¿Qué Significa “Creer en el Señor Jesucristo”?
Resumen | El apóstol Pablo dijo al carcelero de Filipos que creyera en el Señor Jesucristo para ser salvo. ¿Qué significa esto? |
Pablo dio la más grande respuesta de Dios a la más grande pregunta del hombre al relatar la más grande noticia de Cristo: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa” (Hechos 16:31).
Esta respuesta tiene dos partes:
La promesa prometida: Serás salvo.
La condición requerida: cree en el Señor Jesucristo.
Ha habido mucha controversia en cuanto a Hechos 16:31, pero no debería ser así. Este pasaje es uno de los versículos más grandiosos del Nuevo Testamento. Calza de manera perfecta con todo lo que el Evangelio dice en cuanto a la respuesta del hombre ante la gracia de Dios.
Hechos 16:31 está conectado a la Gran Comisión.
Pablo y Silas fueron enviados bajo el mandamiento de Jesús de ir “por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:15-16).
El libro de Hechos simplemente es el registro de los apóstoles que cumplen esta comisión. Todas las conversiones registradas en Hechos armonizan con Marcos 16:15-16.
Por ejemplo, Felipe predicó el Evangelio de Jesús al tesorero etíope (Hechos 8:35).
El eunuco preguntó: “Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?” (8:36).
Felipe respondió: “Si crees de todo corazón, bien puedes” (8:37).
Él respondió: “Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios”.
Luego “descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó” (8:38).
Hechos 16:31 está conectado a otros pasajes que lidian con la pregunta: “¿Qué debo hacer para ser salvo?”.
Se hace la pregunta “¿Qué debo hacer para ser salvo?” (o una pregunta equivalente) tres veces en Hechos.
Los judíos en el Pentecostés hicieron esta pregunta (Hechos 2:37). Pedro respondió: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo” (Hechos 2:38). El resultado fue: “Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas” (Hechos 2:41).
Saulo de Tarso hizo esta pregunta. Cuando vio al Señor en una visión, preguntó: “¿Qué haré, Señor?”. Cristo le mandó entrar a Damasco donde se le diría todo lo que le estaba ordenado hacer (Hechos 22:10). Después de tres días de oración penitente, Jesús envió a Ananías para que le dijera: “Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados” (Hechos 22:16). El resultado: “y levantándose, fue bautizado” (Hechos 9:18).
El carcelero de Filipos hizo la pregunta (Hechos 16:30).
Note que, de manera sorprendente, cada vez se dio una respuesta diferente. ¿No tiene Dios un plan definido? ¿Requiere diferentes cosas de diferentes personas? No; Él no hace acepción de personas (Hechos 10:34-35; Romanos 2:11). A todos se les requiere hacer el mismo viaje; algunos simplemente están más adelante en el camino que otros.
Suponga que alguien estuviera yendo a Filipos y preguntara a un transeúnte, “¿A qué distancia está Filipos?”. Él responde: “A diez millas”. El hombre viaja más y pregunta: “¿A qué distancia está Filipos?”. “A seis millas”. Algún tiempo después, pregunta: “¿A qué distancia está la ciudad?”. Se le dice: “Solamente a media milla”.
El viajero recibió tres respuestas diferentes para la misma pregunta, pero cada una fue correcta ya que él estaba en un lugar diferente.
Lo mismo se aplica a la salvación:
A los judíos: “Arrepentíos, y bautícese”.
A Saulo de Tarso: “bautízate”.
Al carcelero: “Cree en el Señor Jesucristo”.
En combinación, las tres respuestas fueron: (a) creer; (b) arrepentirse; (c) bautizarse. Cada persona estaba en un lugar diferente.
Los del Pentecostés habían cumplido el requerimiento (a), así que se les dijo que cumplieran los requerimientos (b) y (c).
Saulo de Tarso era un creyente (a) arrepentido (b), así que se le dijo que cumpliera el requerimiento (c).
El carcelero no había cumplido ningún requerimiento, así que se le dijo que cumpliera el requerimiento (a); luego se le explicó los requerimientos (b) y (c).
Una ilustración moderna puede clarificar adicionalmente este punto. Suponga que un estudiante de secundaria preguntara: “¿Qué debo hacer para obtener un doctorado?”.
Un amigo pudiera responder: “Tienes que ir a la universidad”. Su consejero pudiera decir: “Termina la secundaria, obtiene tu bachillerato. Luego obtiene tu maestría. Finalmente, matricúlate en un programa que ofrezca doctorado”.
Si un graduado de la universidad hiciera la misma pregunta, no se le dijera que terminara la segundaria y completara su bachillerato. En cambio, se le dijera que obtuviera su maestría y que después se matriculara en un programa que ofrezca doctorado”.
Si alguien con una maestría preguntara esto, se le dijera: “Matricúlate en un programa que ofrezca doctorado”. Cada una de estas personas está en un punto diferente.
La respuesta corta es “Ve a la universidad”. Esto implica todo lo que contiene la respuesta larga. “Cree en el Señor Jesucristo” es la respuesta corta. Implica todo lo que incluye la respuesta larga.
Hechos 16:31 está conectado a Hechos 16:32.
Se debe entender la respuesta de Pablo en su contexto. Ya que el carcelero era un incrédulo, no sabía quién era el Señor Jesucristo. Era como el hombre ciego que dijo: “¿Quién es, Señor, para que crea en él?” (Juan 9:36).
Probablemente el carcelero no había escuchado nada en cuanto al nombre de Jesús antes de esa noche. Ciertamente nunca había asistido a un servicio de la iglesia o escuchado un sermón del Evangelio. No podía creer en Jesús sino hasta que supiera en cuanto Él (Romanos 10:17).
Pablo respondió con el mandamiento general de creer y luego le enseñó Quién es Jesús y lo que Él requiere (Hechos 16:31). “Cree en el Señor Jesucristo” fue el resumen, la respuesta corta, la introducción—no fue la conclusión.
Hechos 16:31 no es el plan de salvación completo (ningún versículo único lo es). Por ejemplo,
No menciona el arrepentimiento, pero Jesús quiso que se predicara el arrepentimiento en Su nombre (Lucas 24:46-47), lo cual los apóstoles hicieron (Hechos 2:37-38; 3:19; 17:30-31).
No menciona la confesión a Cristo, pero Jesús quiso que se predicara esto (Mateo 10:32-33), lo cual los apóstoles hicieron (Hechos 8:37; Romanos 10:9-10; 1 Juan 4:15).
“Cree en el Señor Jesucristo” es el Evangelio condensado seguido por un comentario bendito.
Hechos 16:31 está conectado a otros pasajes en cuanto a la fe.
“Cree en el Señor Jesucristo” es consistente con la enseñanza de Jesús de que la creencia en el Hijo es la clave de la vida eterna (Juan 3:36; 8:24; 20:30-31). Sin duda, Pablo enseñó al carcelero que aquel que cree en Jesús no se perderá, sino que tendrá la vida eterna (Juan 3:16).
Es importante usar el término “creer” como el Escrito Sagrado lo hace. ¿Qué significa “creer”? En la Escritura, la creencia tiene las siguientes características:
La fe incluye el intelecto. Los pecadores deben creer en Jesús. ¿Creer qué? Que Él es el Señor Jesucristo, lo cual indica Su deidad, humanidad y mesiazgo.
La fe es solamente tan buena como su objeto.
El pagano cree que un ídolo lo salvará.
El moralista cree que su bondad lo salvará.
El humanista cree que él mismo se puede salvar.
El cristiano cree que Jesús puede salvarlo.
La idolatría, la bondad y el humanismo no tienen poder para salvar (Isaías 45:20; Jeremías 10:23; Romanos 3:10), ya que Aquel que juzgará solamente acepta a aquellos que rescata con Su sangre (Juan 14:6).
La fe incluye las emociones (la conciencia). Debemos creer en cuanto a Jesús. La fe no es simplemente creer hechos. Es la confianza de que Cristo puede rescatar del dominio del pecado (Romanos 6:14; Hebreos 7:25) y la determinación de aferrarse a Él para recibir el perdón de las consecuencias eternas del pecado (Romanos 8:33).
La fe incluye la voluntad. La fe se cumple en la respuesta obediente (Romanos 16:26). Implica decisión. Los creyentes reciben el derecho de llegar a ser hijos de Dios (Juan 1:12).
El paciente confía en un médico, el acusado en un abogado, el deportista en un entrenador. Si el paciente no toma la medicina que el médico receta, si el acusado ignora el consejo del abogado, o si el deportista hace algo diferente a lo que el entrenador dice, muestra falta de fe debido a su desobediencia.
La fe del carcelero le guio a las siguientes acciones:
Reunió a su familia para que ellos también oyeran el mensaje (16:32).
Lavó las heridas de los mensajeros (16:33).
Fue bautizado (16:33).
Sirvió a los mensajeros (16:34).
Hechos 16:31 está conectado a otros casos de conversión.
Si alguien únicamente considera el caso de Saulo (Hechos 22:16), entonces puede llegar a predicar la salvación por bautismo solamente. Si alguien únicamente considera la narración del Pentecostés (Hechos 2:38), entonces puede llegar a predicar solamente el arrepentimiento y el bautismo. Si alguien únicamente considera la narración del carcelero, entonces puede llegar a decir que la salvación es solamente por fe.
Algunos cometen este error al decir cosas como: “El carcelero no tuvo que hacer nada excepto creer”. Hechos 16:31 enseña que la salvación es por fe, pero no enseña que la salvación es solamente por fe. No hay “solamente” en el versículo. Santiago declaró que la “fe solamente” no salva (Santiago 2:17-20,24).
Los casos de conversión en Hechos son consistentes. “…muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados” (Hechos 18:8). Este es un resumen simple. Compare las otras conversiones en Hechos 2, 8, 10, 16 y 19.
El carcelero es un buen ejemplo de lo que se debe hacer al aprender el Evangelio. Cuando Pablo terminó su estudio, el carcelero obedeció en esa misma hora de la noche. Él no objetó, puso excusas o dilató.
¿Ha creído en el Señor Jesucristo? Si todavía no ha sido bautizado, o si lo hizo por la razón equivocada, “¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados” (Hechos 22:16).
Nosotros estaremos felices de ayudarlo.
Derechos © 2019. Traducción por Moisés Pinedo. Título original en inglés, “What Does It Mean to ‘Believe on the Lord Jesus Christ”, en House to House, 24[4]:1-3.