Bodas y funerales

Resumen

Frecuentemente la gente ha dado un tono religioso a las bodas y funerales; ¿qué debe hacer el cristiano en vista de esto?

Pregunta

«¿Deberían los cristianos asistir a bodas o funerales de aquellos que no son cristianos?».

Respuesta

Las bodas y los funerales son eventos sociales y culturales, en vez de observaciones religiosas que tengan directivas escriturales relacionadas a los procedimientos y a los participantes y asistentes. Por ende, la Biblia guarda silencio en cuanto a alguna directiva, y solamente brinda las narraciones históricas de algunos de estos eventos. En particular, ya que ahora todos vivimos bajo el Nuevo Testamento en vez del Antiguo, se debe señalar que en este Nuevo Pacto no se regula las bodas y los funerales (aunque sí se regula el matrimonio y el hogar).

Sin embargo, la gente de hoy, como también la gente en siglos pasados, frecuentemente ha dado un tono religioso a las bodas y funerales. Es natural que los cristianos extiendan el cristianismo a cada faceta de la vida (e. g., la familia, la nación, la cultura), incluyendo las bodas y los funerales, además de demostrar el cristianismo a través de los eventos regulares de la vida.

Desde luego, surge un problema cuando el error religioso suplanta al cristianismo del Nuevo Testamento y se infiltra en las bodas o los funerales contemporáneos en los cuales podemos asistir. Entonces, ¿qué deberíamos hacer? Realmente, las bodas y los funerales no presentan más dilema que la vida regular en un mundo impío, en el cual interactuamos comúnmente con los que no son cristianos. El apóstol Pablo hizo una distinción entre las interacciones con los que no son cristianos y con aquellos que son cristianos pero que persisten en el pecado.

Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo. Más bien os escribí que no os juntéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis (1 Corintios 5:9-11).

Los cristianos tienen poca oportunidad de convencer a los que no lo son de actuar de cierta manera, pero ellos tienen la obligación de exhortar a sus compañeros cristianos a conformarse al evangelio. Esta es la razón por cual Pablo señaló tal distinción en el pasaje anterior. Al mismo tiempo, no deberíamos aprobar ni participar en acciones que son contrarias a la Biblia. Las bodas y los funerales no son inherentemente contrarios a ninguna faceta del cristianismo, aunque algunas acciones específicas que la gente denominacional conecta con estos eventos pueden serlo.

Fue algo incómodo para mi esposa y yo asistir en una ocasión a la boda de una sobrina católica ya que nosotros dos fuimos los únicos en tal ocasión que nos abstuvimos del canto congregacional instrumental (cf. Efesios 5:19; Colosenses 3:16), las lecturas que demandaban una respuesta específica de la audiencia, los rezos repetitivos (Mateo 6:7) y otros actos de supuesta devoción externa. En tal ocasión, parecía que nosotros éramos los únicos «ateos», aunque probablemente éramos los únicos miembros de la iglesia del Señor que asistieron. (En parte, los cristianos antiguos fueron torturados, muertos o encarcelados porque eran vistos como «ateos» que rechazaban venerar a los dioses romanos y al emperador. ¡Esto es irónico!).

La vida cristiana requiere que hagamos ciertas distinciones y elecciones teniendo en cuenta nuestro mejor juicio personal. Considere la respuesta de nuestro Señor en cuanto al pago de impuestos: «Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios» (Mateo 22:21). Los cristianos viven y son enviados a un mundo al cual deben dar la oportunidad de inspeccionar el cristianismo a través de su vida y enseñanza; esto hacen con la esperanza de que algunos lleguen al cristianismo.

No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo (Juan 17:15-18).