La Televisión y Sus Hijos

La posesión más preciosa que el niño tiene es su mente. La mente (algunas veces designada como el “corazón” en la expresión bíblica) es ese elemento del ser humano del cual emanan las “decisiones”, y por ende controla la dirección de la vida de la persona. Entonces, no es una sorpresa que Salomón advirtiera: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23). Cristo mismo advirtió que los peores males comienzan en la mente (Marcos 7:20-23).

Hay otro proverbio—que no está en la Biblia, pero que también es verdadero: “De la manera que se dobla el tallo, así crece el árbol”. Los “tallos” deben ser doblados en la dirección correcta, o como Salomón dijo en Proverbios 22:6, “Instruye al niño en su camino”.

Instruir a los niños no es una tarea fácil; requiere paciencia, disciplina y perseverancia. Algunas veces habrá conflicto. Pueden surgir discusiones familiares, pero los padres piadosos permanecen firmes. Idealmente, ellos deberían saber lo que es mejor para sus hijos mucho más de lo que sus hijos lo saben.

La televisión es un medio maravilloso de comunicación, y es valiosa en muchos respectos. Permite una variedad grande de oportunidades educacionales—muchas de las cuales no se pudieran acceder por otro medio. Pero esta “carretera de información” no siempre es un “Camino de Santidad” (Isaías 35:8). También es una de las “avenidas” más peligrosas de contaminación intelectual.

Incluso las organizaciones como la Asociación Médica Americana (AMA) reconoce esto. La AMA ha publicado muchos estudios advirtiendo en cuanto a las desventajas asociadas con la sobreexposición de los niños a la televisión (e.g., en áreas de la violencia y el estímulo sexual). Aquí hay algunas de las directrices que varios profesionales que están interesados en el cuidado y la instrucción de niños han presentado:

  1. Se recomienda que sus hijos no vean la TV más de una o dos horas al día (como máximo).
  2. No permita que sus hijos tengan televisores personales en sus cuartos; no puede controlar lo que ellos ven cuando están fuera de su supervisión.
  3. No permita que sus hijos vean la TV durante las horas de la comida. Los padres y los niños deberían involucrarse en conversaciones significativas en tales momentos.
  4. No permita que sus hijos vean la TV si no han hecho sus tareas (sea que se hable de las lecciones del colegio o su preparación para la clase bíblica).
  5. No permita que sus hijos pasen horas jugando juegos de video. Esto evitará que desarrollen sus capacidades de razonamiento.
  6. No permita que sus hijos vean la TV sin monitorear la programación. Hoy los programas de TV abundan de imágenes lascivas y propagandas inmorales cuyo diseño es quitar las barreras morales. Algunos canales tienen una agenda homosexual militante. Recuerde que la “cosecha” será el resultado de la “semilla” que se siembra, y la mente de su hijo es el “campo”.

En el aspecto positivo, anime a sus hijos a leer más. Adquiera los clásicos antiguos, especialmente aquellos que se escribieron para niños. Recompénseles por leer buenos libros.

Con la ayuda de una versión fácil de entender pero bíblicamente sana, comience para ellos un programa de lectura diaria de segmentos cortos de la Palabra de Dios. Ayúdeles a organizar una pequeña biblioteca de herramientas que les permitirá comprender mejor las Escrituras.

Instruya a esas mentes pequeñas y preciosas en el camino correcto mientras están bajo su supervisión. Si usted no les educa, alguien más lo hará. Pronto llegará el día en el cual ellos serán independientes. Si los padres no consideran seriamente su responsabilidad de crianza, surgirán consecuencias serias, y años de lamento serán añadidos.