“Edificaré Mi Iglesia”

Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos (Mateo 16:13-19).

En el Sermón del Monte, Jesús dijo a Sus oyentes que buscaran el reino de los cielos por encima de cualquier otra cosa en la vida, incluyendo el alimento y el vestido. Si buscamos ese reino, ¿todavía podemos encontrarlo? Si Jesús dijo que establecería ese reino y prometió que ese reino permanecería a pesar de cualquier ataque, entonces es lógico concluir que podemos encontrarlo hoy si consideramos las marcas de su identificación.

La iglesia que Jesús edificó Le tiene como centro en cada aspecto.

Jesús dijo que Él sería el edificador: “Edificaré mi iglesia”. Cientos de años antes de que el Cristo naciere, Daniel profetizó que el Dios del cielo establecería un reino “sin manos” en el tiempo de los reyes romanos (Daniel 2:44-45). El escritor de Hebreos señaló que el Señor había erigido el tabernáculo verdadero sin manos humanas (Hebreos 8:1-2).

No solamente Jesús edificaría esa iglesia, sino también sería Su propiedad: “Edificaré mi iglesia”. Pablo dijo que Jesús adquirió a la iglesia con Su propia sangre (Hechos 20:28). Si la iglesia es de Él, esto significa que yo no tengo derecho de hacer modificaciones a su organización o práctica. Si hacemos las cosas según nuestros deseos, entonces no podemos decir que somos Su iglesia.

Jesús también es la fundación de esta iglesia. Él dijo: “…sobre esta roca”. Pablo escribió: “Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” (1 Corintios 3:11; cf. Efesios 2:20).

Cristo también es su Rey y Legislador, Quien tiene toda autoridad (Mateo 16:19; 28:18-20). No tiene ningún valor eterno ser parte de una iglesia que no tiene a Jesús como su edificador, propietario, fundación y legislador.

La iglesia de Cristo es única de la misma manera que Él lo es.

Él fue único en el hecho que solamente habló lo que se Le mandó hablar (Juan 7:16-17; 14:31), y la iglesia de Cristo de la misma manera habla solamente según las palabras de Dios (1 Pedro 4:11; 2 Timoteo 3:16-17; Gálatas 1:11). Jesús también fue único ya que ningún otro hombre habló como Él lo hizo (Mateo 7:28-29; Juan 7:46), y se puede esperar que la iglesia que edificó sea muy diferente en sus enseñanzas en comparación a las iglesias que los hombres mortales establecen—principalmente porque Su iglesia solamente se acata a la autoridad de Dios en Su Palabra.

Jesús también fue único debido al hecho que no buscó Su propia gloria, sino la del Padre (Juan 7:18). Jesús rechazó una corona terrenal (Juan 6:14-15), y al final Su propia gente Le rechazó (Juan 1:11; 19:15)—Su propio pueblo (Lucas 4:28-29) e incluso Su propia familia (Juan 7:5). También se puede esperar que la iglesia de Cristo sea poco popular (Juan 15:18-21). Algunos incluso pensaron que Jesús fue subversivo. Se Le llamó pecador (Juan 9:24) y hacedor de mal (Juan 18:30). Se Le acusó de engañar a la gente (Mateo 27:63; Juan 7:12) y de pervertir a la nación (Lucas 23:2). Jesús advirtió: “Si al padre de familia llamaron Beelzebú, ¿cuánto más a los de su casa?” (Mateo 10:25). Entonces se puede concluir que en ocasiones el mundo también hablará mal de la iglesia (cf. Hechos 28:22).

CONCLUSIÓN

Como el Hijo de Dios tiene semejanza remarcable al Padre, la iglesia también porta las mismas marcas del Hijo que la estableció. A menos que la naturaleza del hombre haya mejorado, podemos concluir que la iglesia que Jesús edificó no se encontrará en medio de lasmultitudes, sino en medio de los pocos perseguidos que no escuchan a otra voz que la del Buen Pastor (Juan 10:27). ¿Es usted miembro de la iglesia del Señor