Colar el Mosquito y Tragar el Camello

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello! (Mateo 23:23-24).

En Su reprensión a los escribas y fariseos, Jesús les acusó de colar el mosquito y tragar el camello, los cuales eran prohibidos como consumo bajo la Ley de Moisés (Levítico 11:4,23). Se conocía a los judíos piadosos por colar las bebidas, para no ingerir inadvertidamente algo que hubiera caído en el vaso, especialmente porque lo “ahogado” también se prohibía (cf. Hechos 15:20). Aunque podemos pensar que esta práctica es ridícula, considere la posición de los judíos que habían determinado no quebrantar ningún punto de la ley de Dios. Jesús no condenó el hecho que ellos colaban el mosquito; en cambio, condenó la práctica de tal piedad con el fin de espectáculo, mientras que a la misma vez se despreciaba otros puntos claros de la ley de Dios.

Por ejemplo, considere la conducta de los escribas y fariseos en la conspiración contra Jesús. Cuando Judas arrojó las piezas de plata en el templo, ellos dijeron que no era lícito ponerlas en el tesoro de las ofrendas porque era precio de sangre (Mateo 27:5-7), ¡incluso cuando muy probablemente fue del mismo tesoro de las ofrendas de donde se había sacado ese dinero! Cuando se llevó a Jesús al pretorio de Pilato, los judíos “no entraron en el pretorio para no contaminarse, y así poder comer la pascua” (Juan 18:28), pero rápidamente aceptaron la culpa de la sangre inocente (Mateo 27:25). Ellos demandaron que se colgara a Alguien inocente en la cruz, pero no pudieron permitir que Su cuerpo permaneciera en la cruz en la noche (Juan 19:31), ya que esto hubiera sido una violación de la ley (Deuteronomio 21:22-23). El problema de los escribas y fariseos no era que se interesaban en cumplir los detalles menores de la ley, sino que omitían “lo más importante” (Mateo 23:23). En cuanto al diezmo vegetal, Jesús dijo: “Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello”. ¿Alguna vez hemos sido culpables de colar el mosquito y tragar el camello?

Para evitar la profanación de nuestra adoración, hay algunos mosquitos que debemos colar. Ya que el Señor no dice nada en cuanto a los instrumentos musicales o coros en la adoración del Nuevo Testamento, y ya que no son necesarios para nuestra adoración, estas adiciones de manufactura humana deberían ser coladas. Pero mientras lo hacemos, debemos asegurarnos de no tragar los camellos. Si no hago lo que Dios me pide (“alabando al Señor en vuestros corazones”—Efesios 5:19), entonces no hay diferencia si hago algo que Dios no me pide—tocar instrumentos de música que no son autorizados. Si no oro “con el entendimiento” (1 Corintios 14:15), entonces no hay diferencia si oro en el nombre de María u otra persona. Si participo de la Cena del Señor sin discernir Su cuerpo (1 Corintios 11:28), ¡estoy comiendo y bebiendo mi propia condenación (vs. 29)!

También podemos colar mosquitos y tragar camellos en asuntos de comunión. Para evitar vergüenza al reino de Cristo, algunas veces es necesario quitar nuestra comunión de los hermanos infieles. Esto no es algo que simplemente se nos permita hacer, sino es algo que se nos manda hacer (2 Tesalonicenses 3:6; 1 Corintios 5:7). Sin embargo, al esforzamos por la pureza, debemos asegurarnos de que no pasemos por alto los prerrequisitos de la disciplina. Si no se realiza la disciplina debido al amor (Hebreos 12:6), no tiene significado, y puede ser incluso perjudicial (2 Corintios 2:8). Si no extendemos comunión, ¿cómo podemos quitarla? Si no muestro amor por mi hermano, ¿cómo puedo esperar restaurarle? Soy tan culpable como él.

¡Mientras colamos los mosquitos en nuestro esfuerzo de seguir la ley de Dios más adecuadamente, asegurémonos de no tragar el camello a la misma vez!