Yo tampoco lo hice. Yo ni siquiera sé bailar».
El inspector estaba frustrado, así que miró al maestro y dijo: «¿Cómo es posible que sus alumnos no sepan quién bailó delante de Herodes?».
El maestro respondió: «Señor inspector, yo conozco bien a mi clase. Los muchachos son buenos. Ellos no están involucrados en las drogas, el alcohol o incluso las fiestas. Así que, si ellos dicen que ninguno ha bailado delante de Herodes, yo les creo».
El inspector ya había oído lo suficiente, así que regresó a la oficina del director y le dijo: «Entré a una clase de segundo año y pregunté a los alumnos quién bailó delante de Herodes, y nadie me ha podido dar una respuesta. Uno de ellos dice que no lo hizo y que no conoce a ningún Herodes. Otro dice que él tampoco lo hizo y que ni siquiera sabe bailar. Hablé con el maestro y él me dice que los muchachos son buenos y que no van a fiestas y que, si ellos dicen que no lo han hecho, entonces él les cree. ¿Cómo es posible que, en una escuela de predicación, nadie sepa quién bailó delante de Herodes? ¡¿Qué clase de instrucción bíblica se brinda aquí?!».
El director respondió exasperadamente: «¡Esto es inconcebible! ¡Ahora mismo pondré fin a este asunto!». Entonces abrió la puerta de su oficina y mandó a la secretaria que dijera al portero que cerrara las puertas de la escuela. Luego miró al inspector y dijo: «No se preocupe, ¡aquí ningún alumno sale hasta que alguien confiese que ha estado bailando delante de Herodes!».
—Moisés Pinedo; la idea general ha sido adaptada de una historia popular antigua diferente