Costos irrecuperables

Resumen

Lo que hemos invertido en la vida pasada es «costo irrecuperable». Por tanto, invirtamos tiempo y energía en la santidad.

¿Alguna vez se ha forzado a terminar algo simplemente porque ya ha pagado por tal cosa? Usted no puede recuperar su dinero, así que continúa hasta el final incluso cuando tal cosa ya no es agradable. Tal vez comenzó a pintar un cuarto y después no le gustó el color, pero como ya había pagado por la pintura, entonces continuó pintando. Tal vez se trata de un grado universitario que no le será de mucha utilidad. Tal vez se trata de terminar de mirar una película que sabe que será una pérdida de tiempo (yo soy culpable de esto). Tal vez se trata de terminar un libro que no vale la pena leer. (Yo también soy culpable de esto; solamente no he terminado de leer un libro de los muchos que he leído).

Lo cierto es que, independientemente de lo que sea, ya se ha perdido el tiempo y ya se ha perdido el dinero; esto es un costo irrecuperable, y no hay razón para obsesionarse por esto. No hay razón para forzarse a mirar la película o leer el libro que sabe que no disfrutará; ya se ha perdido el tiempo, y también se ha perdido el dinero invertido en esto. Lo mejor que se puede hacer en cuanto a los costos irrecuperables es ignorarlos.

La gente incluso desperdicia tiempo, dinero y energía en relaciones que no son productivas debido al tiempo, dinero y energía que ya han invertido, incluso cuando saben que tales relaciones no son saludables. Usualmente se piensa que el error que se ha cometido es demasiado grave como para dejar alguna actividad o relación atrás. Entonces se continúa invirtiendo más tiempo, dinero y energía tratando de salvar lo que está perdido. Esto es costo irrecuperable.

Por otra parte, la idea de dejar atrás el error es bíblica. Podemos meditar en las palabras de Pablo en Filipenses 3:13:

Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Lo que Pablo estaba «olvidando» era su vida como fariseo y su esfuerzo de tratar de justificarse bajo la Ley mosaica. Él había invertido mucho en esto, pero, en Cristo, se dio cuenta de que todo esto era «costo irrecuperable». Entonces él dejó todo esto atrás.

El escritor de Hebreos nos anima a hacer lo mismo con el tiempo, dinero y esfuerzo que hemos «invertido» en el comportamiento pecaminoso:

Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe» (12:1-2).

Lo que hayamos invertido en el pasado pecaminoso ahora es «costo irrecuperable». Por tanto, Sigamos adelante, hacia una vida piadosa, e invirtamos tiempo, dinero y energía en lo que es importante y perdurable: la vida en Cristo.