¿Esperar Hasta la Luna de Miel?

Por favor lee Génesis 39 antes de leer este material.

Una joven confesó: “Mi único deseo es que pudiera ser virgen otra vez. No puedo pensar en otra cosa más maravillosa que ser virgen en mi noche de boda”. Si quieres permanecer siendo virgen hasta tu noche de boda, esto no se logrará por simple accidente. Será porque decidiste esperar para que tu futuro compañero pueda abrir un regalo que nadie ha tenido antes—y que nadie jamás podrá tener en la misma manera. Al menos el 75% de estudiantes de secundaria encuestados (incluyendo principalmente a estudiantes activos sexualmente) dijo que “quería casarse con una persona virgen”. [La estadística anterior y otras en este artículo (a menos que se señale lo contrario) son de Woods, 1999]. Si te mantienes pura, serás mucho más deseable cuando llegue el tiempo del matrimonio.

Hoy los jovencitos están siendo presionados a tomar decisiones sexuales para el tiempo en que apenas han llegado a la pubertad. Los programas de consejería solían ser para los jovencitos mayores de 15 años; ahora son para jovencitos de 12 años en adelante. Alrededor de 1,000,000 de adolescentes quedan embarazadas cada año en los Estados Unidos (Instituto Médico por la Salud Sexual); los cálculos sugieren que 10 veces ese número son activos sexualmente. Una tercera parte de los embarazos de adolescentes terminan en un aborto. De los niños que no son abortados, alrededor del 72% nace fuera del matrimonio.

El Congreso ha reconocido la crisis de la sexualidad adolescente. Cada año se gasta una suma asombrosa de 10,000 millones de dólares para combatir las enfermedades principales transmitidas sexualmente y sus complicaciones evitables (sin incluir los programas que lidian con el SIDA). El Congreso ha visto el fracaso relativo del enfoque del “sexo seguro”, y desde 1997 ha asignado nuevos fondos bajo un programa llamado Título V, que distribuye subsidios para la educación basada en la abstinencia.

Aunque los jóvenes son presionados grandemente a ser activos sexualmente, es posible esperar hasta la noche de boda (Romanos 12:2). José es un ejemplo excelente de la manera de permanecer virgen cuando se es tentado sexualmente (Génesis 39). Después de ser vendido a esclavitud egipcia, José llegó a ser el jefe de la casa de Potifar y el objeto de las pasiones de la esposa de Potifar. Aunque era joven y soltero, resistió las insinuaciones de esa mujer. Un día ella le asió de sus ropas para forzarle a acostarse con ella. Él huyó dejando su ropa en las manos de ella. ¿Qué nos enseña José?

No permitas que nadie te presione (Génesis 39:7-9a)

La “Sra. Potifar” trató de forzar a José a hacer lo que él sabía que era equivocado. Se preguntó a cientos de jóvenes por qué estaban teniendo relaciones sexuales premaritales. El 79% dijo que era para “ser aceptado y estar en la onda” (solamente uno respondió “Porque estoy enamorado”, y solamente los jovencitos dijeron “Porque se siente bien”). Algunos sentían que no tenían otra elección. Si querían conservar una relación firme, tenían que subir a otro nivel. Joven, tú controlas lo que pasa con tu cuerpo. No permitas que nadie te presione. No importa si tal persona tiene dos años más que tú y tú has esperado un año para que él te invite a salir. No importa si ella tiene tanta belleza para “caerse de espaldas” y todos los chicos en la escuela quieren estar con ella. No importa si has estado citándote por dos años y te vas a casar en un mes. Olvida las preguntas intimidantes; él no tiene derecho de presionarte (o ella). Si eliges esperar, no estás sola. Aunque todavía son demasiados, los embarazos de adolescentes han disminuido esta década mientras más y más adolescentes están escogiendo permanecer vírgenes. Si tu pareja te presiona, recuerda que la lascivia es egoísta; el amor es sacrificial. Los verdaderos amigos respetan las convicciones de los demás. [Nota: Los funcionarios del gobierno están impresionados del éxito de muchos programas de abstinencia. Por ejemplo, uno en el Condado de Rhea, Tennessee descubrió que ese condado cambió de ser el número uno en embarazos de adolescentes per cápita en el estado al número 64 en solamente dos años].

José pudo haber dicho, “Si quiero conservar mi trabajo, mejor hago lo que mi ‘ama’ quiere”, pero no lo hizo porque ya había trazado sus límites sexuales. La gente joven debe saber cuán lejos irá antes de salir a una cita. No digas: “No estoy seguro; voy a decidir después”. Se toma malas decisiones después de estar besándose por media hora. El conocimiento frío pierde la capacidad de escalofriar en el calor del momento. Cuando la pasión corre alocadamente, frecuentemente atropella a la razón. Tú puedes hacer algo en media hora que lamentarás la mitad de tu vida. Josué dijo: “[E]scogeos hoy a quién sirváis” (24:15). Cada persona debe “proponer en su corazón” no contaminarse (Daniel 1:8; cf. Proverbios 11:22; 1 Tesalonicenses 4:1-5; Santiago 1:8).

¡Esto se puede lograr! Los jóvenes pueden controlar sus deseos (1 Corintios 9:27). Pablo escribió: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13). Podemos conservar puras nuestras conciencias (1 Timoteo 3:9), mentes (2 Pedro 3:1; 1 Juan 3:3) y cuerpos (Hebreos 10:22; 13:4). Los jovencitos pueden tratar a sus compañeras de citas como “a hermanas, con toda pureza” (1 Timoteo 5:2), y ser ejemplos de santidad—incluso para los adultos (1 Timoteo 4:12).

Recuerda que estás bajo vigilancia (Génesis 39:9b)

¿Cuántas jovencitas se desvistieran y llegaran hasta las últimas consecuencias si supieran que sus padres están observándolas? Deliberadamente, los encuentros sexuales suceden en lugares lejos de los ojos que vigilan. El día que esto pasó con José, él estaba muy lejos de casa. Probablemente nadie jamás hubiera sabido lo que había pasado en el sofá de Potifar esa tarde—excepto Alguien. José sabía que los dos no estaban tan solos como ella pensaba. Dios estaba mirando desde el cielo. José le preguntó: “…¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?” (39:9).

Tu padre puede no estar viéndote, pero nuestro Padre lo hace. “Todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel” (Hebreos 4:13b). En el día final, “Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres” (Romanos 2:16; cf. 2 Corintios 5:10). Dios vigila, pero no como un tirano que establece leyes para arruinar nuestra diversión. Dios creó el sexo en el principio; quiere que disfrutemos satisfacción sexual (Proverbios 5:18-19). Dios no está en contra del sexo; Él simplemente quiere que el tiempo sea apropiado. El tiempo apropiado es cuando nos casamos; nunca antes. “Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios” (Hebreos 13:4). El sexo fuera de los límites es peligroso. Dios también creó el agua y el fuego, pero no quiere que nos quememos o ahoguemos. Como Padre amoroso y sabio, nos advierte de la miseria que nos espera a la vuelta de la esquina (Proverbios 7:26-27). Quiere que Sus hijos eviten las noches de insomnio, las almohadas empapadas de lágrimas, los cuerpos enfermos y las almas heridas (Isaías 59:1-2). Él dice: “No quiero que tengas sexo fuera del matrimonio porque sé que herirá tu corazón, y cuando sientes dolor, yo también lo siento”.

La clave para permanecer fuerte es mantener una mente limpia. Thomas K. Beecher descubrió que el reloj de una iglesia era demasiado rápido o lento. Así que colgó un cartel al lado del reloj que decía: “No culpe a las manecillas—el problema yace más profundamente”. Si tú o tu compañera de cita tienen problemas en controlar sus “manecillas”, entonces tienen un “problema de corazón”, no un “problema de manos”. Nuestros pensamientos guían nuestras acciones (Marcos 7:20-23; Efesios 4:22; Filipenses 4:8; Tito 1:15), así como las acciones guían a las consecuencias (“…sabed que vuestro pecado os alcanzará”, Números 32:23). Si llenamos nuestras mentes de películas sucias, revistas provocativas y novelas de romance, si constantemente miramos videos de gente mitad desnuda que hacen cosas indecentes, entonces la tentación de experimentar con el sexo será fuerte.

Evita las situaciones comprometedoras (Génesis 39:10-11)

José se encontraba en una situación mala—solo con una mujer impía. El pecado busca a aquellos que tratan de hacer lo correcto (Génesis 4:7; Proverbios 7:21). El diablo busca almas (1 Pedro 5:8). Pedro pecó cuando se estaba calentando al lado del fuego equivocado (Lucas 22:54-57), y si nosotros alimentamos el fuego, con mucha probabilidad nos quemaremos. “¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan?” (Proverbios 6:27). Para poder resistir, debemos mantenernos lejos de los lugares donde es posible (incluso fácil) tener relaciones sexuales. La mayoría de encuentros sexuales premaritales suceden después de consumir alcohol (lo cual suspende las prohibiciones, Proverbios 20:1), después de bailar (lo cual incrementa el deseo sexual, Gálatas 5:19) o durante las caricias en los autos estacionados (lo cual no es nada menos que estimulación erótica previa al acto sexual, 1 Pedro 2:11). Si quieres permanecer puro hasta la luna de miel, no te estaciones en un lugar aislado para “escuchar la radio”. Cuando regreses de una cita, despídete a la puerta—no invites a tu pareja a tu departamento vacío a “mirar la TV”. Piensa con anticipación. Di “No”, y dilo en serio.

Aprende cuándo correr (Génesis 39:12)

José sabía cuándo ponerse de pie y pelear, y cuándo voltear y correr. ¡Ese era el tiempo de poner a prueba esas zapatillas de carrera! Dios dijo, “Huid de la fornicación” (1 Corintios 6:18) y “de las pasiones juveniles [deseos de lo prohibido; pasión desenfrenada; deseo sexual]” (2 Timoteo 2:22). Una persona necia quiere ver cuán cerca puede llegar sin “cruzar el límite”. Jovencitas, si tienen que caminar a casa para conservar su virginidad, entonces ¡caminen! Jovencitos, si están perdiendo el control de las cosas, ¡llévenlas temprano a sus casas! Si tienen que terminar una relación para evitar el sexo, ¡termínenla! El amor verdadero no guía a ese camino. Es mejor quedarte en casa por unas pocas semanas que contaminar tu cuerpo (1 Corintios 6:18) y poner en peligro tu alma (1 Corintios 6:9-10). La eternidad en el cielo vale más que unos pocos minutos de placer (Gálatas 5:19-21). Ninguna relación con un novio o una novia tiene más valor que la comunión con Jesús y Su Padre. ¡Huye del pecado!

Recuerda la recompensa y el costo (Génesis 39:2-5,21,23)

Dios bendijo a José por esperar—él luego se casó con la hija de un líder (Génesis 41:50). Dios bendice a aquellos que hoy se guardan (Mateo 5:8; 19:4-6; Apocalipsis 21:27). Por otra parte, los promiscuos invitan muchos problemas a casa. Enfrentan la probabilidad real de adquirir una enfermedad. Una persona puede adquirir al menos 25 enfermedades diferentes al tener sexo con alguien. Puede pasar en la primera vez—4,219 adolescentes al día adquieren una enfermedad sexual (vea “1,000 Adolescentes…”, s.d.). (Tú no solamente te estás acostando con esa persona, sino con todas las personas con las que él o ella ha estado). La mayoría de adolescentes sexualmente activas dijo que ellas no le “conocían lo suficiente” para preguntarles si ellos habían estado con otras o si tenían una enfermedad. Ellas les conocían lo suficiente para quitarse la ropa y dormir con ellos, pero ¡no lo suficiente para abrir sus corazones y hablar con ellos! ¿Puede ver el problema en esta situación? En 1996, cinco de las 10 principales enfermedades infecciosas que se reportaron—incluyendo las primeras cuatro—eran enfermedades transmitidas sexualmente. Los adolescentes (10-19) y los jóvenes adultos (20-24) son los grupos que tienen mayor riesgo de contraer enfermedades sexuales. Algunas enfermedades sexuales son incurables, y todas son extremadamente vergonzosas. (Imagina la vergüenza de ir al doctor o decir a tus padres). Pregunta a alguien con herpes o SIDA si el sexo valió la pena. ¡No!

Además, la culpabilidad y la vergüenza del sexo fuera del matrimonio tienen efectos en la mente y el alma. No subestimes esto. (¿Alguna vez has notado que los niveles de suicidio de adolescentes y la promiscuidad incrementan de manera proporcional?). Luego existe el peligro del embarazo, y frecuentemente la presión de matar al bebé por medio del aborto (Proverbios 6:17). Jovencitas, no crean que sus parejas permanecerán cerca si quedan embarazadas. La verdad fría es que ellos probablemente terminarán con ustedes tan pronto como se enteren—o al menos dentro de un mes. Los predicadores han aconsejado a jovencitas embarazadas que lloran hasta que no tienen más lágrimas cuando descubren lo que realmente pasa en el mundo real. De aquellos que optan por casarse, frecuentemente la unión termina en divorcio dentro de dos años. El matrimonio es lo suficientemente difícil sin comenzar cuidando y pagando por un bebé. Nunca digas que esto no puede pasarte. Esto pasa millones de veces al año (2,740 al día) a alguna jovencita o jovencito como tú. No intercambies el placer momentáneo del pecado con sus consecuencias infelices que perduran (Hebreos 11:25).

Es fácil entender por qué Dios no quiere esto para Sus hijos. Él quiere que disfrutes tus años de juventud (Eclesiastés 11:9) y seas feliz y vivas con satisfacción durante toda tu vida (Juan 10:10; Filipenses 4:4). Es difícil dejar la hacienda de cerdos del pecado (Lucas 15:11-19); es difícil eclipsar el amor de Dios (15:20-24). ¡Da a Dios tu cuerpo y alma!

P.D.

Si ya has comenzado a tener relaciones sexuales, por favor para inmediatamente. No puedes cambiar el pasado, pero puedes corregir el futuro. Tal vez todavía no estés embarazada o tengas una enfermedad. Tu futuro compañero de matrimonio te lo agradecerá. Dios te perdonará: “Jehová vuestro Dios es clemente y misericordioso, y no apartará de vosotros su rostro, si vosotros os volviereis a él” (2 Crónicas 30:9b). Para ser perdonado del pecado en primer lugar—¡de todos los pecados!—se debe creer en Jesús como el Hijo de Dios (Juan 3:16), arrepentirse de los pecados (Lucas 13:3), confesar a Cristo (Romanos 10:9-10) y ser bautizado (Hechos 22:16). Cuando los cristianos pecan, deben arrepentirse de su pecado, confesarlo a la iglesia y orar a Dios para que les perdone (Hechos 8:22; Santiago 5:16; 1 Juan 1:7-10).

Si tienes a un bebé en camino, por favor no consideres el aborto. Si no puedes mantener al niño, permite que una familia amorosa le adopte. Si ya tienes un bebé fuera del matrimonio, ámale con todo tu corazón. Tu hijo también es uno de los hijos de Dios, y Él le ama incluso más de lo que tú le amas a él. Haz lo mejor para vivir correctamente desde ahora en adelante. Dios te bendecirá, y Su pueblo te ayudará en todo lo que pueda.

Referencias

Woods, Cathi (1999), “Donde el Verdadero Amor Espera” [“Where True Love Waits”], Christianity Today, 1 de marzo.

“1,000 Adolescentes Solteras Llegan a Ser Madres” [“1,000 Unwed Teenage Girls Become Mothers”] (sine data), http://www.josh.org/site/c.ddKDIMNtEqG/b.4186681/apps/s/content.asp?ct=5646933.