¿Cuán bueno debo ser?

Resumen

«¿Cuán bueno debo ser?». Esta es la pregunta incorrecta. «¿A quién debe pertenecer?». Esta es la pregunta correcta.

¿Cuán «bueno» es suficiente? «Quiero decir, soy una persona buena. ¿Cómo puedo saber que he pasado la prueba de Dios?

Estándares

¿Cuál es la meta? Pablo dijo: «por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios» (Romanos 3:23). La gloria de Dios es el estándar final que la Escritura da para el comportamiento del hombre. Jesús dijo: «Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto» (Mateo 5:48; cf. 1 Pedro 1:17). Debemos andar en los pasos de Jesús (1 Pedro 2:21-22). La meta es esforzarnos hacia la bondad de Dios y vivir como el Señor. Él nos ha dado un ejemplo de la clase de comportamiento que es aceptable ante Él.

Las malas noticias predecibles es que todos han fallado en la meta de la perfección, así como un arquero que no da en el blanco o como un corredor que no llega a la línea final. Estar «destituidos de la gloria de Dios» significa:

  • Fracasar en nuestra meta de glorificar a Dios (Romanos 1:21). En vez de glorificarlo, los pecadores Lo deshonran.

  • Fracasar en nuestra meta de ser elogiados por Dios (1 Corintios 4:5). La ley que quebrantamos no puede justificarnos.

  • Los pecadores no pueden glorificarse delante de Dios. Ellos pueden elevarse entre los hombres, pero no pueden impresionar a Dios (Salmos 52:1-5).

En este punto, se debe explicar que Dios no espera perfección (1 Juan 1:6-10), pero espera que el hombre reconozca su condición y su incapacidad de salvarse a sí mismo.

Ilustraciones

Un pecador que trata de salvarse a sí mismo es como alguien que va al océano Pacífico y dice: «Voy a saltar hasta Hawái». Incluso si alguien fuera un atleta impresionante y hubiera entrenado por meses, no pudiera lograrlo. Si miles de personas se pusieran a la orilla y saltaran a la vez, nadie pudiera lograrlo. Algunos pudieran saltar más lejos que otros, pero nadie pudiera acercarse a la meta. Esa es la manera en que se puede comparar la justicia relativa del hombre con la de Dios.

Cornelio fue un hombre impresionante. Él oraba, ayudaba a los pobres y animaba a los judíos (Hechos 10:2, 22). Era bueno, pero sin duda, no era lo suficientemente bueno (cf. 11:18). Pedro era un buen discípulo, pero frecuentemente hizo o dijo lo que era equivocado (cf. Mateo 16:22-23; 17:4-5; 26:33-35, 58-75; Marcos 9:5-6; Juan 13:8). Algunos dicen que Pablo era un mejor apóstol, pero él pecó gravemente antes de llegar a ser cristiano (1 Timoteo 1:15; cf. Hechos 7:57-8:3). Ambos fueron buenos, pero no lo suficientemente buenos.

Dwight Moody dijo: «Si tengo dos árboles que producen manzanas ácidas, y uno produce quinientas, y otro solamente dos, la naturaleza de ambos árboles es igual; ambos producen frutos ácidos. Esto se aplica a la gente; una persona puede ser vil, con quinientas obras malas, Otra puede ser relativamente buena, con unas pocas obras malas, pero ambas son iguales».[1]

Para cumplir la ley, un ciudadano debe obedecer todas las leyes. Para quebrantar la ley, no se necesita cometer traición, falsificación, exceso de velocidad, incendio provocado, evasión de impuestos, asalto, robo de autos, inmoralidad pública y homicidio. Cometer solamente uno de estos delitos relega a alguien como violador de la ley (Santiago 2:10). Así también cien obras buenas no pueden borrar un acto de desobediencia.

Considere a dos hombres que Jesús resucitó de los muertos. El primero fue el hijo de la viuda de Naín. Él acababa de morir, pero Jesús interrumpió el funeral y dio vida al hombre (Lucas 7:11-15). En tal nación subtropical, sin refrigeración o preservación, la descomposición sucedía muy rápidamente, así que los muertos eran enterrados pronto (cf. Génesis 23:4). El otro hombre fue Lázaro, quien había estado muerto por cuatro días (Juan 11:17). Considere estos dos ejemplos: un cuerpo tenía más tiempo de descomposición, pero ambos estaban muertos. Esto se aplica a los pecadores (Efesios 2:1).

Un rascacielos es más alto que una casa. Desde nuestro punto de vista, hay gran diferencia entre las alturas de estos dos edificios; pero ¿cuál está más cerca de la luna? Desde luego, la parte superior del rascacielos está más cerca de la luna, pero ¿qué importa esto si se considera que ambos están a 240 000 millas de la luna? En vista de los miles de millas, no hay diferencia significativa entre algunos pies de altura.

Esto se aplica a la diferencia entre una persona mala y una buena en comparación de la santidad de Dios. Pablo escribió: «nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia […] por Jesucristo nuestro Salvador» (Tito 3:5-6).

Considere esto según otra perspectiva. Todos somos salvos de la misma manera. El arca tenía una puerta. A través de tal puerta, el gran elefante entró pesadamente, el pequeño caracol se deslizó lentamente, el águila se precipitó rápidamente, el chochín entró saltando, y Noé, Sem, Cam y Jafet y sus esposas entraron caminando. Todos necesitaban salvación, y todos fueron salvos a través de esa única puerta (Génesis 6:16; 7:13, 16). Esto se aplica a los que hoy entran al arca de salvación: la iglesia (Hechos 2:47). Hay una sola puerta: el bautismo (Gálatas 3:27). «[T]odo aquel» (Juan 3:16) sin duda me incluye a mí.

Aplicaciones

La mayoría de la gente simplemente no sabe que está perdida. En algún punto, esto debe cambiar. Los pecadores deben sentir tristeza antes de que puedan ser consolados (Mateo 5:4); se debe sentir el pecado antes de lamentarlo. Si alguien no sabe que está en peligro, no percibirá la necesidad del rescate. Sin el conocimiento y el reconocimiento del pecado, ningún mensaje que hable de la cruz, la expiación del pecado o el Salvador resucitado es atractivo. ¿Por qué arreglar lo que no está dañado? ¿Por qué añadir requerimientos innecesarios a una vida ocupada?

Es fácil justificar el comportamiento, aunque este discrepe de la enseñanza bíblica. La gente se compara con otros y siente que está en una mejor condición (cf. 2 Corintios 10:12). Algunos en Laodicea decían: «Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad», pero la evaluación de Jesús difería drásticamente de la de ellos: «tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo» (Apocalipsis 3:17).

Algunos descartan el pecado como algo sin importancia. Acab pensaba que el pecado era «cosa ligera» (1 Reyes 16:31; cf. Proverbios 17:15). Félix ignoró el pecado (Hechos 24:25; cf. 17:32). Esto es tan imprudente como ignorar un reporte patológico que muestra cáncer. Cuanto más tiempo se ignore la situación, más daño se causa. En el caso del pecado, esto llega a ser más difícil de dejar, sin mencionar el riesgo constante de la muerte y el regreso de Jesús (Mateo 25:10; Hebreos 9:27).

Conclusiones

«¿Quién, pues, podrá ser salvo? Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible» (Mateo 19:25-26). «Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas» (Efesios 2:8-10).

El plan de Dios para la salvación debe ser aprendido y obedecido por toda persona entes de la muerte. ¿Qué involucra esto?

Toda persona debe aprender Quién es Jesús, el Salvador, y qué es lo que hizo (Juan 6:44-45). Lea Mateo, Marcos, Lucas o Juan. (Lucas es el evangelio más extenso; Marcos es el más corto).

Toda persona debe creer que Jesús es el Hijo de Dios (Juan 1:12; 8:24; 20:30-31). Una vez que alguien haya leído el registro del evangelio, debe decidir si es verdadero; debe preguntarse si la vida y las obras de Jesucristo sustentan Sus declaraciones. Si la respuesta es «sí», entonces la persona ha llegado a la creencia.

El creyente entonces está listo para el arrepentimiento y el bautismo (Hechos 2:38). El arrepentimiento involucra el cambio de la mente en cuanto al comportamiento. La persona debe dejar la vida de pecado y vivir para la gloria de Dios en justicia. El cambio de vida comienza inmediatamente y continúa por el resto de la vida.

El bautismo es el paso crucial en que Dios quita todo el pecado del registro de la persona (Marcos 16:16). Es precedido por la confesión de fe.

En tal punto, el pecador es perdonado, llega a ser hijo de Dios y miembro de la iglesia de Cristo. Tal persona comienza a experimentar un nuevo nivel de gozo, esperanza y paz. Comienza a adorar entusiásticamente, servir a otros sacrificialmente y guiar a otros incansablemente hacia el cielo. Esta es la mejor forma de vida (Juan 10:10).

«¿Cuán bueno debo ser?». Esta es la pregunta incorrecta. «¿A quién debe pertenecer?». Esta es la pregunta correcta.

[1] Henry D. Northrop, Vida y obras de Dwight L. Moody [Life and labors of Dwight L. Moody] (New Haven, CT: Butler & Alger, 1899), 363.