¿Qué es la Biblia?

Resumen

La Biblia es más que una colección de libros. La Palabra de Dios es la espada del Espíritu y el camino para el hombre perdido.

Papel y tinta, organizado en páginas en un libro que está en mi estante, el objeto de criticismo en mi clase de filosofía en la universidad, un recuerdo en la mesa de mi abuela, algo que ciertas personas leen en una cafetería, una opción para descargar en la tienda de aplicaciones de mi tableta, una utilería que un predicador de la televisión usa cuando pide que se le envíe dinero…

¿Qué es la Biblia?

La Biblia es un libro compuesto de sesenta y seis libros individuales, dividido en dos secciones principales (el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento) y subdividido en capítulos y versículos. Fue escrito por algo de cuarenta hombres en tres continentes, durante un periodo de 1600 años, hace mucho tiempo atrás (1500 a. C.-100 d. C.). Se compuso originalmente en tres idiomas: en hebreo (A. T.), griego (N. T.) y arameo (en algunas secciones breves); ha sido traducido en todo idioma principal, y cada año es el récord de venta en el mundo (aunque ya no se lo incluye en algunas listas). ¿Qué es la Biblia?

En cuanto a su fuente, la Biblia es la mente de Dios en palabras humanas

Las palabras de este artículo, excepto los versículos bíblicos, tuvieron su origen en la mente de un hombre, pero las palabras de la Biblia se originaron en la fuente eterna de sabiduría que reside en Dios (Romanos 11:33). La Biblia es un libro «dado por aliento de Dios» (inspirado): «Toda la Escritura es inspirada por Dios» (2 Timoteo 3:16). Alguien observó: «La Biblia no es las palabras del hombre en cuanto a Dios, sino las palabras de Dios en cuanto al hombre». Sus palabras proceden de la boca de Dios (Mateo 4:4; 1 Tesalonicenses 2:13; 1 Corintios 2:9-13). Es diferente a cualquier otro libro ya que su Autor es diferente a cualquier otro autor.

Dios dio Sus palabras a escritores humanos asignados con la tarea de escribir para Él: «los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo» (2 Pedro 1:21). Los escritores de la Biblia no usaron palabras de sabiduría humana, sino palabras que el Espíritu Santo les dio (1 Corintios 2:13). La Biblia declara ser «la palabra de Dios» (o declara algo similar)[1] más de trescientas cincuenta veces (Éxodo 20:1; Mateo 15:3-6). «Siglo tras siglo, los hombres registraron más porciones de este Libro, algunas veces sin tener conocimiento de los escritos de los otros autores, y algunas veces sin incluso entender el significado de sus propios escritos (1 Pedro 1:10-12)».[2]

Las tres fuentes de conocimiento humano son la razón, la experiencia y la revelación. La revelación divina es superior a la razón y la experiencia ya que es infalible.[3] La Biblia sostiene esta declaración: «La ley de Jehová es perfecta» (Salmos 19:7); es considerada, analizada y probada. Dios no comete errores, y no puede mentir (Tito 1:2). Su Palabra es santa, justa y buena (Salmos 111:7; Romanos 7:12).

Aunque en el periodo de la Ilustración (1685-1815) se fomentó el escepticismo en cuanto a la verdad absoluta y se sugirió que las instrucciones religiosas no tenían valor para el hombre moderno, la filosofía ha mostrado que, a pesar del avance del mundo (o la manera primitiva en que los seres humanos se traten), fundamentalmente la humanidad no cambia. Todos los seres humanos tienen ansias de entendimiento (del pasado), significado (del presente) y dirección (del futuro). Esto da valor a la Biblia, ya que este es el único Libro que brinda las tres cosas:

  • El pasado: El hombre fue creado a la imagen de Dios (Génesis 1:27).

  • El presente: El propósito de la vida es glorificar a Dios y prepararse para el encuentro con Él (1 Corintios 10:31; 1 Pedro 2:9).

  • El futuro: El hombre puede vivir para siempre en el cielo con Dios (Juan 14:1-2; cf. Hebreos 9:27; Hechos 17:30-31).

Desde luego, la clave para este entendimiento es la inspiración. Si un Dios eterno y trascendente escribiera un libro, tal libro continuaría siendo oportuno y transformador. Siempre estaría al día y abordaría las necesidades actuales. Lidiaría con la vida humana tan completamente que nunca se necesitaría correcciones. Promovería toda virtud y denunciaría todo vicio. La obediencia de sus preceptos guiaría a la felicidad, y la ignorancia de sus advertencias guiaría al dolor. Esto es exactamente lo que vemos en la Biblia. El principio de la Ilustración fue correcto en cuanto a otros libros, sean antiguos o modernos; tales libros no tienen nada que ofrecer ya que no son de Dios. Pero ya que la Biblia es inspirada, es diferente.

En cuanto a su contenido, la Biblia es la historia completa de Jesús en todo lenguaje

Jesús dijo que la Biblia se trataba de Él (Juan 5:39). Se Lo puede encontrar en cada libro del Antiguo Testamento; Él es el tema de cada libro del Nuevo Testamento. Se pudiera escribir el tema del Antiguo Testamento de esta manera: «Él está viniendo». El anuncio «Él está aquí» es el tema de los primeros ochenta y nueve capítulos del Nuevo Testamento. Estos pasajes registran los eventos maravillosos de Su nacimiento, vida, palabras, milagros, muerte, sepultura y resurrección. Hechos declara: «Él ha regresado al cielo». Las epístolas (Romanos-Judas) fomentan la preparación para Su Segunda venida. Apocalipsis dice que podemos vivir con Él para siempre en el cielo.

Sus últimas palabras en la tierra instruyeron a Sus seguidores a contar a todos las buenas nuevas (el evangelio) de salvación para la humanidad: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo» (Marcos 16:15-16).

Si se la considera de esta manera, se puede decir que la Biblia es la carta de amor de Jesús. Alguien observó: «La Biblia es el único libro en que el autor está enamorado del lector». La Escritura es la historia de un Creador que hizo al hombre para que tuviera comunión con Él, pero el pecado del hombre los separó (Génesis 1-3). Con amor impávido, Dios proveyó un medio de restauración (Jesús) que Le costó mucho (Romanos 3:23-26). Jesús vino para habitar entre aquellos de naturaleza caída y morir miserablemente en el lugar de ellos (Juan 1:14). Aunque hay diferencias en circunstancias, cultura, niveles económicos, situaciones políticas y estilos de vida, Jesús ama a toda la gente (Efesios 3:17-19; 1 Juan 4:8). Las cartas de amor son leídas pronto y atesoradas. ¿Ha leído la carta de amor de Jesús para usted?

En cuanto a su función, es la caja de herramientas del Espíritu Santo en el dominio público

La Biblia es más que una colección de libros inspirados. La Palabra de Dios es la espada del Espíritu (Efesios 6:17). La Biblia es el medio por el cual el Espíritu Santo trabaja en los seres humanos. Muchos predicadores promueven el concepto del Espíritu basado en la intuición. Este concepto es confuso, subjetivo e inexacto. Asigna al Espíritu lo que se origina en los sentimientos, la conciencia, las circunstancias y los pensamientos humanos. El Espíritu no ha permitido que Su obra tenga tal confusión (1 Corintios 14:33, 40); Él obra por medio de la Palabra objetiva que es la misma para toda persona. Las armas de su milicia no son carnales, sino espirituales (2 Corintios 10:4). Esto es apropiado para la naturaleza del Espíritu y el trabajo espiritual que hace. La voz viva del Espíritu de Dios habla a través de las páginas de la Biblia. Justin Peters escribió: «¿Quiere escuchar que Dios hable? Lea su Biblia. ¿Quiere escuchar que Dios hable audiblemente? Lea su Biblia en voz alta».

Ya que el Espíritu habla a través de la Palabra, la Biblia es el único libro vivo en el mundo. Es la semilla; tiene vida en sí misma (Lucas 8:15; 1 Pedro 1:23). Es «viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; […] y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón» (Hebreos 4:12). La Biblia no es un objeto sagrado que se debe enclaustrar; es tierra santa en la que se debe viajar. La Biblia es el único libro cuyo autor siempre está con el lector.

Como libro de Dios, la Biblia es el libro más poderoso jamás escrito; el evangelio es «poder de Dios para salvación» (Romanos 1:16). Las palabras orales de Dios fueron lo suficientemente poderosas para dar origen a todas las cosas materiales (Génesis 1:3, 6, 26); Sus palabras escritas son lo suficientemente poderosas para dar origen a toda vida espiritual. La Palabra implantada salva a almas (Santiago 1:21). La palabra de gracia de Dios edifica y da herencia (Hechos 20:32). (La palabra traducida «puede» en Santiago 1:21 es la forma verbal de «poder» en Romanos 1:16).

Se puede ver el poder de la Biblia en su capacidad de cambiar vidas; ella puede vencer al diablo (Mateo 4:1-11). D. L. Moody escribió: «La Biblia no fue dada para nuestra información, sino para nuestra transformación». Por el poder de Dios, el perseguidor Saulo de Tarso se convirtió en predicador (Hechos 9; 1 Timoteo 1:13-15), los corintios inmorales se convirtieron en santos (1 Corintios 6:9-11), y los efesios paganos politeístas se convirtieron en cristianos monoteístas.

El ateísmo no tiene tal efecto en la gente. Nadie jamás ha dicho: «Solía ser adicto, borracho, apostador, mujeriego, pero después de leer El origen de las especies de Charles Darwin o Errores de Moisés de Robert Ingersoll, soy un hombre transformado». Sin embargo, cuando se lee, cree y obedece la Biblia, muchas vidas son cambiadas radicalmente (1 Corintios 1:17-18).

Se debe unir las instrucciones bíblicas con la fe para que esto funcione (Hebreos 4:2; 1 Corintios 2:14). La Escritura llega a tener vida cuando se la lee, estudia y pone en práctica (Santiago 2:14-18). Para que la Biblia nos cambie, debemos:

  • leerla. Esto produce fe en el corazón sincero (Romanos 10:17; Lucas 8:15). En el día final, Jesús pudiera preguntar: «¿Nunca leísteis en las Escrituras […]?» (Mateo 21:42). Pablo dijo a Timoteo: «ocúpate en la lectura» (1 Timoteo 4:13). Juan dijo: «Bienaventurado el que lee» (Apocalipsis 1:3).

  • entenderla. Para beneficiarnos de ella, debemos entender el significado de la Escritura (Proverbios 4:5, 7; Hechos 8:30-31; 1 Tesalonicenses 5:21-22; Hebreos 13:9). El diablo roba la Palabra de aquellos que no la entienden (Mateo 13:19). La meta no es tener una colección de Biblias en su biblioteca personal, sino una colección de Biblia almacenada en su corazón.[4]

  • obedecerla. Moisés escribió: «Mirad, pues, que hagáis como Jehová vuestro Dios os ha mandado; no os apartéis a diestra ni a siniestra» (Deuteronomio 5:32). En el Nuevo Testamento, aquellos que oyeron, creyeron, se arrepintieron, confesaron y se bautizaron, fueron perdonados y añadidos a la iglesia (Hechos 2:36-38, 41, 47; 8:5-12, 35-39; 1 Corintios 12:13).

En cuanto a su propósito, la Biblia es el mapa del hombre al cielo

Nacimos viajando. Somos viajeros y forasteros (Salmos 119:19), peregrinos que se dirigen a la tierra prometida (1 Pedro 2:11).

Los viajeros requieren destinos y direcciones. El cielo es el destino del hombre. ¿Dónde está el mapa? Cuando Tomás preguntó, «¿cómo, pues, podemos saber el camino?» (Juan 14:5), Jesús explicó: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí» (vs. 6). Jesús es el camino al cielo; la Biblia contiene las direcciones de Cristo. Moisés dijo a los israelitas que aplicaran su corazón «a todas las palabras que yo os testifico», ya que la ley «es vuestra vida» (Deuteronomio 32:46-47). El camino a la prosperidad y el éxito es meditar en la Palabra y obedecerla (Josué 1:7-8).

Se dice que Galileo Galilei (1564-1642) declaró: «La Biblia muestra el camino al cielo, no el camino al que los cielos van». Cuando la NASA trabajaba para enviar a un hombre a la luna (16 de julio de 1969), si un astronauta hubiera dicho: «Yo conozco el camino; la luna está directamente arriba; no necesito un mapa», los otros se hubieran reído de él. Si no consultamos el mapa de Jesús, o lo ignoramos, entonces somos igualmente necios. Sin él, vagaremos interminablemente a través de la vida y terminaremos en el lugar equivocado (Isaías 55:1-9; Mateo 7:13-14). Sin embargo, al simplemente leer y obedecer la Biblia, podemos conocer el camino al cielo (Lucas 10:26).

La Biblia ilumina el camino de Dios en medio de la oscuridad: «Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino» (Salmos 119:105; cf. 119:130). Esta tiene el secreto para la vida buena (1 Pedro 3:10). Permite que el hombre de Dios esté «enteramente preparado para toda buena obra» (2 Timoteo 3:17). La Escritura es útil para:

  • la enseñanza (lo que es correcto).

  • la redargución (lo que no es correcto).

  • la corrección (la manera de llegar a lo correcto).

  • la instrucción (la manera de permanecer en lo correcto). Vea 2 Timoteo 3:16.

Los traductores de la versión en inglés King James escribieron en el prefacio largo de 1611: «Si somos ignorantes, la Biblia nos instruirá; si estamos perdidos, nos hará volver a casa; si somos inmorales, nos reformará; si estamos sufriendo, nos consolará; si somos apáticos, nos reanimará; si somos fríos, nos avivará».

Eso es lo que la Biblia es.

[1] «Palabras de Dios», «palabra de Jehová», «mandamientos de Dios», etc.

[2] Bruce Wilkinson y Kenneth Boa, Exposición a través de la Biblia [Talk through the Bible] (Nashville, TN: Thomas Nelson, 1983), xii.

[3] La Biblia describe dos formas de revelación: general y especial. La revelación general es la evidencia para Dios que se puede ver en la naturaleza (Salmos 19:1-6; Romanos 1:18, 20). La revelación especial hace referencia a la comunicación directa de Dios en la Escritura (Hebreos 1:1-2).

[4] Wendy Speake, La fiesta de cuarenta días [The 40-day feast] (Grand Rapids, MI: Baker, 2023).