Nuestra batalla espiritual: La batalla de la fe una vez dada

Resumen

Solo la verdad nos puede dar libertad y santificar para el servicio a Dios; por ende, debemos defender la fe una vez dada.

— Lectura bíblica recomendada: Judas 3-4

Introducción

I. Muchos en la comunidad religiosa creen que la fe objetiva se encuentra en un estado de flujo continuo.

II. Esta idea ha generado una cantidad innumerable de credos, manuales, etc. en el denominacionalismo. Recientemente, la filosofía de que todo está permitido en la religión ha llegado a ser muy popular.

Exposición

I. El origen de los credos humanos.

A. El punto de controversia entre Jesús y los líderes religiosos era que ellos habían creado un sistema de ley completo (un credo) en adición a la Palabra inspirada de Dios.

B. En los siguientes siglos, los hombres comenzaron a desarrollar credos, generalmente como una defensa para las herejías que surgían.

C. En la actualidad, la mayor parte de las denominaciones sigue algún credo, confesión de fe o manual autoritativo.

D. Aunque el desarrollo de estos documentos humanos tuvo su origen en las buenas intenciones, estos mismos documentos socavan la influencia de la iglesia y dificultan la búsqueda de la verdad salvadora (Juan 17:20-23).

II. El problema de los credos humanos.

A. Estos dividen a los grupos religiosos en sectas o partidos ya que difieren entre sí (1 Corintios 1:10; Romanos 16:17-18).

B. Siempre están cambiando y no pueden llegar a la perfección (cf. Mateo 24:35; 1 Pedro 1:22-25; Efesios 4:13-15; Hebreos 13:8-9).

C. Socavan la suficiencia completa de las Escrituras (2 Timoteo 3:15-17; 2 Pedro 1:3).

III. El único credo de la iglesia.

A. Un credo es un sistema de creencia que guía las acciones de alguien.

B. El Nuevo Testamento muestra que Dios reveló solamente un sistema de fe (2 Corintios 13:5; 2 Timoteo 1:13; Judas 3).

C. La Palabra de Dios es la única guía confiable de fe, pues nos salva (2 Timoteo 3:15) y capacita para toda buena obra (2 Timoteo 3:16-17), es la fuente del nuevo nacimiento (1 Pedro 1:22), la semilla del reino (Lucas 8:11) y el estándar del juicio final (Juan 12:48), perdura para siempre (Mateo 24:35; 1 Pedro 1:22-25), debe ser defendida firmemente (Judas 3) y no debe ser alterada en ninguna manera (Deuteronomio 4:2; 12:32; Gálatas 1:6-9; Apocalipsis 22:18-19).

IV. La defensa adecuada de la fe.

A. Es esencial que la defendamos adecuadamente.

B. Hay diferencia marcada entre «contender por la fe» y ser «contencioso por la fe».

C. Pedro clarificó que la defensa de la fe debe realizarse con mansedumbre y reverencia (1 Pedro 3:15).

D. Pablo clarificó que se debe transmitir la verdad con amor (Efesios 4:15), palabras de gracia (Colosenses 4:5-6) y pureza de corazón (1 Timoteo 1:5).

E. Esto no significa que debemos diluir la verdad (2 Timoteo 4:1-5), sino significa que no debemos confundir el valor con la hostilidad.

F. Por otra parte, tampoco significa que nunca tendremos que ser severos. Sin embargo, es importante discernir el tiempo adecuado en que se debe usar la severidad (Judas 22-23).

Conclusión

I. Solamente la verdad nos puede dar libertad y santificar para el servicio a Dios (Juan 8:32; 17:17).

II. La totalidad de la verdad fue «una vez dada», y no ha cambiado desde entonces.

III. Como soldados cristianos, debemos estar preparados para defender esa verdad de manera firme y amorosa.