El Enfoque Bíblico en Cuanto a las Mujeres

Ha llegado a ser cada vez más popular en nuestra cultura secular criticar severamente a Dios, la Biblia y la religión cristiana. Muchos libros muy vendidos de escritores ateos están llenos de acusaciones contra Dios y supuestas razones de por qué el cristianismo no puede ser la verdadera religión creada por un Dios moral. Una razón que la comunidad escéptica presenta comúnmente para rechazar la Biblia y el cristianismo es la manera en que supuestamente las Escrituras consideran a las mujeres. Según estos apologistas seculares, los escritores de la Biblia consideraron a las mujeres como criaturas inferiores que tienen menos valor que los hombres y que no merecen ser tratadas con el mismo respeto y dignidad.

Charles Templeton, un evangelista que se volvió escéptico, resumió claramente este enfoque cuando escribió, “La Biblia es un libro de hombres y para hombres. En su contenido las mujeres son criaturas secundarias y usualmente inferiores” (1996, p. 177). Además, se declara que el Dios de la Biblia y los varios escritores bíblicos odiaron a las mujeres. En su libro, La Falsa Ilusión de Dios, Richard Dawkins declaró que el Dios de la Biblia es “misógino” (2006, p. 31). Dan Barker hizo un enunciado similar cuando escribió: “Aunque la biblia no está en contra del aborto ni a favor de la familia, sí provee a los antiabortistas modernos la base bíblica para su motivación real detrás de sus enfoques: la biblia no está a favor de la vida, sino en contra de la mujer. El sistema patriarcal no tiene lugar para mujeres que son libres” (1992, p. 212, itálicas en original). El famoso escéptico Christopher Hitchens escribió:

También se puede encontrar una prueba consistente que la religión es antropomórfica y fabricada por el hombre en el hecho que es creada por “hombres”, en el sentido del género masculino… El Antiguo Testamento, como los cristianos lo llaman condescendientemente, considera a la mujer como un objeto del uso y la comodidad del hombre. El Nuevo Testamento revela que San Pablo expresó temor y desprecio por las mujeres (2007, p. 54).

¿Es verdad que la Biblia presenta un código de ética inmoral contra las mujeres y que falsifica la idea que su contenido fue inspirado por un Creador moral perfecto? Absolutamente no. De hecho, la verdad es todo lo contrario. La manera en que la Biblia trata a las mujeres se encuentra en armonía perfecta con la verdad y la enseñanza moral legítima. Las acusaciones contra la Biblia en este respecto son vacías y no se pueden usar legítimamente contra Dios o la inspiración bíblica. En cambio, las enseñanzas e implicaciones lógicas de la evolución atea no pueden resistir la investigación profunda. 

EL ENFOQUE DARVINIANO EN CUANTO A LAS MUJERES

El darvinismo ateo está plagado de muchos problemas morales. De hecho, se ha demostrado concluyentemente que sin la creencia en Dios, los conceptos como lo bueno y lo malo, lo moral y lo inmoral, no tienen significado (vea Butt, 2008). La misma existencia de la moralidad en el hombre solamente se puede explicar a través de un Creador moral sobrenatural. Por ende, cualquier intento de poner en duda la moralidad del Dios de la Biblia basado en ideas ateas está saturado de error y auto-contradicción desde el comienzo.

Además, las implicaciones lógicas del darvinismo guían al pensador honesto a la conclusión que la igualdad para todos los humanos es una ilusión. Charles Darwin no solamente admitió que la evolución implica que ciertas razas de personas son inferiores a otras, sino con la misma franqueza concluyó que las mujeres son inferiores a los hombres (vea Lyons y Butt, 2009). En su obra monumental, El Descenso del Hombre, Darwin escribió:

La distinción principal en las capacidades intelectuales de los dos sexos se demuestra en el hecho que el hombre ha obtenido una eminencia superior que la mujer, en lo que sea que emprenda—sea que esto requiera el pensamiento profundo o la imaginación, o simplemente el uso de los sentidos y las manos… [E]l promedio de la capacidad mental en el hombre debe estar por encima de la capacidad de la mujer… [F]inalmente el hombre ha llegado a ser superior que la mujer (1871, pp. 873-874, énfasis añadido).

Según Darwin, los hombres han evolucionado a un nivel más alto que las mujeres. Como evidencia de esta conclusión, él simplemente declaró que el hombre “ha obtenido una eminencia superior” en cada cosa que emprenda en comparación con la mujer. Si se usa esta clase de razonamiento, sería imposible juzgar a los hombres por tratar a las mujeres como inferiores, ya que si los hombres tienen la habilidad mental o física para tratar a las mujeres como inferiores, esto debe significar que son más aptos para sobrevivir y gobernar. Es irónico que la comunidad atea, que está tan enamorada de Darwin, sugiera que el enfoque bíblico en cuanto a la mujer es inmoral.

En realidad, si el enfoque ateo es correcto, entonces todas las sociedades dominadas por el hombre se deben al hecho que el hombre es más apto para dominar. Y ya que se desea la supervivencia del más apto, se debe concluir que una sociedad dominada por el hombre, donde se considere a la mujer como un ser inferior al hombre (como Darwin sugirió), debe ser al menos un orden natural prevalente. Incluso si la comunidad escéptica estuviera en lo cierto en cuanto a sus acusaciones sobre el “maltrato” bíblico de la mujer (lo cual no es cierto), ¿cómo se pudiera acusar a la Biblia de sostener una posición inmoral si esa posición coincide perfectamente con el enfoque darviniano del “orden natural de las cosas”? En realidad, aquellos que proponen los ideales ateos y darvinianos enfrentan muchos problemas severos debido a las implicaciones lógicas de sus ideas en relación a las mujeres—a diferencia de aquellos que enseñan que la Biblia es la Palabra inspirada por un Dios perfectamente moral.

EL VALOR DE LAS MUJERES SEGÚN LA BIBLIA

Cuando los escépticos usan el trato de la mujer en sus ataques contra la integridad de la Biblia, la mayoría de ellos hace enunciados generales en cuanto a la posición de la Biblia, sin presentar una evaluación justa del tema. Por ejemplo, Templeton escribió: “Las mujeres están asociadas con lo malo y la debilidad. De hecho, algunas veces los hombres israelitas agradecían a Dios en las sinagogas ya que no habían nacido siendo mujeres” (1996, p. 184).

Estos enunciados generalizados tienen el propósito de apelar a las emociones de la audiencia del siglo XXI, pero simplemente no representan correctamente los sentimientos detrás del texto bíblico. Por ejemplo, si escogemos versos bíblicos sin proveer explicación adecuada, también se pudiera decir que se trata injustamente a los hombres en la Biblia ya que se dice que los hombres deben dar sus vidas por sus esposas, aunque no se presenta un mandamiento específico en cuanto a esto para las mujeres (Efesios 5:25). Adicionalmente, se pudiera acusar a la Biblia de maltratar a los hombres, ya que, a través de sus páginas, se manda a los hombres a proveer el sustento para toda su familia, mientras que no se requiere este estándar de las mujeres (Génesis 3:17-19; 1 Timoteo 5:8). El lector honesto debe considerar tales enunciados escépticos como una táctica sospechosa, y debería buscar un enfoque bíblico más completo y exacto en cuanto al tema.

Al analizar más profundamente el tema relacionado a las mujeres, llega a ser claro que el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento valoran a la mujer de la misma manera que al hombre. Aunque es cierto que la Biblia presenta diferentes roles para los hombres y las mujeres, no es cierto que se valore a los hombres más que a las mujeres. Se puede ver este hecho cuando se considera varios pasajes bíblicos.

La Sabiduría Descrita Como una Mujer

El libro de Proverbios, escrito principalmente por Salomón, pertenece a un género literario conocido como literatura de Sabiduría. El tema principal del libro es el concepto de la sabiduría. El escritor señaló: “Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría” (4:7). Para enfatizar adicionalmente la importancia y el valor de la sabiduría, escribió: “Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas; y todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella” (8:11). Al desarrollar la idea del valor incalculable de la sabiduría, el escritor del libro de Job declaró: “Mas ¿dónde se hallará la sabiduría?... No se dará por oro, ni su precio será a peso de plata. No puede ser apreciada con oro de Ofir, ni con ónice precioso, ni con zafiro… La sabiduría es mejor que las piedras preciosas… No se podrá apreciar con oro fino” (28:12-19). Es claro que los escritores bíblicos consideraron la sabiduría como una característica de valor incalculable.

Entonces, ¿qué ilustración se usó para personalizar esta característica valiosa? Por todo el libro de Proverbios, se personaliza el concepto de la sabiduría con una mujer. El texto dice: “La sabiduría edificó su [género femenino] casa” (9:1); “Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas; y todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella” (8:11). La descripción más ilustrativa de la sabiduría que el escritor de Proverbios puedo encontrar fue la de una mujer (Willis, 1993, p. 37). Entonces, ¿cómo se puede sugerir que los escritores de la Biblia no valoraron a la mujer si la sabiduría, que es “el punto principal” en Proverbios, se ilustra como una mujer? Además, el escritor de Proverbios declaró, “La mujer agraciada tendrá honra” (11:16). También incluyó una sección larga (31:10-31) en la cual alabó el valor de la mujer virtuosa que se viste de “fuerza y honor”, que “[a]bre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua. Considera los caminos de su casa”. No hace falta decir que no leerá estos pasajes en cuanto a la sabiduría personificada como una mujer y el valor de la mujer virtuosa en los insultos del escepticismo moderno.

La Actitud de Dios Hacia Su Pueblo Representada con las Características de una Mujer

Aunque es verdad que Dios no tiene un género específico como los humanos (vea Thompson, 2000), algunas veces Él ilustra algo de Su personalidad al compararla a los rasgos de personalidad que ciertas categorías de gente poseen. Por ejemplo, se sabe muy bien que el Dios de la Biblia frecuentemente compara el amor que tiene hacia los seres humanos al amor que un padre tiene hacia sus hijos biológicos (1 Juan 3:1-2). Si el Dios de la Biblia realmente fuera sexista, sería obvio que la comparación entre Dios y algún ser humano estaría limitada al género masculino. Un dios sexista no se compararía a una mujer.

Pero la Biblia registra casos en que el Dios del cielo compara algunas de las características que posee a las características similares que se pueden encontrar en las mujeres. Por ejemplo, John Willis señaló: “Una parte de la evidencia muy convincente que los escritores del A.T. tuvieron una gran consideración por las mujeres es que describieron a Dios como una madre” (1993, pp. 37-39). Willis luego mencionó al menos tres pasajes como ejemplos, incluyendo Isaías 66:12-13—“Porque así dice Jehová:… Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis consuelo”.

Además, si fuera cierto que el apóstol Pablo fue misógino, tenía temor de las mujeres y las despreciaba, sería irrazonable imaginar que él se hubiera comparado a las mujeres. Pero en 1 Tesalonicenses 2:7-8 escribió: “Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos. Tan grande es nuestro afecto por vosotros”. Ciertamente un hombre misógino que tiene “temor” de las mujeres nunca se hubiera descrito con tales términos femeninos. Tales ejemplos como estos descartan la falacia que los escritos bíblicos odiaban a las mujeres o las consideraban inferiores a los hombres.

Mujeres Creadas a la Imagen de Dios

Muchos escépticos insinúan que la creación de Eva de la costilla de Adán con el fin de ser una ayuda idónea para el hombre evidencia el concepto que la mujer tiene menos valor o es inferior al hombre. Recuerde la declaración de Hitchens: “El Antiguo Testamento, como los cristianos lo llaman condescendientemente, considera a la mujer como un objeto del uso y la comodidad del hombre” (2007, p. 57). Supuestamente, el hecho que Eva era la ayuda de Adán de alguna manera es “prueba” de inferioridad.

Al menos existen dos problemas con este tipo de razonamiento. Primero, se ignora completamente el énfasis que la Biblia coloca en las mujeres como criaturas a la imagen de Dios—exactamente como el hombre. Génesis 1:27 declara: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” (énfasis añadido). A diferencia de muchos grupos religiosos y pensadores machistas, desde el primer capítulo la Biblia enseña que el hombre y la mujer fueron hechos a la imagen de Dios, y que ambos merecen ser tratados con la dignidad inherente de esa posición.

Entonces, ¿qué hay de la palabra “ayuda”? ¿Es cierto que la palabra “ayuda” implica que la persona a quien se ayuda es superior y tiene mayor valor? Es imposible sostener tal posición incorrecta a la luz de las enseñanzas bíblicas claras en cuanto a aquellos que ayudan a otros. Por ejemplo, en Juan 15:26, Jesús explicó que el Espíritu Santo iba a visitar a los apóstoles después de Su resurrección. Declaró: “Pero cuando venga el Consolador [Ayudador], a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí”. Si se usa el razonamiento del escéptico, estaríamos forzados a concluir que el Espíritu Santo es inferior a los apóstoles, ya que se hace referencia a Él como el “Consolador” o “Ayudador”. Obviamente tal conclusión es absurda. [NOTA: Se entiende que el escéptico no estará de acuerdo que incluso exista el Espíritu Santo. Sin embargo, se usa este ejemplo para mostrar que la Biblia sostiene consistentemente una descripción de “ayudador” y “ayuda” que en ninguna manera insinúa inferioridad].

En Filipenses 4:3, Pablo instó a su compañero, diciendo que “ayudes a éstas [mujeres] que combatieron juntamente conmigo en el evangelio”. ¿Consideró Pablo a quien recibió esta instrucción como inferior a esas mujeres con las cuales él había trabajado? Absolutamente no. Además, Jesús mismo señaló que no había venido a este mundo “para ser servido, sino para servir” (Marcos 10:45). ¿Implica eso que ya que Él estaba “sirviendo” o “ayudando” a la humanidad, era inferior en alguna manera a los seres humanos? No. El concepto de “ayuda” o “servicio” no porta ningún significado inherente de inferioridad.

Muchos Ejemplos de Mujeres Dignas en la Biblia

Al intentar apoyar sus malinterpretaciones del concepto bíblico en cuanto a la mujer, los escépticos frecuentemente insisten que hay demasiada “propaganda” bíblica en las narraciones cuyos personajes principales son hombres, mientras que no se brinda suficiente tiempo y espacio para las mujeres. Muchos en la comunidad escéptica también insisten que si Dios realmente considera a las mujeres como iguales, se les hubiera concedido iguales posiciones de liderazgo en el tiempo del Antiguo Testamento y durante el ministerio de Jesús. Dan Barker declaró: “Jesús mantuvo el concepto del Antiguo Testamento en cuanto a las mujeres. No se escogió a ninguna mujer entre los 12 discípulos o para sentarse con él en la Última Cena” (2008, p. 179).

Estos enunciados están plagados de deshonestidad. Cuando se considera la descripción bíblica completa de manera objetiva, se puede ver fácilmente que las mujeres en el Antiguo y el Nuevo Testamento tuvieron roles vitales e importantes en el plan de Dios para la nación de Israel y para el reino espiritual que Jesucristo estableció. Aunque no hay espacio suficiente en este artículo para listar adecuadamente y describir a cada mujer, se considerará algunos de los ejemplos más notables.

Débora

El hecho que las mujeres alcanzaron posiciones poderosas y prominentes en Israel refuta fuertemente la acusación del escéptico. Por ejemplo, el libro de Jueces relata la historia de Débora, una profetisa, jueza y gobernante reconocida de la nación de Israel durante su tiempo (Jueces 4:4). La narración muestra que Débora fue la mujer que comisionó a Barac, un hombre, para guiar a los israelitas en la batalla contra fuerzas extranjeras. Cuando llegó el tiempo de acción,  Débora dijo a Barac: “Levántate, porque este es el día en que Jehová ha entregado a Sísara en tus manos. ¿No ha salido Jehová delante de ti?” (Jueces 4:14). Después que se ganó la batalla, y después que una mujer llamada Jael mató a Sísara, el general enemigo, Débora y Barac compusieron y cantaron un himno de victoria. En el himno, se menciona a Débora como la líder de Israel que, con la ayuda de Barac, derrotó a Sísara y Jabín. El texto dice, “Las aldeas quedaron abandonadas en Israel, habían decaído, hasta que yo Débora me levanté, me levanté como madre en Israel” (Jueces 5:7). “Caudillos también de Isacar fueron con Débora” (5:15).

Si usamos la lógica del escéptico, ¿deberíamos concluir que la Biblia considera a todos los hombres como inferiores a las mujeres ya que Débora era la líder de Israel en ese tiempo? ¿Deberíamos concluir que ya que se registra la historia de Débora en un libro que reclama inspiración, tal reclamación es negativa ya que, si se tiene en cuenta esta narración, cualquiera que la haya escrito odia a los hombres, mostró desprecio por ellos y les trató como inferiores a las mujeres? Obviamente este razonamiento es deficiente.

Una vez que se muestra que la historia de Débora exalta a las mujeres a una posición comparable a la de los hombres, el escéptico está forzado a renunciar a su argumento y buscar otra táctica. Aunque no se puede negar que la historia de Débora manifiesta un enfoque honorable en cuanto a las mujeres, el escéptico sostiene que tales historias son pocas. Si Dios y la Biblia consideran a las mujeres como iguales a los hombres, entonces la Biblia debería tener tantas historias de mujeres gobernantes y líderes como tiene en cuanto a los hombres.

Se puede responder a esta argumentación falsa de dos maneras. Primero, ¿cuántos ejemplos necesitaría proveer la Biblia de que se predicó el Evangelio a los etíopes para probar que los escritores bíblicos les consideraban tan valiosos como los judíos, y como iguales candidatos para oír el Evangelio? ¿Argumentaría alguien que para vindicar al Dios de la Biblia de algún “desprecio” contra los etíopes, las Escrituras deberían contener tantas historias de conversiones en cuanto a los etíopes como tiene en cuanto a los judíos? Absolutamente no. Cuando el libro de Hechos registra que Felipe predicó el Evangelio al tesorero etíope de Candace (8:26-40), ese único ejemplo es suficiente para proveer evidencia que todos los etíopes son tan valiosos ante Dios como todos los judíos, árabes, egipcios, etc.

Además, apliquemos el razonamiento del escéptico a una historia breve de los Estados Unidos de América. Si intentáramos relatar la historia de esta nación, tomando tiempo para abordar el oficio de la presidencia, ¿cuántas historias en cuanto a mujeres que han ejercido la presidencia pudiéramos incluir? Hasta hoy los Estados Unidos ha tenido 44 presidentes, y ninguno de ellos ha sido una mujer. Si usamos la acusación del escéptico, ¿deberíamos concluir que la nación de Israel tenía un enfoque más “iluminado” y elevado de las mujeres que los Estados Unidos en el siglo XXI? Además, ¿deberíamos despreciar o acusar de sexistas a aquellos escritores de historia que dedicaron la mayor parte de sus escritos enfocándose en los hombres que tuvieron el oficio de presidentes? Tal pensamiento hace burla del sentido común y solamente puede ser inventado por aquellos que rechazan abordar honestamente la historia factual y el texto bíblico.

Hulda, la Profetisa

Segunda Reyes 22 registra la vida y el reinado de Josías, un rey justo de Judá. En el curso de sus intentos de erradicar la idolatría de Judá, se esforzó en reparar el templo de Dios que estaba en un estado de abandono. Comisionó a Hilcías, sumo sacerdote, a recaudar dinero con el fin de limpiar y reparar el templo. Mientras Hilcías trabajaba para reformar el templo, encontró una copia del libro de la Ley de Moisés. Después de leerlo, lo envió a Josías, quien escuchó las palabras de la Ley y se sintió abatido porque la nación de Israel se había apartado de los mandamientos de Dios. Josías mandó a Hilcías y otros líderes religiosos, diciendo: “Id y preguntad a Jehová por mí, y por el pueblo, y por todo Judá, acerca de las palabras de este libro que se ha hallado” (2 Reyes 22:13). Luego el texto declara: “Entonces fueron el sacerdote Hilcías, y Ahicam, Acbor, Safán y Asaías, a la profetisa Hulda, mujer de Salum hijo de Ticva, hijo de Harhas, guarda de las vestiduras, la cual moraba en Jerusalén en la segunda parte de la ciudad, y hablaron con ella” (22:14). Después de hablar con ella, Hulda dio un mensaje de Dios a Josías a través de estos oficiales.

Estos líderes de Israel no solamente buscaron a una mujer profetisa, sino que aunque ella era casada, no hay indicación que se buscó el consejo del esposo. Los enviados llegaron a la casa de una mujer para oír un mensaje que el Señor dio a una mujer. También note que se reconocía a Josías como uno de los más grandes gobernantes que Judá tuvo, pero este pasaje muestra que él buscó el consejo de una mujer de Dios. Otra vez, la narración en cuanto a Hulda descarta la acusación escéptica que sugiere que la Biblia considera a las mujeres como inferiores.

Varias Mujeres en la Biblia

Se pudiera decir mucho en cuanto a mujeres prominentes en la Biblia, tales como Ester, de la cual se escribe un libro completo. Ella llegó a ser reina de Persia, y heroicamente salvó a su pueblo. También se puede descartar la acusación del escéptico al considerar la sección que relata el sacrificio desinteresado de Rut por su suegra (Noemí), especialmente si se considera el hecho que se lista a Rut en la genealogía de Jesús como Su bisabuela. Además, la fe de Ana y su oración por un hijo, Samuel (quien fue uno de los más grandes profetas de Israel), hace callar las acusaciones escépticas en cuanto a la inferioridad de las mujeres en la Biblia. También se pudiera hablar de Lidia, la vendedora de púrpura a quien Pablo y sus compañeros encontraron orando junto al río, o Priscila, quien ayudó a su esposo Aquila a enseñar al elocuente Apolos el Evangelio de Cristo (Hechos 18:26). Otra parte de la evidencia contra las acusaciones de los escépticos puede incluir la fe de Jocabed, o las habilidades de liderazgo y profecía de María, la hermana de Moisés, o la valentía de Rahab, o la fidelidad de María la madre de Jesús, o las buenas obras de Dorcas. Sería bueno preguntarse cuántos ejemplos de mujeres en posiciones honorables necesitaría la comunidad escéptica para aceptar que el enfoque bíblico no es sexista. Desafortunadamente, sin importar cuántos ejemplos se presenten, la respuesta escéptica en cuanto a este u otros temas es, “Simplemente más ejemplos de los que tenemos”. En realidad, los ejemplos bíblicos en cuanto a la manera en que Dios y la Biblia consideran a las mujeres son más que suficientes para refutar las quejas infundadas de los que objetan.

Conteo, Genealogías y Grupos de Viajes

Se debe considerar adecuadamente ciertos temas prácticos para llegar a una descripción exacta del enfoque bíblico en cuanto a las mujeres. Algunas personas que leen el texto bíblico pueden quedar confusas por el hecho que algunas genealogías solamente incluyen los nombres de los hombres en la familia. Como Templeton escribió, “En la larga lista de los descendientes de Adán durante los cientos de años hasta el Gran Diluvio, no se nombra a ninguna mujer” (1996, p. 178, itálicas en original). Además, frecuentemente cuando se cuenta o lista el número de personas, la Biblia generalmente cuenta solo a los varones. Se ha considerado estos casos como sexistas y discriminatorios contra las mujeres.

Al analizar adicionalmente este asunto, llega a ser aparente que tales acusaciones no toman en consideración ciertos aspectos prácticos y el contexto cultural. Por ejemplo, Templeton mencionó la genealogía en Génesis 5 como un ejemplo de un enfoque “sexista”, pero no mencionó la genealogía de Jesús en Mateo 1:1-17, en la cual se lista a Tamar, Rahab, Rut y María. El texto también declara: “[Y] Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo” (1:16, énfasis añadido). La frase prepositiva “de la cual” hace referencia a María, indicando que Jesús era el hijo biológico de María. ¿Sería adecuado usar esta genealogía para insistir que Dios tiene un enfoque inferior en cuanto al hombre, ya que el texto menciona específicamente que Cristo descendió biológicamente de una mujer? No. Ni tampoco se puede usar la idea de la “genealogía masculina” para sostener la acusación falsa que la Biblia considera a las mujeres como inferiores. Añada a esto el hecho que incluso hoy en el siglo XXI, la mayoría de mujeres toma el apellido del esposo, y las hijas toman primero el apellido del padre—por ende, llega a ser obvio que la acusación de los escépticos es errónea.

En una manera similar, el conteo bíblico frecuentemente incluye solamente a los hombres. Por ejemplo, Números 1:2 declara: “Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de Israel por sus familias, por las casas de sus padres, con la cuenta de los nombres, todos los varones por sus cabezas” (énfasis añadido). ¿Es este censo un ejemplo de sexismo bíblico y evidencia que los escritores bíblicos pensaban que las mujeres tenían tan poco valor que no necesitaban ser contadas? De ninguna manera. El aspecto práctico simple de este sistema de conteo tenía que ver solamente con el cuerpo de hombres capaces que salían a la guerra. Como el texto explica, “conforme a la cuenta de los nombres por cabeza, todos los varones de veinte años arriba, todos los que podían salir a la guerra” (1:20, énfasis añadido). De la misma manera que no usaríamos tales conteos para sugerir que el Dios de la Biblia o los escritores bíblicos devaluaron a los jovencitos menores de 20 años o a los hombres que habían pasado la edad de batalla, no podemos usar este método de conteo para menospreciar el enfoque bíblico en cuanto a las mujeres. Y aunque los escépticos puedan argumentar que es sexista excluir a las mujeres del ejército en los tiempos bíblicos, una respuesta simple puede ser que era injusto que los hombres fueran forzados para ser contados en el servicio militar, mientras que se exceptuara a las mujeres. ¿Sería justo declarar que ya que los hombres estaban “sirviendo” a sus mujeres al proveer protección militar, que su “servicio” muestra que ellos eran inferiores?

También se debe considerar otros factores prácticos, incluyendo el concepto simple de arreglos en viajes o arreglos a la hora de dormir. Por ejemplo, se citó a Dan Barker anteriormente en un artículo que declaró: “Jesús mantuvo el concepto del Antiguo Testamento en cuanto a las mujeres. No se escogió a ninguna mujer entre los 12 discípulos o para sentarse en la Última Cena” (2008, p. 179). Aunque este enunciado es cierto, el escéptico Charles Templeton ofreció una razón muy plausible para esto:

El Nuevo Testamento frecuentemente revela el interés de Jesús en cuanto a las mujeres… No había mujeres en el grupo de los apóstoles de Jesús, pero hubo razones persuasivas para esto. Jesús y los discípulos viajaban frecuentemente, a menudo en el día, indiscutiblemente a pie. Usualmente dormían al aire libre. En las circunstancias hubiera sido imposible—y potencialmente escandaloso—que una mujer fuera parte de ese grupo de varones (1996, pp. 184-185, énfasis añadido).

Incluso la consideración rápida de ciertos factores prácticos que se relacionan al conteo, genealogías y arreglos de viaje sirven para socavar la acusación de los escépticos.

¿Fue Jesús Rudo con las Mujeres?

Algunos que desprecian la Biblia a veces acusan a Jesús de haber sido rudo con otros, especialmente con Su propia madre. Christopher Hitchens declaró: “Jesús hizo grandes reclamaciones en cuanto a su padre celestial pero nunca mencionó que su madre es o fue una virgen, y repetitivamente fue muy rudo y grosero con ella cuando ella se presentó, como las madres judías lo harían, para ver cómo le iba” (2007, p. 116, énfasis añadido). Richard Dawkins comentó en una manera similar: “Se debe admitir que los valores familiares de Jesús no fueron la clase de la cual se quiera hablar. Él fue cortante con su madre, hasta el punto de ser brusco” (2006, p. 250, énfasis añadido).

No obstante, cuando se analiza el tema más cuidadosamente se puede ver que estas acusaciones son infundadas. En su artículo, “¿¡Qué Rudo!?”, Eric Lyons demostró eficazmente que la manera en que Jesús habló a Su madre no fue ruda ni irrespetuosa (2006). Los enunciados de Jesús en respuesta a Su madre se encuentran en armonía perfecta con el mandamiento bíblico de honrar a los padres. Solamente la ignorancia de los lenguajes originales y frases que la Biblia usa, y el aborde cínico del texto, pudieran guiar a una persona a acusar a Jesús de tosquedad en estos casos. Sus enunciados a Su madre coinciden completamente con el hecho que la Biblia no considera a las mujeres como inferiores ni superiores a los hombres, sino iguales.

GÁLATAS 3:28—LA REGLA DE ORO DE LA IGUALDAD

Frecuentemente se critica al apóstol Pablo como alguien que odió a las mujeres, temía al sexo opuesto y lo consideraba con desprecio. Se puede resumir la actitud escéptica hacia Pablo en el enunciado de Templeton: “Si se juzga por sus epístolas, se puede ver que el apóstol Pablo fue un misógino confirmado” (1996, p. 185). Este enunciado pasa por alto una de las declaraciones más directas de igualdad de género y raza en toda la literatura religiosa. En Gálatas 3:28, Pablo escribió: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (énfasis añadido). En cuanto a este versículo, Jan Faver Hailey escribió: “La exégesis común sugiere que aquí Pablo estaba señalando que el acceso a Dios está abierto para todos a través de la fe en Cristo, independientemente de la raza, posición social o género” (1993, p. 132, énfasis añadido). Insistir que Pablo era un misógino a la luz de este enunciado es contradecir la evidencia y la razón.

Entonces, ¿por qué algunos afirman que Pablo odiaba a las mujeres, a pesar de Gálatas 3:28? La razón principal es que Pablo sostenía consistentemente que, aunque los hombres y mujeres son iguales ante Dios, se les había dado diferentes responsabilidades y roles. La comunidad escéptica iguala equivocadamente el concepto de roles diferentes con la idea de estatus diferente. Como Templeton escribió, “En su primera epístola a la iglesia en Corinto, Pablo declaró equivocadamente que los hombres y las mujeres tienen un estatus diferente ante Dios” (1996, p. 186, énfasis añadido). Supuestamente, ya que Pablo instruyó que los ancianos deben ser varones (Tito 1:5-9), que los varones deben dirigir públicamente el servicio (1 Corintios 14:34-35; 1 Timoteo 2:8-15) y que el esposo es la “cabeza” de su hogar (Efesios 5:22-24), entonces él debió haber considerado a las mujeres como inferiores a los hombres. [NOTA: Vea Jackson, 2010 y Miller, 2005 para leer exposiciones bíblicas sobre estos versículos].

¿Es cierto que ya que la Biblia asigna diferentes roles para los diferentes sexos, su estatus o valor debe ser diferente? No. En Tito 3:1, Pablo explicó a Tito que los cristianos debían someterse a las autoridades y el gobierno (vea también Romanos 13). Según este enunciado, ¿sería correcto concluir que Pablo consideró que aquellos en posiciones gubernamentales tenían más valor que los cristianos? ¿Implica que Pablo los consideró como mentalmente, físicamente o espiritualmente superiores a los cristianos? De ninguna manera. El hecho que los cristianos tengan que obedecer a las autoridades no nos dice nada en cuanto al estado espiritual o valor de cada grupo. Solamente aborda los roles diferentes que cada grupo tiene.

Otra vez, en 1 Timoteo 6:2 Pablo instruye a los siervos cristianos a ser obedientes a sus amos. ¿Implica esto que Pablo creía que los amos eran superiores o que tenían más valor inherente que los siervos? No. Simplemente muestra una diferencia en roles, no en estatus. Hablando lógicamente, no se puede usar la diferencia en roles para sostener la acusación escéptica contra la Biblia.

Además, aunque el escéptico rápidamente se aprovecha de la ordenanza de Pablo en cuanto al liderazgo de los hombres en la iglesia y el hogar, no incluye las responsabilidades implicadas en tales roles. Se enseña a los hombres a dar su vida por sus esposas (Efesios 5:25), proveer comida, techo y abrigo para sus familias (1 Timoteo 5:8) y amar a sus esposas tanto como se aman a sí mismos (Efesios 5:25). Aunque se habla mucho de la “injusticia” en las instrucciones de Pablo, es beneficioso preguntar a quién se diera el último lugar en un bote salvavidas si un par de esposos cristianos estuviera en un barco que se hunde. El cristiano debe dar su vida por su esposa en tales casos. ¿Es justo que se espere que él acepte el rol sacrificial de dar su vida por su esposa? ¿Es ella más valiosa que él porque Dios le llama a protegerla, cuidar de ella y morir por ella si es necesario? No. Esto simplemente es una diferencia de roles asignados, no de estatus o valor.

CONCLUSIÓN

Constantemente la comunidad militante escéptica trata de desacreditar la Biblia y al Dios que se representa en sus páginas. Una clase de razonamiento que se usa en estos esfuerzos es sugerir que la Biblia presenta una descripción sexista en cuanto a los hombres y las mujeres, en la cual Dios y los escritores bíblicos dan más valor a los hombres y consideran a las mujeres como inferiores y menos importantes. Sin embargo, esta acusación es socavada cuando se considera la totalidad del texto. El estudio cuidadoso revela que los escritores bíblicos personificaron e ilustraron tales atributos valiosos como la sabiduría en la forma de una mujer. Dios mismo comparó algunas características que posee a los rasgos similares que las mujeres tienen. El Antiguo y el Nuevo Testamento están llenos de narraciones que elogian a las mujeres fieles y hábiles. El apóstol Pablo, a quien frecuentemente se acusa de ser misógino, hizo uno de los anunciados religiosos más claros en cuanto a la igualdad de los sexos. Y no se puede sostener honestamente y razonablemente la sugerencia incorrecta que indica que los roles diferentes prueban que Pablo valoró a las mujeres menos que a los hombres. En realidad, la Biblia presenta la descripción más clara de igualdad y valor inherente de las mujeres que cualquier otro escrito antiguo o moderno. El estado de las mujeres en las Escrituras Sagradas no es un reto para su inspiración divina; en cambio, es parte de la evidencia de la perfección e inspiración de la Biblia.

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