Solamente dos líneas
El hermano David Shannon, decimosexto presidente de la Universidad Freed-Hardeman, cuenta una historia que sucedió cuando él era un predicador joven.
Él enseñaba una clase en su congregación. Allí había un hombre de edad media que se sentaba en la parte de atrás, y que, frecuentemente, solía discrepar en algo con la lección. En una ocasión, el hermano David estaba conduciendo en la ciudad cuando notó una frase interesante que estaba pegada en la parte posterior del auto enfrente de él. Él pensó que la frase en la etiqueta sería una manera grandiosa de ilustrar su próxima clase sobre la autoridad de la Biblia.
El miércoles presentó su ilustración ante la clase, escribiendo la frase que había visto en el auto:
La Biblia lo dice;
yo lo creo.
¡Esto pone final al asunto!
El hermano David estaba a punto de continuar con su lección, cuando, de pronto, el hombre en la parte de atrás aclaró su garganta y dijo: «¡Un momento! No estoy de acuerdo con la frase». El hermano David pensó dentro de sí: «¿Cómo no puedes estar de acuerdo con la frase? ¡Esta es una frase hermosa!».
Entonces el hombre añadió: «Solamente necesitas dos líneas:
La Biblia lo dice.
¡Esto pone final al asunto!».
El hermano David no pudo decir nada más que dar la razón al hombre, sabiendo que, realmente, no importaba si alguien creía o no lo que la Biblia decía. Si la Biblia lo decía, esto ponía final al asunto.
—Historia contada por el hermano David Shannon en una predicación en el este de Tennessee en 2012.