La Mano Inmutable de Dios

La vida cambia rápidamente. ¡En los primeros cuatro años después de graduarme de la secundaria, me mudé cuatro veces, tuve tres trabajos en tres universidades diferentes, me casé, y tuve una hija! En un mundo que está tan lleno de cambio, es reconfortante saber que hay algo en nuestra vida que nunca cambia o falla. Dios dijo al Judá obstinado: “[Y]o Jehová no cambio” (Malaquías 3:6). A diferencia de los hombres, no necesitamos preocuparnos o preguntarnos cómo Dios reaccionará en una situación particular, ya que Él siempre es consistente en Su trato con el hombre.

En Dios no hay “mudanza” ni “sombra de variación” (Santiago 1:17). La expresión “sombra de variación presenta una descripción vívida de la consistencia de Dios. La palabra griega traducida “variación” (trope) hace referencia a la variación de los cuerpos celestes (de este término derivamos la palabra “tropical”). Cuando las esferas celestes (el Sol, la Luna, los planetas, las estrellas y la Tierra) rotan y se mueven en sus órbitas, sus posiciones respectivas entre ellas también cambian—un fenómeno descrito con la palabra “paralaje”—“mudanza” en este texto. Mientras los cuerpos celestes se mueven, esencialmente observamos un arreglo diferente (aunque predecible) de estrellas cada noche. Aunque los planetas tienen un movimiento constante a través del espacio, no hay variación con el “Padre de las luces”. La idea que Santiago presenta es que, incluso cuando todo en el Universo se encuentra en un estado constante de flujo, una cosa permanece sin cambiar—¡Dios! Algunos sugieren que este texto habla del hecho que, cuando los cuerpos celestes se mueven, emiten/reflejan grados variados de luz a la Tierra (cf. Génesis 1:16), dejándonos en ocasiones en casi oscuridad completa. Aunque a veces podemos ser privados de los rayos directos de la luz solar, nunca estaremos fuera del contacto del Padre de las luces.

Dios ha dado diferentes requerimientos al hombre en diferentes tiempos, pero nunca ha cambiado Sus expectativas en cuanto a Su creación humana. Algunas de las leyes de Dios se han aplicado a una persona o grupo selecto (Romanos 3:2). Dios ha escogido diferentes medios de comunicar Su voluntad al hombre (Hebreos 1:1-2). Las leyes de Dios también están sujetas al cambio según Sus mandamientos (Hebreos 7:12-14), pero Él siempre confirma ese cambio de la manera más convincente, como lo hizo en el Sinaí (Éxodo 19:16-19) y el Pentecostés (Hechos 2). Aunque en ocasiones las leyes de Dios han sido diferentes para personas diferentes que vivían en tiempos diferentes, Dios siempre ha demandado lo mismo de toda la gente en todo tiempo—la fidelidad (Romanos 3:29-30; Habacuc 2:4).

Vivimos en un mundo que cambia constantemente, pero es bueno saber que al menos hay un constante en que siempre podemos confiar: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13:8). Dios siempre ha sido consistente con el hombre, pero ¿ha sido usted consistente en su relación con Él y la observancia de Sus preceptos eternos? Nosotros siempre podemos depender de Dios, ¿pero puede Dios contar con usted?