El fruto del Espíritu y nuestro cónyuge: El amor

Resumen

Ya que deseamos un mundo lleno de amor, esforcémonos para que nuestro matrimonio sea el ejemplo de amor que Dios desea.

El matrimonio es la primera institución que Dios creó. Fue creada para el beneficio físico y espiritual del hombre. El matrimonio es para la compañía. Dios vio que el hombre estaba solo, y creó una ayuda para él (Génesis 2:18). El matrimonio es para la reproducción. Dios dijo al hombre y la mujer que se multiplicaran y tuvieran dominio sobre la tierra (Génesis 1:28). Finalmente, el matrimonio es para el placer (Proverbios 5:15-19; Génesis 2:24); brinda tal gozo que ninguna otra relación puede producir. Ya que el matrimonio fue instituido por Dios y es visto como esencial para el crecimiento y desarrollo, los cristianos deben meditar en este tema importante.

La voluntad de Dios para el matrimonio

El libro de Gálatas presenta un punto de comienzo fundamental para el tema del matrimonio, específicamente la clase de matrimonio que Dios quiere para el hombre. En el capítulo 5:16, Pablo instruyó por inspiración que los cristianos anden «en el Espíritu». Dios nos dice que, si enfocamos nuestras mentes en las cosas espirituales, nuestros deseos cambiarán; serán reemplazados por deseos espirituales.

Pablo continuó en el siguiente versículo: «Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis» (vs. 17). Piense en las implicaciones de este versículo para los matrimonios que desean honrar a Dios. Los esposos estarán tan enfocados en Dios y sus cónyuges que no pensarán en la satisfacción de los deseos pecaminosos. Esta es una gran bendición.

La manera de andar en el Espíritu

¿Cómo puede «andar en el Espíritu» con su cónyuge? ¿Cómo luce esto en el matrimonio? Afortunadamente, Dios nos ha dado información al respecto. La Escritura está llena de muchas enseñanzas y ejemplos de la manera en que los esposos pueden andar en el Espíritu. Ni siquiera necesitamos dejar Gálatas 5 para aprender lo que esto significa. Pablo señaló que el camino cristiano estará lleno de tales cosas como el «amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza» (vss. 22-23).

Por otra parte, cuando nos enfocamos en la carne, cumplimos sus deseos, pues nuestras acciones revelan lo que hay en nuestros corazones. Jesús señaló esto en Su sermón del monte: «Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón» (Mateo 6:21). Cuando nos enfocamos en la carne, nos enfocamos en nosotros mismos en vez de en Dios. Note la lista de las obras de la carne:

Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios (Gálatas 5:19-21).

En esta lista podemos ver muchos problemas que los matrimonios enfrentan hoy. Muchos esposos se enfocan en la carne —desde la ira descontrolada hasta el adulterio—, y sus obras reflejan este enfoque.

Si escogemos andar en el Espíritu, nuestros matrimonios producirán el fruto del Espíritu. Al andar en el Espíritu, cultivamos y preparamos la tierra en la cual Su fruto crecerá. Así como preparamos la tierra para nuestros jardines, también debemos preparar nuestros corazones para que nuestra vida produzca el fruto del Espíritu.

El matrimonio requiere a dos personas

Debemos andar en el Espíritu, lo cual significa que debemos enfocarnos en las cosas espirituales. Como esposos que estamos dedicados al amor mutuo, y más importante, a Dios, nuestro trabajo es crucificar la carne con sus pasiones y deseos (Gálatas 5:24). Este proceso requiere trabajo de ambos en el matrimonio. Ambos deben considerar sus vidas y preguntarse: «¿Realmente estoy dedicado(a) a hacer la voluntad de Dios?». La devoción a Dios es esencial para la devoción mutua en el matrimonio.

El amor

Si andamos en el Espíritu, ¿cuál será el fruto? El primero en la lista es el amor. «Amor» es una palabra que hoy se usa demasiado pero que se la aplica erróneamente. Nuestro lenguaje no expresa completamente la idea del amor; pero en el lenguaje del tiempo de Pablo, había al menos cuatro palabras para expresar las diferentes clases y niveles de amor.

En Gálatas 5, esta palabra describe el amor profundo y sacrificial. Es la misma clase de amor con la cual amamos a Dios y debemos amar a otros. Jesús declaró: «En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros» (Juan 13:35). Otros pueden ver este amor, no en hechos casuales sino en el aprecio sincero de otros. Entonces, el amor es el fundamento por el cual nos entregamos a otros.

Jesús también dijo: «Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen» (Mateo 5:44). El amor incluye más que nuestros sentimientos ya que incluye a nuestros enemigos. Este amor es una decisión, no un simple sentimiento pasajero. De hecho, muchas veces en el matrimonio tendremos que escoger el amor en vez de nuestros sentimientos o nuestro dolor. El amor no es algo que viene y se va constantemente. El amor verdadero es consistente y veraz.

El estado actual del amor

Contraste el enfoque bíblico con lo que hoy muchos consideran como «amor». El mundo basa sus acciones en los sentimientos. Estos sentimientos son temporales, y este enfoque mundano del amor afecta las relaciones matrimoniales. La gente se divorcia porque ha «perdido el amor»; de hecho, ellos nunca han entendido el amor como Dios quiere que lo entiendan. El amor bíblico genuino da a los demás. Tristemente, nuestra sociedad presenta un enfoque tergiversado y egoísta en cuanto al amor.

Conclusión

Desarrollaremos matrimonios más fuertes y duraderos al andar en el Espíritu. Al seguir a Dios con todo nuestro corazón, veremos los resultados. El fruto del Espíritu se basa en el amor. El amor es la descripción más exacta de Dios, y por ende esta virtud describe nuestro camino con Cristo. El amor debe ser el fundamento del matrimonio; de otra manera, este perecerá. Adicionalmente, debemos tener el enfoque correcto del amor. El amor se trata de dar a los demás, a veces sin recibir. Por ende, nuestro cónyuge debe ser un receptor principal de nuestro amor sacrificial.

Ya que todos deseamos un mundo lleno de más amor, entonces esforcémonos para que nuestro matrimonio sea el ejemplo de amor, donde ambas partes estén andando en el Espíritu.